La década pasada estuvo definida por los dulces actos de indie pop e indie folk que devoraron los pesados sonidos instrumentales que se venían acarreando. Con su fenomenal debut homónimo, Vampire Weekend se estableció como uno de los proyectos más fascinantes en el amanecer de una nueva generación de artistas. El éxito quedó cimentado con su majestuoso “Modern Vampires of the City” (2013), siendo una de las obras más honestas y emocionales del año. No obstante, con la salida de miembro original, multi-instrumentalista y productor Rostam Batmanglij, el estado del cuarteto quedaba en desequilibrio. ¿Cómo podrían igualar sus trabajos pasados con una pierna menos en la mesa?
En las riendas del líder Ezra Koenig, el cuarto LP del cuarteto estadounidense se vislumbra en uno de sus momentos más coloridos e invernales. “Father of the Bride” es una épica obra de casi una de duración con suave y cálidos instantes explosivos de corazón. Desde la entrada de la delicada “Hold You Now”, el larga-duración da paso a uno de los mejores cortes producidos por el grupo: “Harmony Hall”. Una placentera armonía de arpegios de guitarra envuelven una energética mezcla de candentes instrumentos. Pianos, voces, cuerdas y guitarras eléctricas. El grupo recicla uno de sus mejores versos en un demoledor estribillo: “No quiero vivir así, pero no quiero morir”. Original de “Finger Back” de su previo trabajo, encuentra una posición cúlmine en la entrada del álbum.
Con una intimidante duración, el proyecto corre el riesgo de perder la atención del auditor y dejarlo volando en sus pensamientos. En breves instantes, ciertas canciones podrán soltar el energético potencial del hilo conductor, pero en general, el álbum es una soberbia obra de amor y personalidad. La política “How Long?” vibra en su simple composición y una narrativa crítica y despiadada. El corte de cierre “Jerusalem, New York, Berlin” es una espiritual despedida que conexto todo aquello que, en palabras de Ezra: “es algo más grande que ti mismo”.
En pulsaciones cercanas a los clásicos sonidos del grupo, la electricidad pop de los sencillos más exitosos de la banda existen en el corazón de canciones como “This Life” y “Sunflower”. Vampire Weekend sostiene la ciencia que define los acordes y cuerdas de la banda, y se da el espacio suficiente para respirar nuevas producciones. Juguetean con melodías gigantes, obras íntimas y épicas. Una eterna multi-instrumentalización que solo podría conseguirse de la mano de diversos interpretes en escena, pero que de alguna forma parecieran existir en los confines de la habitación del compositor.
La experiencia integrada en la música representa un paso de madurez. Habiendo conocido el mundo y existiendo por más de una década en la industria, Ezra Koenig expresa su percepción de la religión, la muerte, la política, entre otras cosas. Él detalla sobre el título del álbum que “hay algo casi bíblico en él”. En el estado de posible desesperación al que se empuja la tierra actualmente, la música es una sincera expresión de descubrimiento. Incluso ajeno a las vidas que habitan entre los acordes, es fácil empatizar con sus expresión y encontrar la universalidad de las letras y la producción.
Aún con su enaltecido sentido de importancia, Vampire Weekend encuentra su mejor momento en el instante más vulnerable del LP. “Unbearably White” es una gélida canción de separación. Una corte que describe una relación que debe desvanecerse, pero es incapaz de reconocerlo. Más allá de las notaciones románticas, el tema detalla un estado generacional de no querer reconocer la melancolía que lo rodea. Su atmósfera existe entre una de las interpretaciones más delicadas de la voz del líder y un cálido conjunto de cuerdas, guitarras y ritmos. Irónicamente, el título re-interpreta una de las formas en que el grupo solía ser descrito.
Hay pocos motivos por los que no podríamos definir al cuarteto como la voz de su generación. Con todos sus privilegios y estereotipos, es la expresión de un instante de juventud que busca significado en el mundo que lo rodea. “Father of the Bride” es una electrizante, sincera y potente muestra de carisma. Cuando solo vas en ascenso es difícil saber a qué altura se encuentra el techo. Sin embargo, Ezra y compañía están lejos de tocar su máximo potencial. Vendrán trabajos y obras que encaminarán el sonido del mundo por venir, y este grupo de muchachos estará ahí para describirlo.
Vampire Weekend estará interpretando este álbum el 29 de marzo, en la tercera y última jornada de la próxima edición del Lollapalooza Chile.
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