En los faldeos del cerro, donde aparece la virgen de Villa Alemana, se escucharon sus primeros acordes. Riffs afilados eran conjugados con una inusual mezcla para la época, acostumbrada a sonidos refinados: reggae, rock, ska y cumbia. Una suerte de “necesidad, descarga y violencia” teñida de largas conversaciones sobre cuán injusta era la sociedad con la clase trabajadora; el vino se servía al ritmo de las manillas del reloj. Él verdulero, conocido ‘entre los suyos’ como ‘Macha’, caminaba largos trechos sólo a fin de ‘fumarse unos cañitos y ponerse a tocar’. Una costumbre instaurada hace ya más de 20 años, y que se repite en cada fecha que La Floripondio hace bailar ‘como mono’ a toda su audiencia; algo que lógicamente ocurrirá el próximo viernes 30 de diciembre, cuando el conjunto despida el año en Espacio San Diego.
La Floripondio es un grupo iniciado en 1991 en Villa Alemana, liderado por Aldo Asenjo, quien a su vez tiene su propio grupo de cumbias paralelo a la banda Chico Trujillo. Al principio comenzaron tocando en los escasos lugares que existían en la época, y por sus propios medios lanzan su primer disco Muriendo Con Las Botas Puestas (1993).
Desde un comienzo, tal como puntualiza MusicaPopular, la energía de sus conciertos no tenía parangón. Una fuerza auténtica, pero «que molesta, como una piedra en el zapato», en palabras de su líder. Tanto así, que el circuito chileno comenzó a entramparlos en un circuito de difusión más reducido que sus expectativas. Que eran «demasiado chilenos para Chile» llegaron a decirles en una radio. Una exitosa primera gira por tres ciudades alemanas, en 1997, y otra aún más larga en 1998 dejó al grupo entusiasmado con la idea de una mudanza a Europa. Desde entonces, la banda vive medio año en Berlín y medio año en Chile.
La enciclopedia continúa explicando que su distancia de Latinoamérica exacerbó el gusto de la banda por lo tropical, y su repertorio comenzó a teñirse cada vez más de ritmos caribeños. Según Macha, «la banda supo acoger su tradición y ponerla al servicio de su nuevo público sin contradicciones». Tanto fue agitándose ese nuevo repertorio, que el grupo decidió encauzarlo en un proyecto paralelo: Chico Trujillo, un grupo especializado en cumbia.
En su catálogo aparecen registros que coquetean con lo experimental bajo un lenguaje de raíces sudamericanas: Muriendo Con Las Botas Puestas (1993), La Manda del Ladrón de Melipilla (1995), Atontahuayoprensao (1997), Dime Qué Pasa! (2001), Paria! (2005) y Hipertenso (2011)
En la oportunidad el conjunto liderado por Aldo Asenjo, presentará su más reciente registro: Gimnasia para Momias. Él se gestó en la localidad de Cáhuil, ubicada a 15 kilómetros al sur de Pichilemu, donde dejaron fluir sus ideas, junto a la naturaleza y el ruido de sus instrumentos.
«Teníamos algunos temas sueltos que habíamos grabado en Valparaíso, también había otras ideas más, hasta que dijimos ´es momento de hacer el disco´ y nos fuimos a Cáhuil. En invierno de 2014 nos fuimos, nos desconectamos de todo, del trabajo, de los amigos, de la familia, de todo. Dedicados 100% a la música, desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos», explicaron sus integrantes.
Entradas a la venta en puertas del recinto (San Diego 1455), con un valor general de $5.000. General: $7.000.
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