Era el cierre perfecto para una noche repleta de emociones. Con el alucinante solo de Comfortably Numb David Gilmour escribía un capítulo más en la larga historia de espectáculos nacionales en nuestro país; esos que iniciaron con un Estadio Nacional rendido a los pies de Rod Stewart y que el 12 de diciembre pasado veía como una de las deudas históricas, finalmente se saldaba.
Haciendo la cuenta son pocas las bandas o artistas que nunca han pisado tierras chilenas. Podemos enumerar a Gorillaz, Tool, Portishead, Sigur Rós, entre muchos otros, pero ninguno de la relevancia y significancia histórica como Iggy Pop. La “Iguana” eso sí ha tenido varias oportunidades para brindar un inédito show en este lado del mundo: 2006, 2009, 2013 y 2015 han sidos los años en que Iggy efectivamente ha visitado el continente, o ha negociado su venida…con resultados negativos lógicamente.
Hoy, dicha “mala racha” de la cercanía del líder de The Stooges con Chile llegó a su fin: el próximo 10 de octubre debutará en el Movistar Arena. Esta será la primera visita en más de diez años de la voz tras I Got a Right a Sudamérica, y la segunda bajo su faceta solista desde 1996, en donde participó del show despedida de Ramones.
El anuncio se da luego de la edición de Post Pop Depression, un nuevo álbum de Iggy Pop compuesto y producido junto a Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age (QOTSA). La banda que lo acompaña en ese trabajo la componen Matt Helders, de Arctic Monkeys, en batería; Troy Van Leeuwen, de QOTSA, en guitarras; y Matt Sweeney, de Chavez, en bajo.
“En la vida americana, como es tan hipercompetitiva, ¿que sucede cuando tú finalmente eres un inútil para todo el mundo excepto, esperemos, para ti mismo? ¿Qué pasa entonces? ¿Puedes seguir siendo de utilidad para ti mismo? Yo tenía un tipo de personaje en mente. Era una especie de cruce entre yo y un veterano militar”, explicó Iggy sobre la producción.
Can’t Stand Me Now
Eran los principios de la década del 2000. Los vientos de cambio en el rock intentaban correr con fuerza, pero poco y nada se lograba: el pop vivía su era de oro, una que incluso en números superó con creces a los revoltosos 80s; el grunge venía ya en decadencia hace varios años, y el britpop quemaba sus últimos vestigios. Urgía un nuevo aire y se dio. Se hacían llamar The Libertines y traían un fuerte recorrido de las calles; drogas duras, juergas hasta el amanecer, y una actitud violenta era lo que plasmaban en el escenario. Fueron protagonistas en Reino Unido no así en el resto del mundo. Su aporte fue vital y no reconocido, a tal punto que una de las bandas más importante del momento, Arctic Monkeys, en innumerables oportunidades los han señalado como una de sus fuentes principales de inspiración.
Su retorno —uno de los más vitoreados de la década— se materializó en la edición 2014 del British Summer Time. Aprovecharon la atención mediática para anunciar que se encontraban trabajando en su tercer álbum. Él llegó un año después bajo el título de Anthems For Doomed Youth, y mostró que la esencia de la banda se encontraba intacta. Los reyes volvían por su trono.
Un recorrido resumido a grosso modo que obliga a tomar respiro. Una historia de la que es quizás junto a no más de seis bandas, una de las más grandes de los últimos 15 años. Toda esta trayectoria se unirá a la legendaria de el citado Iggy Pop en la ya a estas alturas “histórica” jornada del 10 de octubre en el recinto de Parque O’Higgins.
En la oportunidad el conjunto promocionará su más reciente álbum Anthems For Doomed Youth (2015). Él se gestó mientras Peter Doherty se encontraba en un centro de rehabilitación en Tailandia el 5 de diciembre de ese año, The Libertines firmó allí con la discográfica Virgin Records para grabar su tercer disco en el 2015. En enero de 2015 se anunció que Doherty había completado con éxito su tratamiento de rehabilitación y se había unido a sus compañeros de la banda en la grabación de su tercer álbum de estudio.
Tickets a la venta por sistema PuntoTicket desde el próximo martes con valores que van desde los 25 a 56 mil pesos.