Si la profesora o profesor de la clase de historia nos hubiera dicho que en Alemania el nacionalsocialismo casi no existe (o es recriminado), aún estaríamos pensando en una Alemania nazi desde la lejanía. Pero desde esta vereda del mundo, hay algunos que aún tienen ese prejuicio, con razón claro está. ¿Qué pasaría si le dicen que un chilena, llamada Rosita Serrano, cantó para Adolf Hitler y también para Benito Mussolini?
Así comienza un proyecto académico que terminó en un libro (Ediciones B) de un poco más de un centenar de páginas, sus escritores unos amateurs recién en las letras en formato libro, pero no por ello con menos calidad que los más tradicionales y avanzados escritores. La veracidad de la historia – y un poco más – queda a juicio del lector, esto debido a que el paso de la vida se ha llevado los recuerdos que podrían verificar la veracidad del relato, pero aun así es esfuerzo y reconstrucción están.
La historia más o menos cronológica de Rosita se traspasa a un ánimo e interesante relato que a decir verdad, sus primeras tres líneas dejan intrigado a cualquiera, pareciera que el desafío de enganchar durante el transcurso de los párrafos fue más bien una pequeña baya para los autores. Algunos dicen que la protagonista es una de las mejores artistas que ha tenido Chile en su historia, esto debido al alcance que tuvo, La rebeldía de la juventud la hizo llegar a todos los lugares que las anécdotas cuentan, el canto popular se generalizó alguna vez en su nombre, pero pareciera que hoy en día la cantante ya está olvidada. El libro es afectuoso y amable en rescatar una de las tantas voces perdidas de la historia musical.
Se dice también, que el ‘Furher’ amaba su música, y lo empleó con fines políticos, quizá no directamente pero así se entiende, al fin y al cabo. Cualquiera diría con esta información que la protagonista se acercaba al nacionalsocialismo, y que su aporte musical era un aporte al fin político que había detrás, pero la verdad es que no no fue así; interpretó para Mussolini, reyes europeos y egipcios, pero también para niños judíos, tanto así que la segregaron los últimos años de la segunda guerra mundial por traición. Nazi o no, júzguelo usted, pero lo que se entiende es que la música era el pilar dominante y fundamental de la cantante, donde pudiera cantar lo hacía, por las cosas de la vida fue en su mayoría en la aristocracia a nivel mundial.
Nueve son los capítulos que engloban esta historia, alimentadas por variadas anécdotas, mentiras verdaderas que es mejor no saber la verdad porque son estos párrafos los que enriquecen la lectura. Así mismo como un final en formato de imágenes que demuestran las características resaltadas del Ruiseñor Chileno, Rosita Serrano.