La noche en El Clan se prestó para una sesión íntima que nadie mejor que los chicos de Tunacola logran convertir en bailable, con sus pegajosos ritmos que nos hablan de un carpe diem y de las escapadas a playas caribeñas o salir a bailar un sábado por la noche.
Sin embargo, durante su presentación del pasado viernes se pudo apreciar a una banda bastante distinta de sus inicios como una bomba de electro pop, añadiendo más instrumentos y sonidos análogos, con los que que aun así, logran conservan su frescura.
No es necesario detenernos a describir el proceso evolutivo de esta banda, pero es imposible no considerar que sí ha cambiado desde sus inicios, volviendo con un sonido más fuerte, donde a ratos la batería tomaba el control, o los solos de saxo nos invitaban de la mano a seguir bailando. Pero también se asomaron sonidos de guitarras, eléctrica y acústica con las que experimentaron para otorgarle distintas intensidades, a muchas canciones que para los más fanáticos ya son un clásico.
El show fue para disfrutarlo con un vaso en la mano -o más de uno-, tanto para quienes ya conocían a la banda, como para quienes recién se estaban sumando. Logran crear un perfecto balance entre los hits de sus dos primeras producciones, y el larga duración que están próximos a sacar y que los estuvo dando vueltas por las principales ciudades de Colombia y México.
Es interesante ver la marcha de una banda que comenzó con un sonido muy innovador -para estar hablando de no hace más de 10 años- , pero que a esta altura está maduro y consolidado con un sello propio. Un sonido que se plasmó por completo en su formato en directo, en donde no tuvieron percances en mostrarnos lo que ya conocemos y lo que se viene en Tunacola, algunas veces sonando como un videojuego de los 80 dentro de un sintetizador y otras como una orquesta tropical del futuro.
Un punto importante para que sea tan evidente esta nueva etapa de la banda, es Fernanda Moroni quien llegó a encargarse en de las voces en 2015, reemplazando el rol de Paz Court, quien hoy trabaja en sus propios proyectos musicales. Moroni, le da un giro importante a esta sonoridad, con agudos que se perciben con una menor intensidad, graficando además con su puesta en escena, sintiéndose tal vez aún algo ajena para dominar el escenario como protagonista, dejándole ese trabajo a Richi Tunacola.
El principal gestor de lo que en algún momento fue la banda sonora de los hipsters del 2011, vuelve totalmente empoderado de la dirección musical, estética y filosófica deesta banda, que si bien no dista demasiado de la idea original, entrega la impresión de contar con una base más estable, sin parecer un mundo sonoro maleable y sin creador específico.
Después de un tiempo activo y productivo pero bastante sutil en los escenarios santiaguinos, Tunacola regresa con más ganas de hacernos romper la pista que nunca. Hasta el lanzamiento de su nuevo disco solo queda bailar cerca de ellos medio lento.
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