Los cambios culturales son consecuencia lógica de impactos político-sociales. Así surgió el movimiento hippie de los sesenta en Norteamérica, el punk de los suburbios londinenses a principios de los setenta, y la furia contra la industria discográfica representada por el grunge noventero. Fenómenos con infinitos paradigmas, mismos que hoy toman paulatina forma: Donald Trump emerge como presidente de los Estados Unidos, Europa sucumbe ante la crisis de refugiados, y Medio Oriente despierta día a día con francotiradores asediando sus fronteras.
Bajo dichos cánones no son pocos los músicos que han tomado cartas en el asunto. Ya Rage Against the Machine piensa en echarse guitarras al hombro al igual que Michael Stipe. Y si bien el ex R.E.M. ha afirmado en múltiples oportunidades que se siente cómodo fuera de la música, ahora expresa que quiere retomar la composición, no como una estrella de pop de enfoque global, sino como un ser humano maduro de actuales 56 años.
“No estoy listo para volver completamente al estrellato del pop de nuevo, con 56 años, pero quiero trabajar otra vez en la música”, afirma a New York Times. Actualmente Stipe se encuentra produciendo el quinto largaduración de Fischerspooner, proyecto ambientado en un sonido dance electrónica que bien quiso darle a R.E.M. en algún momento pero que no llevó a cabo por no ‘representar lo que eran’.
El músico oriundo de Georgia agrega que musicalmente, su proceso preferido es el. “Tocar es todo un asunto, ya que no tengo el perfecto tono y desplante, hay ansiedad; siempre termino siendo plano, ese es el problema. Conozco las canciones donde puedes ladrar y gritar, y siempre sonarán entretenidas e interesantes, no importando tu poca calidad. Pero escuchar es un tópico distinto. Hay momentos en que mi pelo atrás de mi cuello se para y pienso ‘wow, algo profundo está ocurriendo aquí. El ‘necesito esto’.
También explica cómo el hit Losing My Religion de 1991 cambió su vida. “Recuerdo que la primera vez que caminé por la Quinta Avenida y súbitamente todos me reconocieron. Estaba listo para ello-llevábamos haciéndolo por 11 años-. Estaba con los pies en la tierra en ese momento. Lo que quieres como una idea de fantasía de lo que la fama trae, en comparación con lo que realmente trae, son dos cosas muy diferentes. La realidad nunca es tan sexy. Dicho esto, me encanta mi vida, me gusta ser una figura pública, y la mayoría de todo lo que involucra”, cuenta.
“Estábamos tratando de empujar lo que hicimos. Mirando atrás, hace sentido que el siguiente álbum fuera Automatic for the People, un paso radicalmente distinto. El siguiente sería Monster, un registro que a nadie le gustó. Todos esperaron otra versión de Automatic, y bajo ningún sentido les daríamos eso. En cierto modo nos disparamos a nosotros mismos. Pero ahora, 20 años después, no es un mal registro. Tras ello editamos mi álbum favorito, New Adventures in Hi-Fi. Fue nuestro peak musical”, concluye recordando las influencias de Out of Time.
El origen del fin
Hace unas semanas, en entrevista con Rolling Stone, Peter Buck confesó que el quiebra con la banda tras treinta años de carrera ocurrió porque llegaron al punto en el que querían ir cada uno por su cuenta y no querían seguir haciendo canciones de veinteañeros. “Una de las cosas por las que siempre fue tan grande estar en REM era el hecho de que los discos y las canciones que escribíamos significaban tanto para nuestros fans como para nosotros. Era, y sigue siendo, muy importante para nosotros hacer lo correcto. Ser parte de sus vidas ha sido un regalo increíble. Gracias”, sentenció.
Algo que en propios términos de Buck le agradó bastante. Su ciclo había terminado y tomaron el camino correcto. No optaron por alargar una banda que ya no se sentía una banda, ni mucho menos emplearon la baja táctica de hablar mal uno de otro. Un acuerdo entre caballeros.
“No nos hemos demandando. Técnicamente, la banda se separó. Pero en realidad no lo hizo. Simplemente no estamos haciendo discos o giras. Estoy muy orgulloso del hecho de que terminamos en 2011 con los mismos ideales que empezamos en 1980. Estoy muy orgulloso de nuestro catálogo. Hay un par de discos que no son muy buenos. Pero hay un par de discos de Bob Dylan que no son muy buenos”, agregó.