Father John Misty es el padre, el hijo y el espíritu santo. Cuando “Pure Comedy” (2017) se establecía a mediados del 2017 como el testimonio de un autor egomaniaco y soberbio, poco importaba la naturaleza de su carácter considerando lo magnificente de sus composiciones. Y el día de ayer, al deslizarse por el escenario del Teatro Teletón, menos aún implicaba que la imagen del pastor en escena fuera la de un tipo sobre-humano. Sino que muy por el contrario, en su teatral presentación entreveía a un ser humano frágil y melancólico. El rostro de un músico envuelto en su propia personalidad.
Desde los primeros acordes de “Nancy, From Now On”, la dulce combinación de armonías se estableció para mostrar un espectáculo tan adorable como emotivo. Con su traje puro y lentes sobre el rostro, Josh Tillman deslizó sus dedos sobre las cuerdas de su guitarra, acompañando su dócil voz. Los cortes de la discografía temprana del artista se hicieron presenten en los primeros momentos de la noche, mostrando a un músico melancólico y romántico.
Sin embargo, una notoria pieza del pastel la tuvo su cuarto álbum: “God’s Favorite Customer” (2018). Hipnóticos cortes como “Mr. Tillman” y “Hangout at the Gallows” devoraron la jornada. Potentes estribillos adornados juntos a desoladoras piezas instrumentales. Cuales piano y guitarras se entrelucían sobre los dedos del grupo que acompañaban al artista. Todo su unió con delicadeza entre las distintas sensaciones que los variados trabajos del compositor poseen. Atrás: imágenes coloridas de representaciones artísticas de las melodías musicales, o el mismo Josh Tillman.
Por otra parte, la pieza que le da nombre al tercer LP de Father John Misty: “Pure Comedy” (2017), se mostró en uno de los mejores momentos de la noche. La espectacular teatralidad del corte pudo encontrar su forma en un recinto tan acotado como este. Y su dulce intimidad estableció un enlace emocional con los espectadores que fue más allá de lo musical. A rato quien se movía sobre el escenario era un ser iluminado, descendido del cielo para contarnos sobre nuestras ofensas y pecados. Una dulce emotividad corrompía nuestro pensar mientras nos deleitábamos con un extraordinario músico sobre la escena.
Tillman encendió su cuerpo con una vibra hipnotizante, convirtiéndose en el personaje de la noche. Con todos los ojos sobre él, cada paso que daba era seguido por una masa de ovejas obedientes y seguras. Hay momentos en que Misty consume completamente a Tillman, dejándonos con un personaje que no es menos ficticio que una persona sacada de la literatura. Pero la experiencia de su autor empapa a su figura de una personalidad que no puede inventarse completamente.
El debut del compositor en tierras nacionales es apenas la punta de lo que él mismo podría lograr en un espectáculo de mayor magnitud. Cada armonía estuvo en el momento y lugar necesario para intensificar los lamentos mesiánicos de un compositor brillante en carisma y genialidad. Y como si los mismo trabajos que el estadounidense ha manufacturado no hubieran confirmado su intelecto artístico, su presencia viene a acentuar que si el fin está cerca, ya tenemos a quien nos guíe.