Cuando miles de personeros de la música estaban sentenciando al rock a una muerte definitiva, aparece en el símbolo de lo mainstream una de las bandas nacionales con más proyección que se haya visto en la última década. Con cuatro discos en el bolsillo (3 LP y 1 EP), decenas de giras internacionales y un Premio Pulsar (2018), Adelaida dirá presente como una de las pocas cartas rockeras con las que se apostó en la novena edición del festival más parafernálico del momento.
Jurel Sónico (Guitarra y voz), Naty Lane (Bajo y coros) y Lele Holzapfel (Batería) dan vida a este proyecto que ha sabido cultivar un reconocible sonido propio y avasallador, adornado de ambientes oníricos, guitarras esquizofrénicas y baterías endemoniadas, pero que al mismo tiempo logra una amigable sonoridad repartida entre efectos de pedal y guiños hacia un pop convocante y revitalizador. Con estos componentes, los autores de “Columpio” (Paraíso, 2017) harán su debut oficial en el apabullante Lollapalooza Chile.
Pero no solo pulseras y coronas de flores están en la mira del potente trío porteño. En esta larga y tendida conversación el baterista Gabriel “Lele” Holzapfel adelanta las novedades que se vienen para el próximo disco de Adelaida y una que otra sorpresa para el 2019.
Adelaida debuta en Lollapalooza 2019 ¿Cómo reciben este nuevo paso en su carrera?
L: Por un lado es muy bacán porque nos vamos a enfrentar a la posibilidad de ver a bandas que no veríamos ni cagando en otras circunstancias. Vamos a poder ver, analizar y disfrutar shows de calidad internacional, como St. Vicent ponte tu. A mi en lo personal me encanta, los chicos no la cachan mucho, pero vamos a ir a ver ese show porque yo tuve la oportunidad de verla la última vez que vino y fue como, weón, una clase magistral de lo que es un show como tal en todos los aspectos. Eso es bacán.
Por otro lado es complicado, porque existe esa ambición sana de querer crecer como banda y por ende, hacer crecer tu audiencia, y este tipo de instancias como el Lollapalooza son demasiado positivas pa esa weá, independiente del horario que te haya tocado. Te valida. Es muy loco weón. Por ejemplo, algo tan tonto e íntimo como decirte que para mis viejos es como “wow, llegaste a esta weá”, o para amigos de la universidad, profesores o gente que no es de este medio. Con el festival te toman más en serio. Lo mismo ha pasado con el Pulsar o con el hecho de haber ido a China, son como hitos dentro de la carrera de una banda y en ese sentido es muy bienvenido. Pero por supuesto que también hay que tomarlo como un escenario más y no subirse los humos. Siempre todos los escenarios son importantísimos, aunque estés tocando en un bar underground de Valparaíso, tienes que dar el mismo show con toda la energía igual. Entonces, hay que mantener a raya ese sentimiento de “Waaaa, estamos en el Lollapalooza”. Filo weón, podemos tocar en cualquier parte también.
Supimos que hubo problemas por su horario en el Festival ¿les molestó haber sido citados para abrir la última jornada?
L: No es que nos moleste el horario, el tema es que siempre hacen eso con bandas nacionales que justamente necesitan que la gente que no los va a ver, o que no los conocen, los puedan ver. Son en esos horarios difíciles en que no ha llegado casi nadie. Pero creo que sería incluso conveniente para ellos poner a un headliner o a alguien medianamente famoso, más temprano. Así, para ellos que piensan en lucas, la gente llegaría más temprano y por ende, va a haber más consumo. No sé a qué responde eso, pero tampoco está mal. Osea, filo. Vamos a tocar a las 12:30 y vamos a poder estar todo el día piola, pasándolo la raja, desocupados. Pros y contras, siempre.
El festival ha crecido y se ha transformado conforme las audiencias han evolucionado en sus gustos. ¿Qué te parece el giro hacia estilos urbanos o populares por el que se ha apostado en las últimas ediciones del Lollapalooza?
L: A mí me parece natural. No podría juzgarlo como desde otro lado más que la evolución natural de un festival de esa envergadura, que quiere apostar a que llegue la mayor cantidad de gente, porque también es un negocio. No me sorprende que se haya ido para ese lado. Me parece bien, porque también hace que los públicos se mezclen, y creo que eso siempre es saludable.
Hablando de nuevas tendencias, durante el último tiempo el trap chileno ha sido protagonista en la escena de la región y su rápido ascenso ha sido cuestionado por muchos, pero aplaudido por muchos más. ¿Qué te ha parecido el fenómeno del trap nacional hasta el momento?
L: El trap no es una música que yo disfrute, ni que escuche, ni que eche de menos ni en la casa ni en las fiestas. Pero encuentro muy positivo que exista este género, que es más bien complaciente con el mercado. Eso explica su boom tan rápido y que parezca una weá que apareció casi por generación espontánea y sea tan masiva o que Paloma Mami sea la artista chilena más escuchada de Spotify. Me parece un fenómeno curioso. Tu puedes decir “puta que paja, ¿por qué no son Los Jaivas?”, pero por otro lado resulta natural.
La gente quiere bailar y creo bailar en una sociedad culiá como en la que estamos, que está super empaquetada y reprimida aún, es casi un acto revolucionario. Creo que está bien, que rico que exista y que hayan weones tomándolo en serio, porque si fuera una chacra sería peor. Además lo agradezco, porque alimenta un fenómeno que creo que es super bueno en cualquier escena, y es que la gente quiera a sus artistas, que se los banquen como hinchada. Lo que hacen estos cabros es que hacen que los chiquillos amen algo chileno. O sea, por fin.
En el otro extremo se encuentran géneros como el rock, que aparentemente no han sabido cautivar a los nuevos y actuales espectadores. ¿Cómo se para Adelaida frente a ese escenario?
L: No nos pone en una posición incómoda tener que abordar este Festival tan heterogéneo, con el sonido nuestro que es más bien cargado hacia un lado que en Lollapalooza no está convocando tanto, como la parte más energética y rockera de las cosas. El género de Adelaida también coquetea con otros estilos, si bien es rock y somos bien carnaza con eso de la distorsión y los riff, igual se ha ido suavizando o vuelto más fácil para gente que no escucha esa música. Agarran con algunas canciones más poperas, más melosas. Igual ha habido una evolución un poco más tranqui en algunas canciones. El nuevo disco se viene cargado caleta para ese lado también.
A todo esto, se viene su nuevo disco este año. !A pesar de sus agitados 2017 y 2018! ¿Nos adelantas algo del próximo material de estudio?
L: Estamos terminando la mezcla, todavía hay un par de cosas. Tenemos que grabar todavía unos violines. Es bien loco, hay una canción que tiene caleta de capitas de violín y hay muchos timbres nuevos. El disco nuevo en general está mucho más, no sé qué palabra usar, no sé si aventurero, osado o juguetón. Como que nos fuimos más en un rollo en que “ok, estas canciones están pidiendo cosas que no les vamos a dar si seguimos con la cabeza tan cuadrada, en donde somos solo de tal y tal estilo”. En este caso fue un “chao nomás con la weá” o sea, estas canciones son lo que son y démosle con lo que necesitan. Hay dos canciones que no tienen batería por ejemplo. Eso es raro, nunca lo habíamos hecho. Fue como “¿y por qué no lo probamos así?”, sacamos la batería y pusimos una percusión electrónica, compusimos una pista y también pasó que convocamos a un amigo para tocar los bongos, huevitos y en general, algo más playero.
¿A qué crees que se debe este giro artístico y musical de la banda?
L: Esto se fue dando porque también los gustos musicales y las influencias de la banda fueron cambiando. Yo creo que en el mundo de las influencias dentro del arte hay dos capas, una que es más desde tu inconsciente, pero también hay weás que son más de una capa más superficial, las músicas que estás escuchando en el día a día. En mi caso ponte tu, son muy distintas a lo que tocamos. A mi me gusta música más tranqui, otra volá. Entonces cuando permites que dentro de tu estilo empiecen a aparecer timbres, atmósferas o weás estéticas, se vuelve más entretenido. Amplías el lenguaje, y me parece que para una banda eso es demasiado necesario, para mantenerla fresca.
También fue que se iban apareciendo las canciones solitas. De repente en las mismas giras empezamos a atender ideas o riffs que estaban en estado de nada, de maqueta nomas y empezaron a acumularse, y de repente fue como “oye, creo que es momento de grabar todas estas canciones”. Es un disco de grandes contrastes, tiene temas muy distintos y esa weá, para mí al menos, resulta muy estimulante para tocar en vivo.
Son casi 10 años de carrete para Adelaida, y a estas alturas del partido cabe preguntar ¿Hacia dónde apuntan con esta etapa de su carrera? ¿Qué buscan proyectar?
L: Lo que queremos proyectar tiene que ver con la sensación bacán que nos produce tocar en esta banda y ser un grupo de amigos, porque finalmente en el fondo somos eso: tres amigos que tienen una amistad de muchos años, y eso incluso trasciende a la banda.
Es algo en lo que me fijo cuando voy a ver a un grupo, independiente del discurso, que puede ser un discurso directo o un discurso estético, un mundo o un lenguaje propio de cada artista.
Nos interesa proyectar que estamos haciendo algo que amamos y que lo pasamos bien haciéndolo, para mi eso es lo principal. Cuando eso se deje de proyectar, quiere decir que hay algo mal adentro y entonces las cosas se ponen de otro color. Para mi tiene que ver con eso, con llevar la bandera del placer de hacer lo que uno ama y hacerlo con compromiso.
Lo comido y lo tocado no se los va a quitar nadie, pero ¿Cómo miran el pasado? ¿qué lecciones se aprendieron en el camino, en el Underground?
L: Yo creo que el Under es fundamental para que cualquier banda pueda mantenerse de pie, si es que después se van a un lugar un poco más mainstream. Es la escuela, es la calle, es saber que las cosas cuestan, es una weá muy especial la que se siente en el Underground y creo que es demasiado necesario.
Hace poquito estuvimos tocando con las bandas de Antofagasta que grabó el Jurel (Sónico), porque es necesario y entretenido volver a esos escenarios más chicos, donde las necesidades son otras. Es la raja y lo encuentro sano, pero por otro lado, como el proyecto creció, el show se vuelve más complejo. Estás trabajando con un sonidista, los monitores, los iluminadores, las visuales, el sello y toda la pega que hay detrás. Entonces se vuelve complicado levantar un show y necesitas ir a lugares donde entre más gente, donde se cobre más caro, para poder mantener la máquina andando.
Esa es la única weá que te aleja del Underground siento yo. Las tocatas donde tienes que perder lucas por tocar, son como para alimentar la energía del grupo a veces, pero también resulta contraproducente para poder hacer que el grupo crezca. Para pagar los discos, para pagar desde los pasajes hasta lo que cobra cada persona que trabaja en esto. Profesionalizar la weá tiene sus costos, pero yo creo que nunca hay que cortar los vínculos ni cerrar las puertas a los lugares que te entregaron lo que tienes ahora.
Además del disco ¿Hay más novedades para Adelaida en 2019?
L: Este primer semestre nos vamos a dedicar a hacer el disco bien, ojalá al 100% y hay algunas tocatas pequeñas, hay una sesión que vamos a grabar en vivo. Lo más importante se viene el segundo semestre, por que tal vez nos vayamos a una gira por Norteamérica. No está todavía completamente confirmado porque falta el financiamiento y lo de siempre, pero podemos anunciarlo como una especie de plegaria. ¡Crucemos todos juntos los dedos para que funcione! Pero si sale todo bien, nos vamos. Hay una invitación en Chicago, Nueva York, Seattle y México.
Se habla de que actualmente vivimos en una sociedad líquida, donde pasan muchas cosas pero al mismo tiempo nada. Frente a todas las complejidades sociales y políticas que se viven en tanto en Chile como en el extranjero ¿Crees que hacen falta voces rabiosas y guitarras más afiladas en un mundo de Selfies y Hashtags?
L: Entendemos que se vienen tiempos más difíciles de lo que pensábamos y al parecer, antes de lo que pensábamos. Es muy necesario que cualquier artista que sea convocante en su ámbito de su opinión sin miedo y se ponga los pantalones con algo. Yo también echo de menos eso, y ha sido complicado en ciertas partes de la historia de la banda respecto a ver si tomar partido de forma artística o dar tu opinión cuando tienes que darla, y creo que nos hemos volcado más hacia esa segunda opción.
Yo me dedico a otras cosas también, a las artes visuales, y es ahí desde donde siempre trato cumplir con eso. Para mí es super importante hacerse cargo de la coyuntura, pero creo que va a ser importante hablar de eso entre compañeros, entre grupos, porque es tiempo de ponerse la camiseta y apuntar con el dedo a quienes haya que apuntar. O sea, que venga Bolsonaro a Chile y lo reciban en La Moneda como si nada, para mi es como si le abrieras la puerta a un monstruo, y eso dice mucho de los políticos que tenemos. Hay que hacerse cargo de esa weá.