PJ Harvey (47) atravesaba un momento clave en su carrera: llegaba el momento de cerrar el exitoso ciclo de Stories from the City, Stories from the Sea’ (2000), álbum que es constantemente citado como uno de los mejores del nuevo milenio, y responsable de darle un fresco aire al rock, que durante poco menos de una década, cerró sus puertas a la creatividad ferviente. La premisa para superarlo era compleja, pero a la vez, se situaba como una fórmula infalible; evocar el sonido más arcaico, sucio, bajo una composición por cuenta propia, con la británica mezclando, produciendo y tocando cada instrumento en él presente. Dos años le tomó facturarlo, y a pesar que la siempre injusta crítica no se rindió a sus pies, ella se mostró conforme. Por primera vez en su carrera empleó la palabra ‘orgullo’ para referirse a uno de sus registros. Era mayo 2004.
Las micros amarillas aún desfilaban por las calles santiaguinas. Cánticos folclóricos en cada uno de sus infinitos que viajes que hospedarían los primeros destellos del despertar cultural, ese que hoy en día se encuentra en una amplia expresión. ‘Festival SUE: Morrissey, Mars Volta, Gustavo Cerati y Pj Harvey. 4 y 5 de noviembre, Estadio San Carlos de Apoquindo’, se podía leer entre resabios de humo,en la parte trasera del transporte colectivo. ‘¿Qué será esa lesera?, se preguntaban los peatones. Los acordes británicos afinaban su aterrizaje.
El frío del sector alto de Las Condes era el telón de fondo. Arriba del escenario, y despejando con guitarras el polvo lisérgico, la ex compañera de Nick Cave debutaba en nuestro país. Mirada atípica para una audiencia que en su mayoría no sabía qué veía. Rock desnudo, políticamente incorrecto en su presentación, que mediáticamente se encuentra en el olvido. Es más: buscar archivos de cualquier tipo de su actuación es una misión destinada al fracaso.
2017, abril. Los números de meses recientes en estudio con los de 2004 en términos culturales parecen ser abismales. Decenas de productoras que congregan un centenar de shows y que muchas veces, sobrepasan sus propios límites: no es extraño ver actos internacionales en aforos con capacidad sobre las 15 mil personas todos los meses. Despertar que podemos encontrar no sólo en nuestra sociedad, sino que en la misma Pj. ‘The Hope Six Demolition Project’ (2016), es el nombre de su más reciente trabajo, uno que gesticuló en múltiples sesiones públicas en Somerset londinense e invita a mirar de formar crítica la sociedad actual. Una invitación que aterrizará en nuestro país, el mismo que la recibió en un árido panorama cultural.
En entrevista con El Mercurio, Mick Harvey, parte fundamental de The Bad Seeds, y actual integrante de la banda de apoyo de la británica—además de productor de ‘Let England Shake ‘(2011)—, reveló que en noviembre se podría concretar la segunda vez con Chile de la británica. “Es posible que vayamos a Sudamérica en noviembre. No está agendado todavía, pero definitivamente ese es el plan”, explica.
“Hay algo muy fuerte en Polly, al igual que en Nick (Cave): ambos son escritores y ella es muy comprometida con el proceso de escritura y se lo toma muy seriamente. Y, de alguna manera, todo eso surte efecto cuando encuentra las ideas correctas”, agrega. A la par, se refiere a la participación del chileno Alain Johannes en la banda de Harvey: “Lo adoro. Somos grandes amigos. Él se hizo amigo de Polly cuando vivía en Los Angeles con Natasha (Shneider), su ex esposa. Polly siempre me hablaba de ellos y solía llamarlos ‘los rusos’, porque Natasha había nacido en Letonia y Alain tiene raíces polacas. Yo recién lo conocí hace dos años, cuando grabamos el disco ( ‘The Hope Six Demolition Project’). Es un guitarrista asombroso”, concluye.
Su más reciente trabajo ahonda en una mirada sensorial y narrativa, cosechando una lírica única.”Cuando estoy escribiendo una canción visualizo la escena completa. Puedo ver los colores, puedo decir la hora del día, puedo sentir el estado de ánimo, puedo ver el cambio de luz, las sombras moviéndose, todo en esa imagen. La recopilación de información de fuentes secundarias se sintió demasiado remota para lo que yo estaba tratando de escribir. Quería oler el aire, sentir el suelo y conocer a la gente de los países con los que estaba fascinada”, relata.