Mientras un grueso telón rojo bajaba en la parte posterior del VTR Stage, las primeras notas de The Black Parade sonaban frente a una multitud desconcertada que no esperaba una introducción de ese tipo. Pero no fue solo el icónico piano lo que se escuchó antes de que Machine Gun Kelly saliera a escena: el artista dejó que los 5:15 minutos de la canción fuera coreada por el público. Tal vez una celebración de una de las bandas que más influyó en su carrera (el disco de My Chemical Romance fue lanzado cuando el cantante se encontraba en plena adolescencia) o un preludio a lo que quería plantear en su show: un culto a ese emo de finales del 2000, ese de muñequeras a cuadros y mochilas con tachuelas.
Que MGK se subiera a escena con su característica guitarra rosada bastó para desatar una reacción inédita para un show de esa hora en los dos días previos del festival. Pirotecnia desde la primera canción con Title Track y de ahí la cosa paró. Tuvo tiempo para incluir en su set un homenaje a Paramore, interpretando una versión a su estilo de Misery Business que fue bien recibida por el público.
Tampoco tuvo dudas al momento de bajarse del escenario y esquivar manotazos para subirse a la carpa que cubría la mesa de sonido y cantar desde ahí la mayor parte de la canción. Momentos así son escasos en Lollapalooza, pero basta alguien con la suficiente actitud e intrepidez para revivir esos momentos clásicos rockeros.- incluso llegó a fumar marihuana arriba del escenario antes de partir Candy-.
El setlist tuvo un generoso lugar para presentar las canciones de Mainstream Sellout, su nuevo disco que se lanza a fines de marzo. En vivo, dichos cortes continuaron la intensidad de sus pares más conocidos, y donde MGK se vio especialmente entusiasmado en interpretarlos.
El show que Machine Gun Kelly ofreció la tarde del domingo en Lollapalooza fue uno sorpresivamente bueno para muchos. MGK desmontó los prejuicios para entregar uno de los shows más potentes que pasaron durante las tres jornadas del festival. No era necesario conocer el catálogo del artista para haber disfrutado de la entrega y energía de un show como hace rato no se veía en Lollapalooza.
Un fallo en la organización del evento provocó que Doja Cat saliera a escena justo antes que MGK comenzará su última canción, lo que no debió ser un grato momento para el artista, que tuvo que ser testigo de una migración masiva de principalmente jóvenes que corrían hasta el otro escenario.
Un Machine Gun Kelly que hace gala de una imagen juvenil y una actitud adolescente para entregar un show sólido, vibrante y sorprendente tanto para fanáticos como para no conocedores.
Todas las fotos por Pablo Benítez