El cruce generacional fue parte del paisaje dentro del Estadio Nacional que convocó cerca de 57 mil personas. Una historia con 54 años de pasos fundamentales y caídas, con deserciones importantes. Pero el show le entregó el crédito de ser la banda más importante que ha pisado suelo nacional. De eso no hay duda. Paul McCartney, David Gilmour, Roger Waters y tantos otros, han venido dejando importantes postales, pero de forma solista o a presentar nuevo material.
21:11 hrs. El comienzo incendario fue con Start me up de 1981, donde los riffs del genio de Keith Richards se mantienen en la misma calidad de cuando uno escucha los recitales como Flashpoints o Still life. Época del cambio del sonido rollinguero. Lets spend the night together mantenía en una ola al Estadio y el paseo por la pasarela, convertía a Jagger en el dueño del camino. Tercer tema de la banda y Ronnie Wood junto a Charlie Watts mantienen el pulso y el orden tras Jagger y Richards. Los sesentas fueron el revival, en el cual la canción pasó a pertenecer al movimiento donde confluian ideas políticas y el cambio social por el cual vivía Londres finalizando los sesentas.
Tumbling Dice, que es del período entrante a los setentas, donde los efectos de las drogas tenían casi sin dientes al bueno de Richards, entraba con los riffs con su Gibson negra en donde el otro guitarrissta, Ronnie Wood, sostenía con misticismo el sonido de la guitarra adjunta. El sonido fue otro punto a favor dentro de la interpretación del clásico de 1972.
La girá Olé, que incluye 13 fechas por la región, permite que los fans escojan un tema que la banda inglesa no ha interpretado hace años. Los aficionados podían elegir; el video más popular de la banda o en la web de Youtube en Sudamérica Anybody seen my baby de Bridges to babylon’s; She’s so cold, de Emotional Rescue de 1980; la clásica de Bob Dylan, Like A Rolling Stone; y la ecuménica She’s a rainbow, compuesta en 1967, y tocada en vivo por última vez el 16 de septiembre de 1998.
La hermosa She´s a Rainbow resultó ganadora. El épico piano que aumenta de ritmo en un par de segundos, llenaba de colores la épica noche que vivió Chile el 3 de febrero del 2016. Dato aparte: el cineasta Brett Morgen lanzó en el 2012 el documental Crossfire Hurricane, que muestra los pasos de la banda y la trayectoria con imágenes inéditas. En el cumpleaños de Mick Jagger, él y Keith caminaban por el bosque y tomaron LSD mientras los filmaban. Parte de ese imaginario se dio en la interpretación de la canción del año 1967 del legendario álbum Their Majesties Satanic.
1971 lanzan Sticky Fingers con una polémica portada que realizó el artista Andy Warhol. Suenan los acordes de Wild Horses y las lágrimas de muchos- incluyéndome-, caen suavemente. Canción que ha sido interpretada por miles de voces a lo largo de los años. Tocó la fibra abisal donde las guitarras y el slide se toman el sonido de la noche santiaguina. Emoción pura y nítida con una interpretación sensible y honesta.
Los tiempos que estuvo Brian Jones eran geniales. De los inicios del blues negro a los cambios rítmicos. Suenan los acordes de Paint it black y Ronnie Wood utilizó el mismo Teardrop que ocupó Jones para la interpretacipon original del tema, ahora en Chile, sonaba para hacer corear a los 57 mil asistentes al show. Show que, para un católico apostólico romano, era como ir a misa. A ratos, el mismo respeto y la misma lentitud del público que estaba medio apagado, medio callado.
Es complicado ahondar en la actitud de la banda. Se notan jóvenes. Se paran, Jagger salta como en el video Dancing in the street con David Bowie. 1969 y contragolpeaban con Let it bleed, algo así como “déjalo sangrar”. Los primeros riffs de un tema legendario en la historia del rock and roll donde los 54 años de la banda se traducen en la interpretación de Gimme Shelter que fue avasalladora. Himno rockero que ilumina películas, series y documentales. Jumping jack flash algo más lenta, pero con guitarras poderosas, a filo. La leyenda sobre el escenario no necesita reinvindicar nada. Su historia lo dice todo. Había gente en el público que les pedía más sorpresas. Ya a esas alturas, ya era sorpresa que hayan escogido Chile para iniciar el tour, donde la vez pasada no sobrepasó las 30 mil personas y la decepción fue total. Mary RoseMcgil bailaba arriba de la silla.
El escenario y el Nacional se tiñeron de rojo, tal como el color del fuego enardecido. Symphony for the devil encendía las llamas y el calor, los solos de guitarra elevaban el éxtasis. El cierre lo dio Keith Richards con los acordes de Brown sugar con su guitarra Telecaster amarilla. Jagger era el dueño del escenario, mientras las pantallas del fondo lo mostraban moviéndose constatemente, digno de imitar por su estado físico. Ronnie Wood soleaba con Gibson. Keith Richards con camisa morada se coloca entre los coristas mientras cantan. La comodidad y las caras del guitarrista que le hacía a la gente mostraban su gratitud por estar tocando ante un Estadio Nacional casi lleno, donde la cita pasada dejó harto que desear.
Regresan para dar el cierre con You can’t always get what you want. El coro de Estudio Coral de Santiago dio el vamos a la interpretación, donde en el citado documental, ambienta el funeral del Brian Jones; sus últimos días y un show que convocó a 300 mil personas en el Hyde Park. El combo final, que era ciertamente predecible, con la trasnversal e icónica (I can´t get no) Satisfaction. Los Stones, que en gran parte bordean los 75 años, miran hacia atrás y ven la vigencia de su historia. El retiro es chiste repetido, que sale hasta podrido, y que satura en los malagradecidos.
Genios e incombustibles. La banda tiene la presencia del mismo tinte jovial de años atrás. Quizás más lentos, quizás más canosos, pero lo que fluye es la esencia de mantener por 54 años la historia viva más trascendental. Ellos son los padres del rock and roll, y de muchas bandas y artistas. Parte del mainstream actual y desde ya décadas, le debe mucho y quizás todo a los Stones. Ha sido el recital más importante que ha tenido Chile en sus 27 años de historia de megaeventos. No hay comparación. Solo agradecer.
Crónica dedicada a mi padre que desde el cielo estuvo presente.