Chaqueta al cuerpo, lentes tapando su sigilosa mirada. La figura de Álvaro Henríquez es ya icónica en el panorama musical criollo. Un paradigma instaurado desde los 90s, cuando sus estribillos salieron de las fondas y peñas a los aforos de gran capacidad, incluso traspasando fronteras terrestres. Una popularidad atribuida a Los Tres, un conjunto que entremedio de bandas de rock, funk y hip hop se atrevió a pulir un género muchas veces despreciado: la cueca. Pero no ha sido un camino fácil. Hoy por hoy los ecos de la ‘whiskyizquierda’ transitan por su cuerpo, derivando en lo que muchos califican como ‘mal carácter’, algo que incluso se ha traducido en la salida de dos miembros originales del proyecto con sede en Concepción y múltiples conflictos mediáticos —tan sólo basta recordar sus dichos sobre Los Bunkers—. Pero, ¿cuál es la visión del compositor de 47 años de edad?
“Uno siempre espera que las cosas sean exitosas, que vaya la gente, que lo disfrute. Pero fue bien como una montaña rusa, este año se pasó realmente volando y la respuesta de la gente a estos conciertos fue muy apasionada. Y pasaba que, cuando tocábamos el unplugged, era como una obra de teatro, una liturgia donde el público no decía ni hablaba nada, sólo nos miraban tocar. Son cosas que no necesariamente se ven siempre en Chile”, es la primera consigna que establece el penquista en una sincera conversación con La Tercera. “Ha sido un tour plagado de risas, de tallas, de carcajadas, de realmente pasarlo bien y entenderse. En la van son más las risotadas que las palabras. Eso ha hecho que este año todo sea bien único”, agrega.
Punto aparte: la salida de Ángel Parra. Y si bien ella significó un sostenido declive en cuanto a la calidad de cuerdas, Henríquez se muestra optimista, esperanzado antes sus nuevos caminos: “Pese a que no soy un hombre religioso ni que crea en Dios ni nada de eso, si soy un hombre de fe. Tengo mucha fe en las cosas que hacemos y ni siquiera me planteo el hecho de que nos pueda ir mal. Siempre estamos con la mente pensando en que todo va a resultar y va a ser bueno para la gente. Afortunadamente así fue”.
“Es que cuando estaba el Angel y el Pancho (Molina) también éramos una súper buena banda: tocábamos bien, ensayábamos harto, creíamos en lo que estábamos haciendo y gracias a eso somos lo que somos. Pero uno también tiene diferencias, la vida muchas veces va cambiando, lo que no quiere decir que hicimos algo malo en el pasado. Para nada. Estoy orgulloso de lo que conseguimos con el Pancho y con el Angel, son súper buenos músicos. Pero llegó el momento en que cada uno definió su estilo y su camino, les deseo lo mejor, que les vaya súper bien en sus proyectos. Pero hoy Los Tres es otra historia. No quiero sonar arrogante, pero tomo como ejemplo a The Cure: ¿cuántas veces Robert Smith ha cambiado de músicos? No necesariamente es algo malo, sino que muchas veces permite a un grupo seguir respirando y tocando”, continúa.
“Es que la nostalgia es más onda la Nueva Ola y nosotros no somos la Nueva Ola. Somos un grupo que sigue tocando, estamos ahí, haciendo discos, y el asunto de la nostalgia no me conmueve para nada. Uno tiene que respetar las decisiones de sus ex colegas o ex amigos, o como se llamen, y si la decisión de ellos fue caminar por otros rumbos, está perfecto. En ese sentido, no echo de menos a nadie, porque uno sigue haciendo lo que más le gusta hacer. Este año he sido muy feliz y ha sido muy luminoso. Hay que avanzar sin transar… ¡y hasta la victoria siempre chico! (pone acento cubano)”, sentencia.
Finalmente, aborda su futuro como músico, uno que tiene un fiel reflejo en la banda que ‘telonearon’ en febrero: The Rolling Stones. Músico hasta que la muerte diga lo contrario: “Lo principal es estar bien, cantar en los tonos originales, tener ojo con las pintas que uno se pone y seguir funcionando como siempre. De ejemplos, siempre me acuerdo de Van Morrison, que es una bestia y ahí está pues. Neil Young ni hablar. Leonard Cohen, antes de morir, olvídate. O David Bowie, que ya es como mucho, como McCartney, que canta bien, se ve bien, está articuladísimo y tiene 74. Pero si uno quiere llegar a ser como esos tipos tiene que seguir trabajando mucho, no descansar ni en el nombre, ni en nuestra historia, ni en nuestras canciones. No vale decir “con Los Tres ya tengo todo asegurado”.
Recordemos que en la próxima edición de la Cumbre del Rock Chileno se le otorgará al líder de Los Tres y Petinellis la estatuilla ‘ícono del rock’, que se institucionaliza en el festival con una segunda entrega este próximo 7 de enero. Autor de algunas de las más importantes canciones del rock nacional (Déjate Caer, Un Amor Violento, Hospital) éxito avalado por el público y la crítica especializada, influencia directa en bandas nacionales y extranjeras de las últimas dos décadas, además de su aporte en la re-valoración de la cueca en la música popular chilena.
Henríquez participó en La Cumbre del Rock Chileno en el 2007 en su regreso al Estadio Nacional y en la segunda edición en Club Hípico. También en el 2012 se presentó junto a Pettinellis en la tercera edición del festival que estuvo concentrado en las bandas de la última década. Para este 7 de enero está confirmada su asistencia para recibir el Premio Icono y tocar junto a Los Tres, evento que coincidirá con los 20 años del disco ‘Fome’ esencial en su discografía.
La Cumbre del Rock Chileno en sus tres primeras ediciones ha reunido a cerca de 90 mil personas congregadas para escuchar a lo más reconocido del rock, reggae, pop, funk, hip-hop, folk, punk, blues y las distintas tendencias del sonido chileno. Las entradas están a la venta a través de Ticketek con los siguientes valores: $16.500 (Galería) $21.450 (Cancha) y $38.500 (Cancha VIP).