Las drogas y los músicos siempre van de la mano. Así de simple. En el caso particular del vocalista de Blur, Damon Alarbn, él empezó a consumir heroína en los años álgidos del Britpop, cuando era novio de Justin Frischmann, la cantante de Elastica.
Damon declaró a la revista Q que su relación con la droga fue “increíblemente creativa” y le ayudó a cambiar como músico: “Odio hablar de la heroína, por mi familia. Pero, para mí, fue increíblemente creativo. Me liberó… Una combinación de eso y tocar material bonito, simple y repetitivo en África me cambió por completo como músico. Sólo puedo decir que la heroína era increíblemente productiva para mí”.
Muchas veces no es la droga, es el uso que se hace de ella. Por desgracia la gran mayoría de la gente no sabe utilizarlas y acaban convertidos en verdaderos zombies, dejando sus destinos personales a la suerte. No es ese el caso de Albarn, quien hizo un uso racional, y en este caso laboral, de ella y que aunque dice que su experiencia fue positiva, advierte de los peligros de la heroína: “Te convierte en una persona muy aislada. Y en última instancia, no es bueno depender verdaderamente de ninguna sustancia”.
Al explicar por qué comenzó a tomar la droga, Albarn, también consumidor regular de cocaína, afirmó: “Es lo que encontré cuando fui a la habitación de enfrente (cuando vivía con Justine). La tele estaba encendida, por lo que sólo pensé: ‘¿Por qué no?’ Nunca me imaginé que iba a convertirse en un problema”.
Durante su adicción, que en alguna ocasión dijo haber superado valiéndose de tan solo dos tabletas de aspirina, Albarn no tomaba heroína los fines de semana. Ha dicho que estaba “cinco días en ello, dos días de descanso”. Al parecer este enfoque es lo que le sirvió para hacer música.
Una relación laboral. Trabajar de lunes a viernes, como si fuera una oficina, en su estudio al oeste de Londres y grabar temas fundamentales para la discografía de la música. Las drogas son sin duda un arma de doble filo, pero a veces no son los dos lados afilados.