La complejidad de Henry se instala en nuestro territorio para volver al jazz y al funk, para volver a todo lo que hemos dejado. Una nueva jornada gracias a Santiago Fusión que ha penetrado en lo más profundo de la emocionalidad, en algo que comienza como un órgano solista y culmina en funk de corte rebelde. El color de composiciones que llenan vacíos se apodera del escenario liderado por quien mismo nos convoca, un prematuro multi instrumentalista de tan sólo 30 años que transmite los paisajes de generaciones pasadas y presentes.
La ceremonia jazzera da su inicio desde lo nacional resaltando al saxofonista Franz Mesko junto a su técnica mixta, la cual se compone de un sinfín de colaboraciones en escenario. En esta presentación se despliega una propuesta jazz con densos tintes de rap chileno, algo que se puede mostrar como atrevido y una gran.bofetada jazz de realidad. El viaje estuvo cargado de diferentes sabores fusionados tanto desde el mismo Mesko como desde DJ Pérez resaltando aquella condición contemporánea de la cual se sentían inevitablemente cargados. Un jazz fresco que llega hasta solos de batería afrobeat, se desliza por 5 voces diferentes y en dónde aquel género sin límites abuse en el buen sentido experimental de su propio nombre, la técnica mixta: un interesante jazz fusión de nicho chileno.
Finalmente la hora llegó en donde Cory Henry desplegaba sus mejores armas para una noche indescriptible. Su set se aproximó 13 temas los cuales giran en torno a su más reciente proyecto en vivo “The Revival” el cual despliega en su mayoría la afección y cercanía hacia su órgano, presentando interpretaciones que reviven clásicos y se muestran infestados de sabores muy propios.
La apertura se realiza con dos temas en solitario del neoyorquino, en algo así como quince minutos intenta la conexión directa con los receptores, los cuales fueron sumergidos en su B-3 por el cual se deslizaba con una desquiciada dulzura. Al tercer tema se le suma el señor TaRon Lockett el.mítico baterista de los Funk Apostles transformándose el escenario en una catástrofe fusión. Así.mismo experimentan distintos colores en suaves pasajes con inesperados tintes ácidos y desenfrenados resaltando la versatilidad del apóstol del funk. Juntos se desenvuelven con una versión de “Drown in my own tears” de Ray Charles atravesando miradas desde una suavidad que nos dejaba flotar en el teatro.
El segundo apóstol hace su aparición en escena a eso del segundo tercio de la mágica velada, Sharay Reed hace su aparición culminando la velada en lo máximo del funk colorido y catastrófico. Su llegada se marca como un punto de inflexión formando un trío orgánico y sensual. El último tema antes del esperado encore es “Naa Naa Naa”, composición del mismo Henry que él llamó “canción que me pone feliz hasta cuando estoy feliz” produciéndose el quiebre de la noche. El coro realizado por la audiencia logra hacer la perfecta conexión entre el vacío que se produce en el encore y creando un retorno glorioso y emocional que culmina en 20 minutos de covers funk con una gran carga de raíz afroamericana.
La comodidad con la que se desenvuelve Cory anoche crea una emotiva y compleja instancia la cual no es azarosa, y lo demuestra desde que se quita sus zapatos hasta después del mismo cierre en donde baja del escenario para compartir abrazos, fotografías y gratitudes a los asistentes. No queda duda de la genialidad que nos presenta en su natural despliegue escénico, pero además nos deja reconocer en él la misma libertad de la cual nos habla. La interesante y acertada decisión de presentarse junto a un par de los funk apostles transforma su llegada en una casi profética. La medicina musical que nos transmite envuelve de aquella energía y felicidad inagotables de las cuales se caracteriza. A sus 30 años lleva en su figura 28 junto a su fiel órgano con el cual nutre a miles de aquel color vital. Un acontecimiento plasmado de sabor, versatilidad, humildad y dulzura, una mezcla que viene a colmar este árido mundo de armonías sensibles y cercanas.
Damos el cierre del maestro Cory Henry con una cita que extraemos de anoche bajo el marco de Santiago Fusión.
“No dejen que el mundo los haga vivir con miedo”