Lorely Rodriguez está en otra, hay que decirlo. El crecimiento de la productora tras el alias de Empress Of ha sido progresivo, en la medida en que su música se va nutriendo de un amplio rango de texturas y matices. Donde su debut, Me (2015), nos muestra a una hechicera de un synthpop hiperlaxo con crípticas narrativas, su sucesor Us (2018) se quita las capas para mostrar la faceta más sencilla de la joven, acompañada con un set de creaciones dotadas de R&B con el alma de un soundtrack adolescente.
Dicho lo anterior, un elemento conector en el proceso creativo de la compositora ha sido un sentido de planificación y prolijidad a la hora de trabajar. Pero terminado un período extenso de giras y conciertos, la joven se encontró cara a cara con densos procesos internos que habían quedado suspendidos por largos tiempos. Capturando la nubosidad embriagadora de estas emociones sin procesar, la artista nos brinda el resultado de dos meses de arduo trabajo y recomposición personal en la forma de I’m Your Empress Of, su tercer álbum de estudio.
En una entrevista reciente con Paper Magazine, Lorely menciona que su intención con este trabajo es que encapsulara una sensación de estar “quebrado”, incluso al punto de mantener las impurezas en la calidad de grabación. La inmediatez reina en el oído de la audiencia, pero en ningún momento el producto final se siente apurado ni descuidado, sino que más bien es testamento de la evidente refinación que se ha alcanzado.
Para un disco tan caótico como este, resulta una disonancia que su canción titular tenga una cadencia onírica, donde la voz de Lorely se reproduce en el inconsciente como un eco. También este mismo número marca la presencia de un personaje con una marca potente a lo largo del álbum: la madre de la productora, que ofrece unas reflexiones cortitas en cuánto a la experiencia de ser mujer, inmigrante, el amor y la maternidad. “Sólo tengo una hija / pero esa sola hija es como tener miles de niñas / porque miren cuántas veces ella se reproduce en cada una de ustedes”, comparte sobre este último tópico.
El club nunca deja el espíritu del álbum, y esto se hace explícito en las composiciones con el tempo más acelerado. “Bit of Rain” propone una canalización de la formula musical del memorable acto noventero Ace of Base a través de una fría base de electropop, mientras que “Love is a Drug” y el sencillo “Give Me Another Chance” reducen el glamour del house a bases esqueléticas y cautivantes. “Void” toma los residuos de una de las exploraciones más melancólicas en el disco entero, y la viste de suaves, profundos teclados, y un hipnótico ritmo que figura como un patrón de salsa pasado por el filtro del Balearic beat, y “Maybe This Time” pone el perreo en la pista con su estructura de moombahton.
Algunas de las verdades escritas por la compositora en este set llegan a sonar incendiarias y desafiantes. Y es que I’m Your Empress Of escapa a las concepciones preexistentes sobre el clásico álbum de ruptura amorosa, asegurándose de que los sentimientos melosos queden lo más alejados posibles, e ilustrando la cara más destructiva de dichos sucesos. El vertiginoso complemento de la música sólo potencia el relato.
En “Love is a Drug”, Lorely reconoce que los excesos son perjudiciales, y sin embargo no puede frenar su caída libre en ellos, intentando llenar el vacío que se ha dejado. Llegado el momento en “U Give It Up”, todo ese hedonismo ha dejado de funcionar y da paso a interrogantes incómodas. Esta narrativa empieza a orbitar entre extremos. “Eligeme por encima de ella”, espeta con rabia en “Give Me Another Chance”; “¿Cuál es el punto de amar así? / Sí, veo que apretaste el puño / y me llamaste ‘otra perra’”, cuestiona con angustia en “What’s The Point”.
Para la joven artista, un álbum cerrando con un acorde mayor brinda la sensación de un final feliz. Contradictorio como la vida misma, es cuando elige dotarle su declaración más descarnada e insegura. Es posible apreciar algunos Björk-ismos en sus entonaciones vocales a lo largo de “Awful”, la intensa caída de telón que marca el fin del disco.
“Estoy dando dos pasos hacia atrás todo el tiempo / te dejo deambular al interior de mi mente”, canta, fiel reflejo de las crudas inestabilidades que ya escapan al desamor, el quiebre mental que puede ocurrir cuando no se logra internalizar la pérdida experimentada. Lorely pone en sumario su experiencia con una frase ganadora, que saca escalofríos debido a lo mucho que es posible encontrarse en estas palabras: “me excita el ser horrible conmigo misma”. La desesperación y la necesidad de un alivio son palpables.
Sorprende que para un tema de conversación tratado con tal intensidad, I’m Your Empress Of resulte una escucha tan ligera, satisfactoria y fascinante. Lorely Rodriguez dispone su faceta más íntima en un recorrido adrenalínico, con unos económicos 33 minutos, pero múltiples polaridades. Y la resonancia de su relato, cruzada con una síntesis de influencias y experimentos, sólo garantiza la necesidad de repasar este trabajo reiteradas ocasiones. Rara es la ocasión en que un álbum sobre una ruptura suena así de adictivo.