A lo largo de este año hemos presenciado cómo Santiago Fusión ha acertado en sus propuestas, Hiromi y Swans por mencionar algunos, éste el penúltimo deleite que nos ofrecen, aparece como una explosiva y extrema velada en una combinación que como mínimo podemos tachar de infalible. The Aristocrats por un lado con su intenso caos enérgico navegan por el progresivo de una manera asertiva juntando a tres mentes brillantes con una química indiscutible. Por otro lado, no lejano, Adrian Belew y su power Trio recorren décadas de material del culto junto con nuevas composiciones, colmando la Cúpula de ataques nostálgicos y desenfrenados desquites de energía.
The Aristocrats entonces, son los encargados de honor para abrir el escenario, a las 8pm en punto y con una humildad que presenciamos durante toda su presentación. Ésta banda en particular se forma en el reciente 2011 a partir de una presentación espontánea que unía a aquellos tres caballeros: Marco Minnemann, Bryan Beller y Guthrie Govan, todos por lo demás de diferentes nacionalidades. Su armoniosa aparición musical comienza de golpe con “Stupid 7” ya desintegrando nuestras mentes con esta composición de Marco Minnemann uniéndose a la perfección con “Culture Clash” . Ambas nos atisban la increíble tensión musical que se olvida del 4/4 y prima el equilibrio entre los tres instrumentos en creaciones con altibajos sentimentales unidas por el doble pedal. A continuación se hacen presentes con “Texas Crazypants” la cual nos hace saber Beller de su peculiar historia la que involucra un choque en el estado de Texas y mujeres iracundas, creando el soundtrack perfecto de persecución progresivo.
“Desert Tornado” de la segunda producción de la banda también nos proporciona un trasfondo, esta vez con Minnemann a cargo, el cual nos cuenta un desafortunado encuentro con un tornado y su brillante idea de intentar escaparlo. Entre las explosiones mentales experimentadas podemos mencionar “Pig’s Day Off” donde incluyen a sus plásticos amigos en un jugueteo inteligente robando la puesta en escena, y “Smugler’s Corridor” que se posiciona como un opening alternativo de Breaking Bad. El término llega de la.mano de “Kentucky Meat Shower” y “Get It Like That” por la interminable ovasión del público que quedaba deseoso del retorno al escenario de tan balanceado trío de genios.
En 15 minutos solamente el escenario muta para Belew, el cual trae en su formación a los extremadamente virtuosos Julie Slick en bajo y Tobias Ralph en batería. El desempeño de la banda estuvo dividido en dos sets con un intermedio de 10 minutos, en donde en su mayoría trae de vuelta el fantasma de King Crimson en una rejuvenecida puesta en escena.
El primer set fue ágil y rápido, impregnado de la energía inagotable de Belew recorriendo en primera instancia sus propias creaciones en solitario con “Big Electric Cat”, “Men In Helicopters” y “The Love Rhinoceros” para luego indagar por su paso en los reyes del progresivo con “Dinosaur” o “One More Time”. Cabe mencionar aquí el increíble desempeño de Belew, el cual a los 66 años lo único que le pesa son sus elocuentes, magistrales en incontables composiciones.
El segundo y set final fue aún más caótico y nostálgico que el anterior comenzando con “Heartbeat” del “Beat” que nos deleitaba KC por aquel 1982, atacando de manera certera al intenso público. Para mayor deleite aún “Matte Kudasai” entra para romper las reglas y recrear esa atmósfera que creíamos estaba disuelta. Llegando a la segunda pausa de la noche, la banda vuelve con una inseperada aparición de Marco Minnemann quien se enmarca en un duelo por todo el escenario con Tobias Ralph, el cual culmina en “Indiscipline” superando todos los límites sonoros que habían sido impuestos en la velada.
Finalmente la impresión que nos deja primeramente The Aristocrats en su primera presentación en Chile es , el recorrido fue más que satisfactorio para los deseosos de progresivo instrumental, deja una huella como un recuerdo efusivo. Ya hemos mencionado su química infalible, una que se desborda en el acto, y nos atisba esa relación estrecha entre los integrantes, una química que sólo puede crear momentos extraterrenales como éste. Dentro de éste extracto casi celestial nos entregan los detalles, influencias e inspiraciones presentes en cada composición, dejándonos con una imagen mental específica y acertada para el desarrollo de cada una, para sumergirnos en tornados y lluvias de carne en nada menos que un deleite indiscutible, siendo entonces la perfección un término que no queda lejano de lo entregado por el trío. Algo exótico y lleno de groove, energético e interminablemente intenso.
El jamás veterano- que realmente alberga el nombre de Robert Steven- nos demuestra por qué Frank Zappa nos indicaba que Belew había reinventado la guitarra eléctrica, llevando su enfoque impresionista particular más allá de los sonidos convencionales. Ya sabemos de su trabajo con Bowie por el 78, con Brian Eno y Talking Heads, pero más allá de todo aquello que lo ha marcado, por sobretodo Zappa, no queda más que decir que lo insuperable se ha enmarcado en Adrian Belew. Lo anecdótico queda de lado cuando su esencia se hace presente, un altísimo estándar creativo y una ejecución notable de parte de los tres músicos es lo que nos queda de este nuevo paso por nuestro efusivo país.
Cerramos con una cita que nos brindó Santiago Fusión antes del show: “Belew le pidió a Zappa que le enseñara las reglas de la música, para aprender a leerla. Zappa le contestó: “No te enseñaré, tu no sabes las reglas… por lo que puedes quebrarlas”.