Kikagaku Moyo es una banda japonesa formada en el 2012 bajo la mirada de la eternidad divina, traducido al español como patrones geométricos. Estos muchachos son capaces de entregarnos las piezas más hermosas y relajantes del género o porque no, las piezas más retumbantes y distorsionadas de la escena.
Con tan solo 4 años de actividad ya se han ido convirtiendo en un emblema del rock neo – psicodélico participando en festivales como Austin Psych Fest o el Eindhoven Lab Psych.
En la discografía de esta banda podemos encontrar trabajos que marcaron un tajo en el momento en el que se publicaron, nombres como “Mammatus Cloud” o el “Forest Of Lost Children”, dos trabajos que junto a su primer álbum homónimo se transformaron rápidamente en clásicos del género y que dejaran un legado muy grande en un futuro. Este año sacaron a la luz “House In The Tall Grass”, su tercer disco de estudio y el más ambicioso hasta la fecha.
“Green Sugar” inicia esta travesía por este paisaje japonés lleno de flores dopantes, minutos de tranquilidad absoluta en donde nuestro espejo se desmantela para iluminar en fragmentos nuestra habitación, pedazos flotando por acá y por allá como si hubiera ocurrido una explosión. “Kogarashi” y “Old Snow, White Sun” continúan el viaje por los parajes más rojizos de la tierra del sol en donde la oscuridad nunca tendrá cabida, acercándose más a un folclore tradicional de ellos, logran fusionar de forma perfecta ese feeling psicodélico de toda alma vanguardista.“Melted Crystal” y “Dune” se acercan a nuestro punto fijo de claridad, piezas de corta duración que sin duda se trasladan en el tiempo para parecer que nunca acabara con riffs y melodías que se combinan en un ritual de luces y espectáculos sonoros.
“Silver Owl” es la sexta pieza y tal vez una de las mejores canciones en su amplia gama de piezas maestra de su corta discografía. Con elementos como el glisado o el fuzz potente para romper la cadena de una canción, lograron crear 10 minutos fantásticos de fantasía y espiritualidad que divulga por los lugares más recónditos de los acordes y de las melodías.
“Fata Morgana” dura solo 1 minuto pero eso basta para crear todo un nuevo universo de simpleza y preciosidad que abre paso a“Trad” y “Cardigan Song”, las dos últimas pistas de este hermoso redondo. “Cardigan Song” tal vez tenga una de las melodías más preciosas que se han escrito en el género pero eso no es de asombro ya que esta banda es capaz de generar los mejores trabajos posibles dentro de lo que podemos llamar nuestra madre psicodelia. Kikagaku Moyo se adueñó de todo para romper esquemas y sintetizar a una banda que quedara en la historia.