El concepto “prolijo” suele desgastarse en demasía elogiando artistas que muchas veces no merecen dicho calificativo, pero que para Anton Newcombe, alma mater de The Brian Jonestown Massacre, parece quedar en una posición de desventaja: en los 90s no solo componía y actuaba en vivo para el colectivo que honra al primer integrante del “club de los 27”, Brian Johnson, además participaba en proyectos aledaños y producía a otras bandas. Una historia llena de alucinógenos, cocaína, y juergas hasta el amanecer que vivirá un nuevo capítulo, el decimoséptimo de su carrera.
El próximo 24 de febrero será editado Get Lost, una producción que contará con 14 canciones que buscan tumbar el oído y mente del oyente transportándolo hacía otro nivel, una labor que tan bien han realizado desde 1995. El primer adelanto ya se encuentra en línea. Fact 67 cuenta con la colaboración de Tim Burgess de The Charlatans, desencadenado una aguda experimentación sonora auditiva, con los bajos jugando un rol protagónico. Puedes escucharla en este enlace.
Más conocidos por revivir a los Rolling Stones del sesenta en un momento en el que de lo único que se hablaba era de britpop, crean una concentración explosiva de 16 álbumes constituyéndose hoy como la banda esencial para el movimiento psych de nuestro siglo.
Fluctuaban entre 7 y 8 integrantes hacia los noventa, dependiendo de la cantidad de disputas que se provocaban dentro de la banda en su mayoría- por no decir todas- lideradas por Anton Newcombe, vocalista, guitarrista y cerebro de los originarios de San Francisco. Éste line-up entonces, llegó a incluir a nada menos que a Peter Hayes de Black Rebel Motorcycle Club hacia el ’97, quedando hoy como sobrevivientes Ricky Maymi, Joel Gion, Collin Hegna, Ryan Van Kriedt, Dan Allaire y Rob Campanelle; formación que esperamos éste próximo sábado en el Adidas Stage como antecesor de Primal Scream en el Fauna Primavera.
Lo curioso siempre ha sido el nombre, The Brian Jonestown Massacre, llega a sonar aleatorio pero las referencias se mantienen claras. Por un lado nos encontramos con un fundador de los Rolling Stones, el señor Brian Jones, y por el otro el famoso suicidio colectivo de la secta de Jonestown en Guyana, liderada por Jim Jones. La ironía entonces se junta en una singular frase que ha marcado el gusto musical de varias generaciones.
Remontándonos hace 1996, nos encontramos con lo que consideramos un gran hito y que se ha llegado a considerar la mejor época para Brian Jonestown Massacre, dónde lanzan 3 producciones de larga duración formando una “trilogía de oro” que podríamos catalogar de un homenaje a los gloriosos sesenta, en especial a los primeros años de los Rolling Stones, añadiendo referencias de Bob Dylan, Bowie, Beatles, The Byrds y hasta The Doors. Nos referimos entonces a “Take It From The Man!”, “Their Satanic Majesties Second Request” y “Thank God For Mental Illness”. En este brillante trío podemos mencionar en primera instancia a “Take It From The Man!”, que lidera los charts como mejor álbum de BJM y uno de los favoritos de su creación del mismo Newcombe. Grabado entre noviembre del 95 y febrero del 96 en California, consta de 69 minutos, en donde encontramos destellos garage rock británicos y hasta R&B creando un álbum psych garage construido, como muchos de sus álbumes, con presupuesto mínimo.
“Their Satanic Majesties Second Request” nos presenta una obvia referencia al sexto álbum los Stones “Their Satanic Majesties Request, atravesando un caleidoscópico viaje inyectado de drogas con tendencias drones desérticas y tangentes psicodélicas en esencia. Para un ingenuo receptor la confusión con un temprano Rolling Stones no es azarosa, haciendo que “Thank God for Mental Illness” sea propuesta como una versión más oscura del “Paint It Black”, creando un álbum mayormente acústico lo-fi, de proceder psicodélico con influencias country, blues y folk.
La sucesión de esta trilogía emerge de un ambiente casi hostil y lisérgico, el cual podemos encontrar en el documental “Dig!”, que no sólo recorre la historia de la banda de Anton Newcombe sino que también la de The Dandy Warhols retratando la relación de amor/odio entre ambas. Un documental que atraviesa 7 años de material audiovisual es una caótica y agridulce rivalidad en la que el abuso de drogas y el narcicismo capturan a los amigos/enemigos, escenas que el líder de Dandy Warhols describe como un piño de músicos que abusan de drogas, no comen mucho, consumen alcohol y no duermen, y en dónde la irritabilidad y las peleas son inevitables. Ésta es una faceta que quedó para la rehabilitación, años en los que las peleas físicas también se realizaban en vengativas con forma de canciones, un pequeño repaso por las memorias perdidas de los integrantes y que diez años después los mantienen en la cumbre del psych como veteranos invencibles.
A lo largo de su existencia han planteado diversas formas y acercamientos al “género” que se acogen, traspasan la rivalidad con “Give It Back!”, nos devuelven esperanzas con “Bravery, Repetition and Noise” del 2001 o rozando lo atmosférico con “The Bloody Underground”. Lo indiscutible es su fuerza y persistencia en una escena que intentan no se derrumbe con facilidad, sacrificando a veces la misma formación de la banda, en su más reciente pérdida: Matt Hollywood.