Desde Funeral (2004) han sido uno de los favoritos de la prensa a la hora de comentar cuanto movimiento realicen, por lo mismo, cuando se supo que su quinto disco estaba en camino, se puso el foco en ellos para sobre-analizar todo comentario, actividad o adelanto que saliera de Win Butler y su banda. Por eso es que el lanzamiento de los tres singles, más su exagerada estrategia de marketing, hizo que fans y medios empezarán a moldear la idea de los nuevos Arcade Fire, alabar o criticar el estrenado sonido y su temática anti-capitalista-inmediatez.
Los canadienses parecen encontrarse en un punto muerto. Quisieron seguir por el sendero que Reflektor trazó y ahora ponerse en medio de la pista de baile, pero con un puñado de canciones que suenan poco inspiradas y tomando riesgos que no supieron sortear.
Queda claro lo que Arcade Fire tenía en mente para este, pero al mismo tiempo, uno no llega a estar satisfecho con su desarrollo. Como la banda dijo en algunas entrevistas, la idea central del disco gira en tono a querer “todo ahora”, como un síntoma del consumismo y hedonismo manifestado a través de la inmediatez. Al escucharlo, es fácil darse cuenta de que esa idea es un elemento central de las canciones. Pongamos de ejemplo las mellizas “Infinite Content” e “Infinite_Content”: dos canciones que comparten letras y acordes, una en clave punk y otra en folk, y que resulta difícil de definir si son composiciones serias o una sátira a la inmediatez y la variedad. “Quiero todo de esto ahora, pero de eso también”.
“Everything Now”, “Creature Comfort” y “Signs of Life” fueron los singles, siendo el último el más interesante sonoramente, apropiándose del revival disco, pero que carece de una lírica al mismo nivel (incluso hay una parte en o Win Butler “rapea” bochornosamente los días de la semana). “Peter Pan”, “Chemistry” y “Electric Blue”, justo en medio del tracklist, hacen querer poner el stop definitivo a un disco que hasta el momento no tiene sorpresas ni momentos grandes momentos. En especial Chemistry, que nos hace rogar al universo porque Arcade Fire nunca más vuelva a acercarse al reggae.
Electric Blue, por su parte, nos muestra a una Régine Chassagne con su aguda voz de siempre dentro de una canción claustrofóbica, que la tiene repitiendo frases sin dirección alguna y que termina por acabar en ningún lado, de hecho, se nota tanto que ya no sabe donde más ir, que la canción finaliza con un fade-out que parece forzado más que una elección estética.
La parte final del disco es sin duda la que , las tres últimas canciones antes del reprise final dan cuenta de que los momentos más calmados a Arcade Fire son los que mejor le salen. Canciones que parecen sacadas de otro disco y que son definitivamente las mejores logradas.
Este último pedazo de Everything Now nos deja con un gusto a poco. Justo cuando empieza a ponerse bueno, las canciones ya se acaban.
El disco está estructurado de tal forma, que el final de la última canción se conecta con el principio de la primera, buscando crear un loop para hacer del disco uno eterno. El problema es que no dan ganas de repetírselo.
Al final sólo queda un sabor amargo. Arcade Fire sin duda dejará oídos insatisfechos, algunos les recriminarán el cambio sonoro y pedirán una vuelta a esas raíces barrocas que los hicieron famosos, y otros estarán decepcionados de la pobre manera en que el cambio se llevó a cabo. Everything Now es sin duda lo menos atractivo e interesante que los canadienses han hecho, pero ojo, todavía no hay que empezar a cavarles la tumba.
Los canadienses tiene todo el derecho a cambiar de estilo, pero la pobre forma en que lo hicieron no deja más que decepción al ver como empiezan a arruinar una carrera hasta el momento perfecta.