Hasta hace muy poco tiempo, muchos entendidos en la materia comenzaban a mostrar uno que otro dejo de desesperación por lo que hace rato viene escuchándose como si se tratara de una inminente realidad: el rock está muriendo.
Sin embargo, pareciera que lo que faltaba era algo de paciencia, claridad y ganas de escuchar más allá de lo que suele estar a la mano. Tal vez, la pregunta clave no es si acaso el rock está muriendo, más bien, cabe preguntarse ¿cómo suena el rock en 2018? ¿cuáles son sus colores sonoros? ¿su estética? ¿a qué inquietudes responde?
Si para responder todo eso nos enfocamos en el sonido del rock latino, resulta más difícil sentenciar la muerte del género en cuestión, ya que hoy en día mucho de rock está pasando cerca de nuestros oídos. Y es que estas sonoridades nunca han sido un fiel reflejo de lo que ocurre u ocurrió en el hemisferio norte. La experimentación, el tipo de ritmos y percusiones, un constante coqueteo con el pop o el romanticismo y una actitud sencilla suelen ser característicos desde que por allá a mediado de los 80´s Cerati aseguró que “el régimen se acabó”.
Todo esto y más, quedó evidenciado el pasado sábado en el Teatro Coliseo de Santiago, cuando en una sola noche, las tres promesas del rock alternativo latinoamericano se reunieron para brindar cátedra sobre mantener la vigencia al son de guitarras saturadas.
El inicio del show estuvo a cargo de la joven banda Usted Señálemelo, el trío de mendocinos que hace rato vienen siendo nombrados como herederos directos del atesorado rock argentino. Tal categorización, resulta ser una posta que llevan con una responsabilidad de la que no parecieran estar conscientes, lo que se pudo notar en vivo a cabalidad y que básicamente les permite una libertad en la que no se sienten obligados a “sonar cómo” sino que, logran explorar una identidad propia, nutrida inevitablemente de los Charlys, los Spinetta y los Soda, pero sin que tampoco se parezca a nada de eso.
Una hora en la que los autores de “Big Bang” (II, 2017), tomaron la distorsión y lograron transmitirla con pulcritud y actitud a un público muchas veces más preocupado del mejor ángulo para tomar la foto de rigor para las redes sociales. Usted Señálemelo, sonó. Sonó sólido, duro, distorsionado, limpio, sucio, sereno y enrabiado, como todo buen concierto de rock que se entienda como tal.
Poco rato después y con un teatro repleto de gente lo suficientemente prendida como para decir que esto recién comenzaba, los Ases Falsos llegaron para hacer patria luego de sus colegas trasandinos.
Bajo la conducción de un Cristóbal Briceño menos parlanchín que de costumbre, el show cayó como anillo al dedo para la extasiada audiencia que se rindió a los pies del conjunto local, que les dió todo lo que venían a buscar de ellos. Esto, pues no solo se limitaron a interpretar lo mejor de su último larga duración “Mala Fama” (2018), sino que se largaron a repasar los himnos más importantes de su carrera, tanto de los actuales Ases Falsos como de los extintos y muchas veces anhelados Fother Muckers.
Nuevamente el rock contemporáneo y latinoamericano habló por sí solo, gracias a la estupenda performance de quienes jugaban en casa. Los autores de “Gehena” (El Hombre Puede, 2016) sencillamente han logrado superar la calidad de su propia interpretación, incluso a través de complejas piezas pop, que en su conjunto no te permiten mantener los pies en su lugar. Un rock con sabor y alma es el que nos regaló Ases Falsos y que hace un buen tiempo viene siendo una verdadera marca registrada.
Finalmente, llegó el turno del plato principal. Sí ya hace varios años, los platenses de El Mató a Un Policía Motorizado vienen dejando claro su imprescindibilidad en el catálogo de rock and pop latino, hoy, con su show en vivo y puesta en escena, se consolidan como uno de los grupos actuales más importantes dentro de la región.
De alguna forma, y pese a representar un espíritu más tranquilo y melancólico que las primeras dos bandas, el quinteto argentino supo perfectamente cómo mantener la piel erizada de un verdadero mar de personas, que saltaban y gritaban cada una de las canciones ejecutadas, las cuales, obviamente fueron desprendidas de lo mejor de su catálogo que hoy descansa en una nutrida discografía que abarca 7 producciones de estudio.
En casi dos horas de concierto, los Motorizados demostraron que son uno de los primeros grupos que supo olfatear el aroma de la evolución natural de la música popular, ya que pese a tener más de 10 años de existencia, entienden muy bien la configuración de lo que podríamos catalogar como algo contemporáneo, actual, fresco, preciso y certero.
Básicamente, los tres grupos que se que dieron vida a esta especie de mini cumbre del rock trasandino, dejaron en claro sin mayores esfuerzos, el por qué necesitamos poner atención a los discos que, respectivamente, han comenzado a volar la cabeza de muchos y muchas en los últimos años: el rock latino vive un nuevo momento de genialidad y estamos aquí para verlo en presente, ver su evolución, sus rumbos, sus mutaciones, las buenas raíces de sus pupilos y el cuidadoso respeto hacia sus maestros. Afortunadamente, la generación de las selfies no se quedará sin rock, solo que ahora depende de ellas y ellos. Sin embargo, la música está ahí, tan viva como siempre.