Metronomy: quién pensaría que esta fresca y extrovertida propuesta tiene casi 20 años de vida. Directamente desde Devon, Ingalterra esta particular y colorida banda se presentó el mismo día en que Argentina se quedaba sin Lollapalooza debido al intenso clima que de desenfrenó aquel trágico fin de semana. A pesar de una reprogramación en los días sábado y domingo del festival, cambios de escenario y demora en los instrumentos, Chile puedo sobrepasar las circunstancias climáticas que arrastraba el país al otro lado de la cordillera. Así, Metronomy se vio inmerso ante un extenso público ecléctico por tercera vez, desafiando con una propuesta extremadamente refrescante e intrépida.
Nuevamente era el mediodía y la reprogramación seguía acechando a sus asistentes. Para nuestra fortuna el show de Metrtonomy solo fue adelantado 15 minutos y sus debidos receptores llegaron al lugar indicado. 4.45 pm. y el cuarteto estaba arriba. Telón gris azulado tapaba la mitad del escenario, generando una atmósfera monocroma que se alineaba con las vestimentas de la coordinada banda, siendo Olugbenga Adelekan el destello de color amarillo con aquella elegante camisa saturada.
Del “Summer ’08” “Back Together” comenzó a mover nuestros hipnotizados cuerpos. Con unos sintetizadores muy setenteros, esta ilusión monocroma y bailable comenzaba con una entrega vocal de Joseph Mount muy a lo Bowie. Destellaba vibras disco y vibras del “Let’s Dance” de Bowie quizás, despertando nuestras sensibilidades bailables. “Miami Logic” le sucedía al igual que en el largaduración, sumergiéndonos en un colorido y suave trance que nos insertaba en su ilusorio mundo monocromo, mientras las armonías resonaban entre el cuarteto. Aquellos destellos del “Let’s Dance” se mantenían bastante fuertes, con una brillante esencia funk vieja escuela sus sonidos deslumbrantes se metían entremedio de cada participante, como si fueran aquella cámara del streaming que rondaba por todos los asistentes.
Fue “Old Skool” lo que continuó con su último LP, título que además se insertaba perfectamente a lo que estaba sucediendo en escenario. Considerando los 35 años que acumula Mount, todos estos sonidos que vuelven a nosotros con nostalgia y carácter tienen mucho sentido ya que recuperan aquellos momentos de los 80 y finales de los 70 que se incorporan como acontecimientos musicales de la adolescencia de la banda. Era un acontecimiento en donde el baile no cesaba y las energías no bastaban.
“The Bay” era uno de los temas que se predecían desde la lejanía, desde aquella primera vez que en 2011 destelló ya como un clásico. Con aquella frescura colorida el cuarteto se mantenía energizado por sus composiciones y la extasiada energía de las primeras filas, que tal como en LCD Soundsystem dos días antes no habían cesado el movimiento. Este tema además estaba especialmente dedicado a las montañas que pintaban el paisaje festivalero, en lo que veíamos como un hermoso horizonte santiaguino despejado. “16 Beat” aparecía reluciente con armonías muy a lo Pond, con aquel falsetto guía que repercutía hasta la lejanía.
“I’m Aquarius” destellaba como el tema que describieron como”all about feeling beautiful”. Con un sintetizador que tenía claras referencias en el progresivo setentero, nos marcaba aquellos pasajes que describían su perfecto mundo monocromo como una ilusión de sus coloridas y texturadas composiciones. “Love Letters” vino hacia el noveno lugar en el setlist, tema que lograba estallar hasta los últimos rincones del pasto de Lollapalooza, penetrando en aquellos asistentes pasivos al final del recorrido.
En “Everything Goes My Way” Anna Prior se desprendía de la batería y se la dejaba Joseph, tomando el rol frontal del escenario y con su delicada y potente voz nos deleitaba en la lejanía. “Reservoir” fue con lo que terminó una dulce jornada de una hora. Con referencias vivaces y saturadas en color, se adentraron en su broche de oro. Con suavidad y bailes de ensueño despertaron el fervor en los últimos segundos.
Metronomy aclaró muchas hechos en su presentación, entre ellos su potencia audaz y profesionalismo. Una banda inglesa que despierta todo aquello que mueve nuestras extremidades fusionando un impresionante espectro de influencias musicales. Desde tintes claros de Bowie y energías disco Metronomy se deslizaba con una elegancia preponderante y se atrevía a teñir todo el festival con colores atrevidos. Uno de los shows más consistentes y ágiles que se presenciaron el domingo en este agitado y reprogramado día. La calidez en sus composiciones destellaba a pesar de su fría vestimenta, consolidándose como una increíble propuesta vivaz y renovada, siendo que sus años de actividad se extienden a casi 20. Coloridos, salvajes y audaces, Metronomy reflejaron interesantes colores de ensueño es esta su tercera aparición en Chile.
Los británicos de Metronomy, agendan su regreso a nuestro país para el próximo 5 de diciembre, en un concierto que se realizará en la explanada de Centro Cultural Matucana 100. Más información en el siguiente link.