Pareciera haber una percepción general de que los últimos diez años ocurrieron sin que nadie se diera cuenta. Sin embargo, tampoco es difícil percatarse de que dicha década no ha pasado en vano.
Esa sensación también acaricia la nostalgia y la incierta mirada al futuro de Andrés Nusser, un viejo conocido de quienes se deslumbraron con una de las generaciones más innovadoras y potentes de la escena musical local. Esos locos años en los que la música chilena aprendió a hacer las cosas a su pinta, abriendo las puertas del alguna vez llamado “paraíso del pop”.
“El otro día alguien me decía que el último show de Astro fue hace como 8 años o más. Yo no me acuerdo, no llevo la cuenta, pero cuando me dijeron 8 años fue como ‘wow…’. Me sentí más viejo que la chucha”, confiesa quien fue líder de una de las primeras bandas nacionales que fue capaz de fluir en el lenguaje de festivales como el Lollapalooza, que alguna vez fue una espectacular novedad, para un Chile que recién podía dimensionar lo que significa vivir en el Siglo XXI.
Justamente, Lollapalooza es, en su duodécima edición, el espacio donde el ex Astro, volvió a decir presente en los grandes escenarios, aunque esta vez, en un formato distinto, con otro aire y otra manera de entender sus propios procesos creativos. Quizás, otra identidad.
Coherencia y fidelidad
De eso último va la nueva propuesta de Nusser, quien hace pocas semanas estrenó el EP, Cora, su primer trabajo de estudio como solista, en el que pareciera haber plasmado la esencia del artista en el que se ha transformado en estos últimos años.
“En términos de las letras, dije que iba a hablar de cosas reales, cosas que me pasan, aunque en algunas canciones como Cy uno diga como ‘oh, que weá está hablando’, pero te puedo hacer una bajada de eso. O sea, están hablando cosas reales las canciones, cosas que me pasan a mí y eso lo he aprendido de muchos artistas que dicen como ‘loco, si hablai de lo tuyo, te va a salir nomás’, entonces eso está ahí”, explica el cantautor.
El EP Cora, cuenta con tres canciones: La ya mencionada Cy, Contra y Cora, las que definitivamente exponen los resultados de un diálogo personal o una búsqueda que pareciera haberlo llevado de regreso a casa, porque cada track permite percibir un lenguaje sonoro, lírico y estético que habla a susurros, con templanza y calidez.
Además, por si fuese poco, el mismo lanzamiento es también la antesala de un Larga Duración que podría ver luces este mismo año: TE AMO MUCHO CORA.
“Ese disco lo hice en la pandemia y tuve mucha suerte de pasarla en Pucón. Me había ido justo un poquito después del Estallido Social, estábamos listos para irnos. De repente ocurre la pandemia y estábamos en el mejor lugar del mundo, que era la montaña, para pasar una pandemia. Entonces, aprovechamos esa suerte para hacer música, no cruzarnos de patas y por eso el álbum. Toda su influencia es mi relación con mi pareja, la montaña y el bosque. Son todas cosas personales, filosofías personales y cosas que pasaban en el corazón”, confiesa el productor y compositor sureño.
El detalle no fue menor, porque mientras se acababa el mundo, Andrés se atrevió a re-construir su propio universo creativo, lejos del caos externo y la entropía interna, para dejarse llevar por el sosiego de la madera y el frío de los Andes.
“Soy de Osorno. De alguna manera eso hace que esto no sea una manera plástica de interpretar la naturaleza, sino que el bosque me alimentó para yo hacer la música. Entonces, no es que esté cantando de árboles, sino que es la energía de eso lo que me nutrió para entregar la música, de manera real, no estética”, complementa.
Ensayo, error y corazonadas a flor de piel
Pero todo esto no es pura poesía, pues el desarrollo de su nuevo EP y futuro álbum, fueron parte de un extenso periodo de trabajo, prueba, error y revisión al servicio de la música.
“Lo que más te puedo decir es que hubo que aprender una tonelada de cosas para poder llegar a lo que presentamos. No te voy a decir que es lo mejor del mundo, pero es la mejor versión que pudimos hacer”, señala Nusser, y agrega que “queríamos la voz frontal, muy frontal, muy seca y encontramos que era mucho más difícil. Uno se hace la idea de que es la voz con menos tratamiento la que puede ser menos desafiante, pero al final es lo más difícil de lograr”.
Para llegar al resultado de lo que se puede escuchar en el EP, Andrés advierte que “hubo que ensayar cómo cantar bacán, hubo que aprender cómo hacer la ingeniería de eso, la post producción y, por supuesto, desarrollar todo lo que tiene que ver con el imaginario audiovisual y lo que tiene que ver con tocar esto en vivo. Ha sido mucho trabajo para poder entregar algo que, creemos, está bonito”
El intérprete detalla que todo eso de la identidad también se puede percibir desde lo sonoro, porque “cada vez que tomaba una decisión sobre si iba tal instrumento o no, o ya desde lo más micro, el cómo suena este instrumento o su ecualización… de lo más chico a lo más grande, dependía de si se sentía bien y el no hacerlo, era si no lo sentía. Por eso me demoré harto en terminarlo, pero aprendí mucho con eso. No creo que en un futuro me demore tanto. También, es por eso que hay una coherencia, porque si erís fiel a tí, va a resultar orgánico y coherente”.
Detrás de cámaras
Esa manera pausada de trabajar y la serenidad de escuchar la intuición es propio de quienes podrían considerarse como personas que ya han recorrido un trecho, acumulado experiencias y aprendido de ellas. Pero específicamente, en el caso de Andrés, todo esto también responde a su rol como productor musical y el haber trabajado en conjunto con muchos otros creadores, que le han permitido ampliar su perspectiva a la hora de hacer.
“Tener la visión de otros artistas y no hacer lo tuyo siempre, está bueno y también vas a abrir el abanico de cosas. Creo que mientras, no necesariamente que haya que abarcar mucho, pero si conoces otros mundos, vas a tener posibilidad de que el tuyo sea más afinado a ti mismo, porque tenis más material con el cual afinar”, explica el osornino.
Esto último tiene mucho sentido cuando consideramos que Nusser, en los últimos años, ha estado al pie del cañón apoyando otras producciones e ideas, sin dejar de lado su propia carrera artística, aunque hace una importante advertencia para quien busque nutrirse de otras maneras de hacer las cosas, ya que “tenis que estar consciente de eso, de tener tantos caminos, porque tenis un montón de cosas volando en el aire y ¿cómo las bajai a tí?”.
¿Y Astro?
Nusser no reniega en ningún momento de su primer paso en las ligas mayores, pues con cariño reconoce que los años con Astro fueron parte de algo “increíble. Siento que, en ese momento, todo era como una plantita creciendo fuerte. De hecho, fue como ‘Wow, ¿por qué se terminó?, si iba creciendo y creciendo’, pero yo me estaba destruyendo”.
“No me gustaba mucho, como persona, en términos de qué hacía o la energía que tenía. Creo que la exposición a mucha fiesta y alcohol, yo no estaba solucionado emocionalmente, tenía muchas weas que arreglar de pendejo. La típica un poco de que, en algún punto de tu vida te topai con el que no querís ser, y a mi se me topó ahí, en ese momento, más expuesto que nunca. Fue mucho”, explica Andrés sobre lo que le pasó mientras abrazaba la fama por primera vez, en un mundo que recién aprendía a enfrentarse al caos mediático de las redes sociales tal y como hoy las conocemos.
“A veces tocai fondo porque estai con demasiada carga. Creo que pa’ hacer estas cosas bien, tenis que hacerlo sano, sino caís como en malas cosas. Conocemos cuántas historias de artistas, todo el Club de los 27 y así como todo lo que se pueda ocurrir, de gente que no estaba lista. Era una planta que crecía, pero no estaba listo, entonces terminó como cayéndose la weá. Me pasó así, pero safé, por poquito”, explica sin tapujos y seguro de lo que hoy significa su propia experiencia de estar vivo, y aprovechando de aclarar el “¿por qué desaparecí tanto rato? Porque tenía que primero arreglarme como persona y después continuar como músico. Pero aquí estoy, creo que estoy arreglado. Creo ser mejor persona, me siento tranquilo”.