Cuántos recuerdan con nostalgia esos tiempos donde la música era un recurso que se obtenía con pericia, o en el mismo intervalo de años en donde los discos lanzados en otro continente o al norte de nuestra nación llegaban con años, y a veces décadas de retraso. Un salto en párrafos es lo que nos hace sentir Manuel Maira en su segundo libro titulado Bajen la Música (ediciones B): el nuevo paisaje de la industria discográfica.
Entre datos, entrevistas y un pasaje personal por la industria se desarrolla un continuado de historias y un variado conjunto de datos freak para recordar. Manuel ya tiene un libro encima a la hora de escribir Bajen la Música (Canciones del Fin del Mundo) pero más allá de eso también tiene un sinfín de entrevistas a músicos nacionales; conocido por su templanza al momento de interactuar, su segundo libro refleja su auténtico estilo para relatar y escribir pasos generacionales, con una mirada personal sin duda, pero que es la voz de muchos.
¿Recuerdan su primer concierto? Hoy en día es una buena pregunta para generaciones del 80’ en adelante, cambia el cuestionario para los anteriores a esos años, un ¿recuerdas tu último concierto? no estaría nada de mal. Ahora bien ¿sabes quién te metió el bicho de la música? Estas y más son las interrogantes que se plantean y son respondidas al unísono.
Estamos presenciando un “progreso” – tecnológicamente hablando -, un traspaso que estamos viviendo y seguirá avanzando, así como pasamos de un personal a un Ipod (o bien al celular). Así avanzan las hojas envueltas en seis capítulos, pero con un tema principal: la re-evolución de la industria discográfica y la música en la era del caos.
El casete como gen de la piratería, el CD como gen del divorcio de la industria con la gente, el canibalismo de las discográficas internacional, nuestra nostalgia al pasado musical y los músicos que siguen viviendo del pasado, el primer show masivo en Chile, las productoras y sus malas producciones, la tolerancia de los músicos, los distintos e innumerables estímulos que percibimos como nuevas bandas emergentes, la generación de recambio de la música chilena, el indie chileno, la producción nacional, Quemasucabeza, las marcas y los músicos, los músicos y sus estereotipos de géneros, los sin género, los nuevos géneros y de nuevo la independencia musical. La nueva radio, la sobrevivencia, los sectores económicos, la sintonía para ABC1, la Rock & Pop de antes, y el solo Pop (comercial) de ahora, la televisión, el playback, los programas sin futuro, Rojo, la fama, la cultura, la envidia a Inglaterra, la cultura de Inglaterra, los músicos de Inglaterra. La era digital, Spotify, Deezer, las nuevas SCD pero internacional y virtual. La crítica en código literario, las nuevas producciones, festivales, Lollapalooza, Cancha General y las experiencias por sobre la piratería… esa piratería que el casete inició.
En fin, lleno aristas y ángulos que leer, los capítulos son una “mezcla de ensayo, reportaje y crónica personal” extremadamente nutritiva para el que gusta tanto de la industria nacional como de la música en general, si desea analizar las transformaciones de la música lea primero este pase gol del que casi fue futbolista, pero terminó siendo el autor de Bajen la Música