Por Lily Molina
Muchas son las visitas de Chris Cornell a Chile desde diciembre de 2007, pero la primera vez con Soundgarden superó todas las anteriores. Los dinosaurios del Grunge causaron una batalla campal en el Claro Stage, donde entregaron un setlist redondo y completo, en el que se incluyó la mayoría de sus temones clásicos de los noventas.
La cosa ya comenzó fuerte en la “Cancha” cuando salieron a escena y sonaron los primeros acordes se “Searching Whith My Good Eye Closed”, y el debut de Soundgarden era evidente. La formación con los originales Beb Shephard en el bajo y Kim Thayil y en reemplazo de Matt Cameron (que se encuentra trabajando con su otra banda, Pearl Jam), Matt Chamberlain en la batería.
Si alguien que estaba en el público no podía creer que estaba viendo a Soundgarden en Chile, bastó con la introducción de “Spoonman” para que se creyera el cuento y disfrute de una de las mejores presentaciones del Festival Lollapalooza 2014, en la que la energía de los protagonistas se tomó todo el poder.
“Let me Drown” y Rowing” siguieron mostrando el repertorio clásico del grupo de Cornell, hasta que aparece “Black Hole sun” y todo calza. Era efectivamente Soundgarden que estaba frente al escenario. Y los clásicos siguieron con la furia de “Jesus Christ Pose”, tema que muestra el sonido de Soundgarden al “natural”. Guitarras con afinación más baja y una batería rabiosa, lo que el público esperó por años, estaba sucediendo frente a sus ojos.
Siguió “Outshined”, que fue cantada por todo el mundo, al ritmo del cabeceo, y una continuidad de temas, con lo que demostraron que en todos sus discos hay grandes canciones, y merecen ser tocadas en vivo.
Con “Fell on Black Days” por fin llegó un momento de descanso a tanto salto y canto. Era la instancia para sacar un cigarro y disfrutar de lo que se estaba viviendo. Una de las canciones más memorables del Superunknown estaba sonando. Probablemente se escuchaba más fuerte al público que a la banda. Y luego “Superunknown” y varios clásicos al hilo: “Pretty Noose”, “Burden in My Hand”, y “Rusty Cage”, una tras otra y sin descanso. No había mañana. Soundgarden estaba liquidando a todos con sus grandes éxitos de los noventas.
Casi todos pensaron que el concierto había llegado al fin, pero sólo era el juego para esperar el “Encore”. No pasaron muchos minutos, hasta que aparecieron en escena nuevamente para tocar “Like Suicide”, “Flowe” (Ultramega OK) y el fin con “Slaves & Bulldozers” de Badmotorfinger, para así ir cerrando su debut en Chile con un repaso de toda su discografía en 21 canciones y más de dos horas de música.
Y el final no pudo ser mejor: improvisaciones, instrumentos volando por el aire y la escesia del rock que se veía corriendo por sus venas. Además, era evidente su felicidad por la respuesta del público que admiró la calidad vocal de Cornell, que se mantiene a pesar de los años. Sigue cantando como en el comienzo de su carrera. La guitarra de Kim Thayil no defraudó, al igual que la batería y bajo.
El sonido estuvo perfecto, el público respondió de buena manera y una jornada de 2 días de música llegó a su fin con una banda emblemática de comienzos de los noventas dando lo mejor de su repertorio ante miles de fanáticos, que probablemente vendieron su alma por ser parte de esa experiencia única en la vida.