Trance. Si hubiese que definir de qué se trata un show de Föllakzoid en vivo, la palabra es trance. Si ya sus registros de estudio invitan a la desconexión de este u otros planos, lo que el grupo de krautrock tiene que ofrecer con su sonido en directo, simplemente no logra soltarte.
El pasado sábado en el concurrido escenario Bar Loreto, dio la sensación de que desde el primer acorde, los autores de discos – que de por sí ya son lisergia pura – como “Spiritualized”, no dejaron nunca de tocar, pues con o sin sonido, su música no dejaba de hablarte, y de paso, dejarte hipnotizado.
Arriba del escenario, la comunicación, el feedback constante entre los sacerdotes del ritual, era el insturmento principal que codificaba el mensaje lisérgico, y que en la pista se tradujo en cuerpos que bailaban abstraídos del aquí y del ahora. Cuerpos que medio bailaban, medio flotaban al ritmo de una batería techno orgánica, guitarras derretidas y bajos que no dejaban de pagarte en la cabeza.
Föllakzoid hace las cosas bien. Sin necesidad de eufemismos, ni apologías al esfuerzo gratificante, la banda comandada por Domingo García Huidobro, Juan Pablo Rodríguez y Diego Lorca puede catalogarse como un proyecto de alta categoría. Y hablamos de proyecto porque se nota que el trío está vivo, en constante movimiento, avanzando y explorando los límites de su propia y distendida naturaleza sonora.
Se trata de un grupo que ha sabido conquistar a espacios de digamos, “oídos más refinados”, – al menos desde un punto de vista cultural occidentalizado – pero que también sabe comunicarse con los suyos. Y ese poder de comunicación es efectivo porque responde a la música, al sonido. Esa es siempre la tónica detrás de su trabajo y no hay mejor forma de corroborarlo, que inmiscuyéndonos en sus ondas.
Dan ganas de escucharlos más, de abordar sus discos desde otra mirada, de decodificar su música. Föllakzoid es un grupo que deberíamos descubrir como audiencia, como público de la casa.
Aunque finalmente, puede terminar siendo uno de los tantos discursos chovinistas innecesarios y dañinos para el catálogo nacional. Föllakzoid no necesita de ese ingrato reconocimiento, ellos no están para esa clase de conflictos de inseguridad cultural, ellos solo hacen música, y lo hacen bastante bien.