El colectivo animal estadounidense fue el tercer grupo en hacer presencia en Club Fauna. Luego de un psicodélico show de los transandinos Perras on the Beach, el aparataje instrumental fue sustituido por lienzos de colores, dos sillas y un par de guitarras acústicas. Avey Tare y Panda Bear se escabulleron sobre la escena para brindar una íntima, aunque ácida presentación. Un medio del cuarteto con delicadas cuerdas sobre los dedos, listos para rememoran una de sus producciones más amadas: “Sung Tongs” (2003).
A pesar de haber publicado hace apenas unas semanas un nuevo álbum, la banda decidió moverse por este lado del planeta con un trabajo más antiguo y clásico. Y en su decisión, se vieron brindando un show personal y psicodélico. Con la ayuda de una serie de efectos, la diversa reverberación de voces, acompañada de un delicioso vaivén de arpegios, el duo envolvió al acotado recinto en una onírica atmósfera.
Los juegos de voces constantes se conjugaron junto a extrañas baladas musicales. La naturaleza de la placa le da una esencia atípica a un show que consistió casi totalmente de sonidos acústicos y montajes orales. Cosa de brindarle una esencia única a un espectáculo que es tan excéntrico como atrapante. Animal Collective entregan una poesía visual, que nada tiene que ver desplazarse sobre el escenario, o tener una cercanía especial con su público. Muy por el contrario, establecen una sólida distancia, enmarcando sus somnolientas melodías en una psicodélica combinación de punteos acústicos.
Siguiendo una presentación experimental en “Leaf House” y “Who Could Win a Rabbit”, la agrupación mantuvo una línea constante que no vio un momento flaco en sus armonías extranjeras y vanguardistas. Lo reducido del instrumental se vio intesificado en un atractivo movimiento de efectos sobre las vocales y cuerdas. Siendo uno de los cortes más extensos: “Visiting Friends”, un punto cúlmine. Con longevas armonías orales, desplazadas hipnóticamente entre los hombros de sus auditores.
A ratos el espectáculo parecía no estar moldeado para el tipo de show que el festival ofrecía. Las oníricas melodías del duo tienen una esencia que se desprende completamente de lo divertido y bailable. Por lo mismo, fue común que la distancia con el público no conectara, y muy por el contrario, llegara a arrastrarse monótamente, dada la naturaleza de un espectáculo que un sector de los auditores no fue a ver. Quizás en un futuro, una presentación de la esencia de esta, pueda encontrar su lugar en un recinto y público que esté moldeado para ella.
El duo estadounidense trajo a casa cada segmento de un show completamente excéntrico. Que incluso aunque pudo ser más extravagante de lo que la instancia requería, supo combinarse salvájemente en un montaje de sonido, que en ningún sentido se aleja de lo que sus composiciones de estudio muestran. Al desplazarse con un álbum conceptual bajo el brazo, el grupo mantuvo una narrativa constante en que cada corte encontró su lugar y momento. Entrelucido en ácidas maniobras de cuerdas.
Setlist:
- Leaf House
- Who Could Win a Rabbit
- The Softest Voice
- Covered in Frogs
- Winters Love
- Kids on Holiday
- Sweet Road
- Visiting Friends
- College
- We Tigers
- Mouth Wooed Her
- Good Lovin Outside
- Whaddit I Done