Mientras que el thrash tiene sus raíces en el punk y en la nueva ola del heavy metal británico, quizás no existe ninguna banda que haya influenciado más en aquel contexto como lo hizo Motörhead en sus comienzos. Irónicamente, el miembro fundador de la banda, Lemmy Kilmister, no escuchaba mucho punk en aquel entonces y consideraba que su banda, que lanzó su disco debut el 21 de agosto de 1977, tenía similitudes y semejanzas a artistas como Jerry Lee Lewis, Little Richard y Chuck Berry. Músicos alejados totalmente del concepto punk de finales de los 70’.
“Todo es rock and roll” decía Kilmister a Loudwire en 2013. “Desde el comienzo, es así como hemos hecho las cosas. Escribes un par de canciones, enciendes tu amplificador y comienzas a tocar. Y cuando hayas llegado al final de una canción automáticamente comienza la siguiente”, afirmaba en aquel entonces.
Desde el comienzo, Motörhead era una banda diferente, con algo que decir y con mucho que probar. Luego de ser un miembro de una de las bandas más raras de rock psicodélico que se tenga registro, Hawkwind –de la cual fue despedido luego de que fuera arrestado en Windsor, Ontario por posesión de drogas- Kilmister tomó todos los riesgos necesarios y fue en contra de la corriente una vez más. Motörhead obtuvo su nombre luego que Lemmy escribiera una canción para Hawkwind, además, el primer disco de la banda también contó con dos canciones que eran para la banda psicodélica que finalmente encallaron en el primer Lp del grupo; “Lost Johnny” y “The Watcher”. El resto del disco, a excepción de “Keep Us on the Road” y “White Line Fever”, fueron canciones que la banda escribió en 1976 y no fue hasta 1979 que su casa discográfica no diera la luz verde para publicar esta pieza angular del rock británico.
“Ya éramos una maquinas cuando grabamos nuestro disco debut”, comentó Kilmister. “Ya veníamos tocando las canciones en vivo desde hace un año así que sabíamos exactamente como llevarlas a cabo. Al final solo se trató de tocarlas un poco más fuerte y un poco más rápido”.
Una de las más grandes diferencias entre On Parole -el sello de la banda- y ellos, fue sobre el último guitarrista que tuvieron: Eddie Clarke. Estuvo en la banda hasta 1982 cuando fue despedido luego de grabar Iron Fist; él estaba molesto puesto que aceptaron registrar “Stand By Your Man” de Tammy Wynette con Wendy O. Williams. “Antes de Eddie teníamos a Larry Wallis en guitarra. Fue extraño porque él muchas veces comentó que necesitábamos a otro guitarrista para que pudiéramos sonar más fuerte. Fue entonces cuando Larry dejo el grupo y llego Eddie a sustituirlo. Entonces, obviamente, Larry se quería ir pero no quería dejarnos estancados sin nadie que pudiera remplazarlo. Me tomó un par de años entender aquello”, le decía el bajista al aludido medio en 2013.
Clarke tocaba desde una base de blues, pero también podía disparar solos de metal y acoplarse con la voz raspada de Kilmister y crear una distorsión mientras que Phil Taylor hacia lo suyo de manera notable en batería; Motörhead era el equivalente sónico a la explosión de una fábrica de fuegos de artificiales. Por si fuera poco para capturar ese sonido monstruoso del cual se jactaba la banda en sus presentaciones en vivo contaban con una gama de guitarras que esperaban ser destruidas de la mano de amplificadores que lo destruían todo a su paso como lo presenciamos en “The Watcher”. La grabación de toda la volatilidad de la banda queda plasmada en la química que existía en cada uno de los integrantes a la hora de tocar.
“Hemos luchado desde siempre”, afirmaba Lemmy. “Eddie nunca fue un nombre que se echara para atrás, y él y Phil nunca tuvieron miedo de usar sus puños así que por lo general los tenías a ellos peleando en una habitación al fondo”.
La banda comenzó a grabar su debut en los Escape Studios, en Kent, Inglaterra, justo después de tocar en el Marquee de Londres. El dueño de Chaswick Records, Ted Carroll, les pagó por grabar un par de canciones para un single que fue producido por Speedy Keen. Desde que ellos prendieron sus amplificadores hasta el final de las sesiones grabaron 11 canciones en tres. Carrol, impresionado por como sonaba la banda, pago por el tiempo adicional que utilizaron para grabar el álbum así como también otras cinco canciones que no vieron la luz hasta en 1988 con la remasterización del trabajo.
Motörhead posee cortes sobresalientes que tienen historias notables de fondo como “Iron Horse/Born to Lose” o “White Line Fever” que se trata del mismísimo Jimi Hendrix quien fuera “jefe” de Kilmister. Su trabajo consistía básicamente en conseguir los “remedios” (drogas como heorina y LSD) que necesitaba Jimi día a día.
Motörhead finalmente estaba disponible en Estados Unidos en aquellos años de la mano de su disco debut pero solo en nombre, puesto que no recibieron un lanzamiento oficial en USA hasta 1988 cuando Roadracer los agrego a su catálogo. Increíblemente, ninguno de los primeros cuatro discos del grupo salieron de manera regular en Norteamérica hasta después de que su álbum en vivo No Sleep ‘til Hammersmith saliera al mercado en 1981.
“Nadie nos quería conocer en América. Caminamos entre bandas de heavy metal como Deep Purple en aquellos años y luego con la nueva ola británica con bandas como Iron Maiden. Así que estábamos bastante furiosos. No pudimos firmar ningún contrato en Estados Unidos hasta que No Sleep ‘Til Hammersmith llego al número 1 en el Reino Unido y eso fue después de que Ace of Spades y Bomber llegaran al puesto número 4 y 6 respetivamente”, comentaba en Loudwire el ahora fallecido Lemmy hace tres años atrás.
“No creo que hayamos sido suficientemente lindos. En aquel entonces, todas las estrellas de rock lucían como Motley Crue. Ellos son una gran banda de rock pero eran muy afeminados en aquel entonces. Nunca tuvimos esa ventaja. Pero ciertamente siempre tuvimos la peor parte de la escena metal de aquel entonces que eran nuestros fans. Nos dieron a conocer de una gran manera. Tenemos personas que realmente nos escuchan puesto que otras no lo hacen. Ellos escuchan el volumen que creamos, no nuestra letras y música”, sentenciaba en aquel entonces el bueno de Lemmy sobre un disco que cambio su vida y la escena heavy metal del mundo. Ya son 39 años de historia que se forjo a punta de amplificadores en llamas y que desde el fallecimiento de Kilmister se mantiene fósil en el tiempo.