Y de repente pasó que el futuro era más o menos tan distópico como lo imaginábamos. En plena apertura del 2020 nos enfrentamos a las caricaturas del fin del mundo que durante años hemos alimentado a costa de mitos, bromas y cultura general. Sin embargo, el segundo decenio del segundo milenio nos recibió con las consecuencias de nuestro indolente existir. En medio de tal contexto (mundial) puede resultar difícil detenernos a escuchar con atención las novedades musicales de autoría nacional que aparecen semanalmente en el espectro digital pero… nunca jamás, es tarde para descubrir.
A finales de febrero del año entrante, y Ad Portas del pseudo fin del mundo, se publicó el debut solista del cantautor serenense, Gonzalo Bastías, una sorpresa de esas que te dejan en cuarentena, escuchando una y otra vez los detalles de una producción bien pensada y canciones bien sentidas, bien viscerales.
El 19 de febrero de 2020, Bastías nos presentó “Satélites” una obra de entrada constituida por cuatro canciones que bailan a través de un viaje constante entre lo folk, lo indie, y lo soul. Bajo la tutela y producción de Felipe Palomo (Low End), además de los ritmos de Josefina Lund en la batería y los eclécticos bajos de José Silva.
Esta ecuación resulta ser una invitación suave, volada e íntima a un universo íntegramente personal. La música invita a conocer la historia y de paso, a bailar los procesos personales que todas y todos podríamos haber vivido a lo largo de los años, mientras vamos creciendo y entendiendo más sobre como funciona el mundo.
La producción empieza con la pieza más íntima del provinciano. “Leona” es el track que abre “Satélites”, una rola que entendió muy bien el legado del indie de la última década. Una conjunción atractiva de sonidos orgánicos y sintéticos, al son de líricas cotidianas y personales con las que el Gonza nos introduce a su universo de playas sintetizadas.
Bastías se expone sin tapujos ni nimiedades. En la entrada de su primer EP nos presenta una íntima historia de aprendizajes y amores, de esos que son para toda la vida. En su lírica, el músico nacional nos habla de sus propios aprendizajes, y la entrada al mundo real. Con una oda al amor inexperto e incondicional, el artista serenense se rinde a la fuerza de una maternidad implacable, poderosa e influyente. Mucha gratitud por parte de Bastías, y pues… las mejores historias parten desde la gratitud, así que… ¡Gracias!
Líricas a parte, la sonoridad de entrada es una repartija de principios. Con bajos y ritmos sintetizados, este primer track nos habla de un incesante vaivén de cotidianidades desde su sonoridad, contrastando una poesía llena de metáfora. Por alguna razón, y pese a que las guitarras con delay, chorus y efectos varios, nos resultan caseros, en esta experiencia hay una búsqueda hacia lo surrealista en cuanto ambientación sonora. Las capas de guitarras reverberizadas, ritmos sintéticos y bajos melódicos logran esa bienvenida a un océano preciso, conciso y playístico de buenas armonías, similares a lo que un chat de MSN messenger podría generar en corazones honestos e ingenuos.
Luego de un guiño a la costa nortina en forma de sample, el cantautor nos espera con el track más folk y cuidado de su producción primeriza. “Cuatro Manos Al timón” abre con reminiscencias costeras y acordes porteños, al son de ritmos que reproducen lo autóctono de una incertidumbre personal.
El romance entra en escena, con casi imperceptibles arreglos de Rhythm And Blues y pequeños acordes de sintetizador, o arreglos de guitarra que adornan líneas de bajo que fluyen a una cadencia rítmica latinoamericana, las cuales constituyen el espíritu del segundo track de su debut solista
“Cuatro Manos Al Timón” es en primera instancia una experiencia indie/folk, gracias a su bombo andino y sus pedales somníferos y ambientalistas. Dicha estructura se ve a ratos complementada por guitarras contemporáneas (acústicas y eléctricas), además de uno que otro arreglo Ad Hoc de la actualidad sonora que destiñen favorablemente las intenciones orgánicas del autor, hacia una ambientación etérea y casera que entiende las necesidades ambientales de un poema sonoro personal.
“Satélites” es el tercer y penúltimo track de esta bienvenida. Quizá, el single más completo e identitario de Bastías. No por cualquier razón, la producción lleva el nombre de este sencillo. El tercer tema del EP nos recibe con una entrada Lo-Fi y Soul, que recrea una exquisitez sonora que resulta ideal para prender uno y perderse en esta confesión sobre los trucos del juego del destino.
“Es preciso abandonar los satélites que gobiernan nuestra estabilidad”, canta Bastías en un mood suave y etéreo, entre medio de teclados nebulosos, guitarras funky/jazz, bajos interrogantes y bases hip hop. A orejas de quien escribe, este track gráfica precisa y adecuadamente la esencia de una producción que viaja por ese internet de los early 00´s. Lento, paciente y agradecido. Chill y lleno de confort auditivo.
¿Cuándo en la vida habíamos escuchado una invitación a la locura, tan serena y abierta al miedo? Son experiencias muy humanas, las que el serenense logra transmitir con el track que titula su debut solista, mucha honestidad artística ahí. Mil puntos para Griffindor.
Hasta que llegamos a este punto. El cierre de “Satélites”, es eso de lo que te queríamos hablar. ¿Has cachado esa sensación post carrete? ¿cómo que te duele todo pero… estay de pana por dentro, porque lo pasaste bacán? Bueno, “Bocanada” tiene esa onda, medio aestética e indie.
Al ritmo de un candente reguetón millenial, Bastías se aboca ese tipo de romances dominados por la atracción, la curiosidad y el interés. Al flow de bajos tan imperceptibles como presentes, el autor de “Bocanada” nos sumerge en un exquisito mix de beats urbanos, letras coquetas y arreglos marihuanos.
Con un impecable ft. junto a Vibranko, el nortino logró plasmar la frescura del R&B urbano que complementa nuestro Trap nacional, abriéndose a las métricas de un canto lleno de ese groove latino “tumbao” que sustenta guiños de un dream pop/indie suavizado, con efectos playeros que ambientan este guión de conflicto abierto.
A grandes rasgos, el debut solista del ex integrante de Ojo de Vidrio resulta ser una presentación personal a todas sus anchas. Tanto desde su sonoridad, como en su lírica de poeta urbano, Gonzalo Bastías nos da una bienvenida honesta y transparente de su propuesta artística, la cual, sin mayores pretensiones, logra convidarnos una primera bocanada de su experiencia estética y búsqueda sonora.