Existen fenómenos musicales, tanto buenos como malos. A simple análisis los malos son los que no se acercan mucho a lo musical y sólo perduran por un tiempo limitado. Por otro lado, los buenos fénomenos son aquellos que despiertan un área musical interesante, que perdura y traspasa el tiempo. Acá podemos tener a varios británico en la lista, pero lo que hoy nos acontece es la presentación de Cage the Elephant en la versión 2017 de Lollapalooza Chile.
Esta vez, como ninguna otra, se relatará desde el final hacia adelante: sin polera el frontman Matt Schultz yacía sobre las manos de un público que lo sostenía, su sonrisa se hacia distinta a la tristeza que sus letras expresan, su relajo se vio cuando su cuerpo estaba estirado sobre las manos de los más acérrimos fanáticos en primera fila. El quinteto registraba su última canción y tercer regreso. Se antepuso Shake me down, coreada, bailada, gritada e incluso mosheada.Come a Little closer, sin duda la más ovacionada por todos, fue donde estallaron las emociones o más bien el recuerdo de la letra, porque es aquí donde se marca un antes y un después en la presentación del quinteto.
Como se esperaba la explanada del VTR Stage estaba llena, no toda la gente del Lolla claro está, pero sí ese público ya recurrente a todas las versiones del festival itinerante. Sonaron ‘Telescope’, ‘Mess Around’, ‘Cold Cold Cold’, ‘Too Late to Say Goodbye’ por nombrar algunas (recuerde que están en orden inverso). pero si bien había mucha gente, no todas estaban de lo mejor, no quiere decir que no lo disfrutaron pero no es un show para quedar cansado, hay mucho vacío, y eso no es problema, lo que sí podría serlo es que su frontman es tan eufórico que la implicancia al público pareciera no ser la misma. Obviamente había un sector de la audiencia que cantaba y se emocionaba como si fueran sus últimos segundos sobre este mundo, eso está de lo mejor, esos son los fanáticos que quizá gran mayoría de los artistas quisieran querer, pero se reitera, no era la mayoría.
Salieron a escena de la misma forma que después se despidieron: como amigos de la casa. Sus venidas e idas se hacen notar en la relación, los que critican que es la tercera vez que viene el mismo artista bien está criticando que viene uno por primera vez y no lo conoce, es rara la relación que se pide, la critica esta en todos lados y muchas veces sin fundamento, puede que no sea un problema que hayan venido por tercera vez, no hay tanto drama en aquello; ¿de que están viejos? Pero obvio, sí están viejos, gente recuerde que el tiempo pasa y no se detiene lo mismo para todos nosotros, pero todo lo anterior no tiene inferencia en la calidad musical que percibimos.
Partieron plano, extremadamente plano, son buenos, sus sonidos son casi perfectos para sus fines, uno que otro problema técnico pero nada del otro mundo, terminaron en alto con sus caballitos de batalla anteriormente mencionados. Cage the Elephant se va de la casa de visita, pero deja una experiencia reflexiva, quizá hay que cambiarle la jaula al elefante.