Diez canciones dentro en la experiencia que es What Kinda Music, aparece una pequeña pieza que actúa como un collage, un bordado de diferentes telas. “Julie Mangos” consta de dos actos instrumentales, bendecidos con la misma energía pegadiza que reinaba en Geography, el álbum debut del célebre instrumentalista británico Tom Misch. Dichos momentos serán los únicos en los 45 minutos de música que se aproximan más a capturar esa jovialidad y energía frenética. Y luego de ello, viene un giro inesperado, símbolo de la esencia que corre por el resto del material presente.
What Kinda Music es una bestia diferente. La colaboración entre Misch y el reconocido percusionista Yussef Dayes, miembro del conjunto de jazz United Vibrations, posee un talante sombrío, desordenado y drogado. El fruto de dos años de trabajo juntos produce una explosión irreprimible de sonido, que además testea sus habilidades para explorar en lo desconocido y lo más abstracto.
Para Misch, esto significa un distinguido quiebre con la reputación de genio schmaltzcore a la cual se le ha asociado en su natal Reino Unido. Por otra parte, para Dayes, este ejercicio exploratorio carga con algunos rastros de su tiempo en Vibrations. Pero el aspecto clave que marca la diferencia con esfuerzos anteriores es la fuerte química que el dúo proyecta. Ambos artistas parecen tener un vasto entendimiento de cómo sus propias ideas personales pueden complementarse con la metodología y perspectiva del otro, y a causa de eso, el producto final es ampliamente satisfactorio.
El espíritu colaborativo impera sobre What Kinda Music, y eso también se extiende a los invitados que aparecen en las canciones. El incendiario artesano del hip hop Freddie Gibbs contribuye un verso sonámbulo y magistral en “Nightrider”, una intrigante instancia de una voz humilde, pero palabras ostentosas. “Storm Before The Calm” cuenta con la abundante destreza del saxofonista Kaidi Akinnibi, para conjurar un hilo de melodía que corona una pieza turbia y cargada de incertidumbre. Rocco Palladino, hijo del ilustre bajista Pino Palladino, figura como el arma secreta de estos colaboradores, aportando con su elástica ejecución de las gruesas cuerdas sobre “Lift Off” y “Kyiv”.
Existe sin embargo una irregularidad al centro de este proyecto, y es que su premisa de libre experimentación e improvisación no se compromete por completo a un ambiente determinado, prefiriendo echar un vistazo por aquí y por allá. El contenido se desplaza entre dos vibras, una decididamente oscura, y otra más psicodélica, pero también se ve empañado por una falta de rumbo que a ratos pone en jaque el balance de estos doce temas.
Al mismo tiempo, What Kinda Music carece de una narrativa o una intención comunicativa clara que establezca un vínculo directo con el oyente. Un componente clave en su ejecución parece ser la indulgencia en el jamming que levanta la composición musical; sin embargo, el departamento lírico no está a la altura de la prometedora atmósfera esotérica que abunda en el disco. Tom Misch trae a la mesa reflexiones sencillas que por ejemplo, en canciones como “The Real”, carecen de perspicacia, bordando la vaguedad en detrimento del álbum.
Ninguna de estas razones tiene el peso suficiente para descarrilar por completo el esfuerzo de ambos artistas, y dicha indulgencia en el estudio les garantiza el espacio para probar nuevas ideas y refinarlas hasta el punto de alcanzar la simbiosis entre los intérpretes. Lo que más impacta por lejos es la expresividad emocional y la cualidad aventura que estas instrumentaciones adquieren y reflejan.
“What Kinda Music” fija temprano el tono desorientador de la colección, Misch asumiendo el rol del espectador intrigado que descubre estas vibras que le acechan. “En el rincón de tu ojo / soy un extraño que tú reconoces / Tú vas por donde voy / tus palabras me siguen hasta casa”, refleja en su lírica, capturando el estado de confusión y curioso éxtasis que parece apoderarse de él.
“Festival” incursiona en un campo minado de rock infundido de matices jazzeros no muy lejanos a lo que Radiohead priorizó en sus eras de Kid A o Amnesiac. Con un estridente sentido de urgencia, su arreglo adquiere un crescendo que intensifica su marcada melancolía. Es un producto de trascendente belleza que bien podría ser el arquetipo de futuro material para el dúo. El último segmento de “Julie Mangos” revive esta chispa con una precisión casi math rock.
Los instrumentales ayudan a generar un sentido de variedad en la colección. “Sensational”, aunque breve, refleja su título en un minuto y medio de pura delicia auditiva cósmica, digna de la delicadeza compositiva de Kamasi Washington. “Lift Off” y “Kyiv”, los dos cortes apoyados por la presencia de Rocco Palladino, alimentan un ambiente de tensión con una especie de antagonismo que es contrarrestado por la ligereza optimista de los dulces momentos en “I Did It For You” y “Last 100”.
El vídeo de “Nightrider”, el último del ciclo promocional previo al lanzamiento del álbum, gira en torno a una magnética imagen de Tom Misch y Yussef Dayes, obviamente acompañados en esta oportunidad por Freddie Gibbs, moviendo sus cabezas en un ritmo unificado al son de la hipnótica composición mientras Dayes conduce un automóvil por la desierta carretera. Las nubes de humo rodean el vehículo al punto en que parece haber ascendido a otro plano en la atmósfera, casi como una ilusión de vuelo.
Dicha imagen animada ilustra con salvaje precisión la dinámica que corre por la sangre de este disco: misteriosa, intrigante, adictiva. What Kinda Music es un álbum que no está siempre claro de lo que busca alcanzar, pero consciente de la necesidad de averiguarlo, de trazar un nuevo camino para el crecimiento y la maduración. Y el espíritu aventurero que sirve como el anclaje del proyecto es razón suficiente para embarcarse en la búsqueda.