Si bien Chile se ha convertido en un privilegiado país donde los festivales de música han arrasado con grandes artistas y bandas (Lollapalooza, Santiago Gets Louder, Primavera Fauna, entre muchísimos más), hay uno que pareciera ser insuperable y del cual estaríamos a años luz de disfrutar. Hablamos de “Desert Trip”. No por nada lo llaman “El Festival del Siglo”, y es que pareciera imposible lograr reunir en un sólo megaconcierto a grandes rockstars mundiales, desde Paul McCartney hasta The Who, pasando por The RollingStones, Neil Young, Bob Dylan y un politizado Roger Waters.
El desierto de California se llenó de carpas, barbones y groopies que, de alguna u otra manera, usaron la mejor de la drogas para transportarse más de 50 años atrás, cuando la época hippie comenzaba su apogeo, convirtiéndose en la mejor expresión ciudadana frente a temas cívicos relevantes de la década, donde las quejas de la gente se daban a conocer a través de la música.
La tremenda fiesta musical es una oda a la melancolía. Pura música clásica de agrupaciones que nacieron en los 60’ y los 70’, años que marcarían la historia de Estados Unidos bajo un contexto político que afectaría a todo el globo: el comienzo de la Guerra Fría, la supuesta llegada del hombre a la luna, el caso Watergate que traería como consecuencia la renuncia de Richard Nixon a la presidencia, una sangrienta Guerra de Vietnam, entre otros acontecimientos.
A partir de esto, “Desert Trip” se llenó de mensajes políticos que aludieron, principalmente, a las próximas elecciones del 8 de noviembre en Norteamérica, donde Donald Trump es uno de sus más controversiales candidatos. El eternamente bronceado multimillonario no tan sólo ha perdido el apoyo de los republicanos, sino que también se ha ganado el odio de gran parte de la industria musical. Así lo demostró- en su máxima expresión- un enojado Roger Waters, quien caracterizó a Trump con un cerdo flotando sobre el escenario y lo calificó como “ignorante, sexista, racista y mentiroso”, además de usar harto recurso gráfico para hacer un llamado a no votar por el empresario. The Who siguió la misma línea política, mientras que Neil Young trató temas igual de importantes como el cuidado al medio ambiente.
Las ganas de hacer un mundo mejor era una de las principales motivaciones y mensajes de la música creada en las décadas rebeldes del rock, como lo fueron los 60’ y 70’. Y sin duda, el leitmotiv de cada uno de los artistas sigue siendo el mismo. Sin embargo, se hace difícil en un mundo donde la superficialidad va en aumento, las apariencias mandan el día a día, el egoísmo se adueña de la ciudadanía y las máquinas junto a la tecnología pasan a ser superiores al hombre.
“Desert Trip” fue un encuentro a lo “Woodstock” que, como pocos festivales, logró romper con barreras generacionales. Y es que Paul McCartney no necesita emplear recursos de Justin Bieber, ni Roger Waters los de Lady Gaga. The Rolling Stones presentó su nuevo disco luego de 11 años de silencio, y nadie se puede quejar. Son grandes de la música que más allá de entregar calidad, escriben la historia de un mundo al que pareciera no gustarles que avanzara tanto en ciertos aspectos. Desert Trip se lleva con creces el título al “Festival del Siglo”, porque más allá de reunir a genios musicales, logró parar el tiempo y retroceder a las décadas doradas del rock, donde la música se ocupaba con fuerza como un medio de transporte para combatir las injusticias y expresar las desigualdades de la ciudadanía.
Por Carola Hidalgo.
