Arca, mutante. El cambio ininterrumpido es una de las facetas esenciales que le definen como artista. De Venezuela hacia el mundo; del alias de Nuuro al avatar de Arca; de las sombras a la fiesta. Su discografía también parece evolucionar en paralelo a su autora, capturando en “Kick i” un energético instante en códigos de moderna y etérea poesía. Este atrevido lanzamiento introduce un nuevo sabor en su registro, donde se apodera de sus raíces latinas y la experimentación que le caracteriza para generar un sonido único. Identidad; apoderarse de su historia.
Ya antes de su primer LP, Alejandra Ghersi se ganó un nombre en la escena musical con su vanguardista producción, colaborando con pesos pesados como Kanye West, FKA twigs y Björk. Luego de varios epés y tres álbumes instrumentales, Arca prueba con su voz y letras en su álbum homónimo del 2017, LP que la consagró con un enorme éxito –siendo también uno de los álbumes del año en Cancha General–, el que dejó inmensas expectativas de su porvenir.
“KiCk i” llega y de inmediato “Nonbinary” golpea fuerte: un track que nos remite a la identidad de género de la artista, quien desde el 2018 comenzó a identificarse públicamente como no-binaria trans-femenina. El contenido lírico nos habla respecto a su experiencia de ser parte de una disidencia, representando inevitablemente a un grupo mayor de personas e identidades. “I do what I wanna do when I wanna do it” son las primeras lineas que KiCk i nos deja escuchar, las que responden también a cuestiones temáticas planteadas de manera implícita en este nuevo LP: un sonido que fluye con una veloz y libre energía, correspondiendo a la emancipación de las normas binarias que le ataban.
La nueva etapa de Arca también destaca por la adopción y re-significación de ciertos elementos del mainstream, los que le corresponden al retornar a sus raíces latinoamericanas: Reggaeton experimental. Es en el tercer track, “Mequetrefe“, que tenemos la primera probada de esta candente fusión: un animal extraño comandado por la fiesta a la que invitan los beats de reggaeton, fuerza opuesta a la nostálgica melodía y aguerridos lyrics de Arca. “Time” y “Riquiquí” terminan de construir una vorágine de fuertes cadencias electrónicas que son la arquitectura de esta primera sección.
“Calor” cambia el paso: suave balada y drama a la electrónica. Su voz nos recuerda al modo con el que condujo su LP homónimo, con notas graves, fuertes y lentas. Una evidencia del amplio registro que maneja; experimentación conducida por el ánimo al que deba corresponder. Luego, con un idóneo ímpetu se desliza “Afterwards“: un suspiro eterno. La suave voz de Björk trova con electrizante gracia un poema de Antonio Machado, con una interpretación en español quebradizo: acento que constituye el particular sentimiento al que “Afterwards” nos evoca.
Retomando el curso de la fiesta en transición paulatina, “Watch” sirve como telón perfecto para uno de los bangers del álbum: “KLK“. Esta colaboración con Rosalía desmiembra al reggaeton para crear una nueva y extraña criatura. Arca entiende la voz también como un recurso, y los cantos de ambas artistas sirven como un extraño instrumento que se funde en un festivo caos electrónico.
Ya cerca del final del LP, “Rip the Slit” sigue con el pedal a fondo, y encuentra el freno recién al final de “La Chíqui“. Este último es un hito especialmente importante, pues esta colaboración con SOPHIE reúne a dos de las artistas trans más importantes de la última década, quienes se juntan por primera vez. Parecen ser dos caras de la misma moneda, quienes se entrelazan en una mezcla dislocada y fiel al estilo de cada una, sin que la autoría de una pese más que la otra. Respecto a esta colaboración Arca declaró que “amo a SOPHIE y fue como ‘si tenemos que hacer un track juntas, tiene que ser una locura'”, en conversación para Apple Music. “Fue muy bello trabajar con otra mujer trans y solo ser cada una”.
“Machote” marca el ánimo de la sección final, en una especie de cover a “Quiero una Chica” de Latin Dreams. Si, la intro de “Papi Ricky“. En un lento y complejo tejido musical, Arca voltea los roles de la letra original para pedir por un machote que la sepa amar. Vuelve a torcer las dinámicas de roles de género en una suave nota para el final del LP. El track de cierre es “No Queda Nada“, una estremecedora declaración de amor a su pareja Carlos Sáez. Agradecimiento tras agradecimiento, el complejo andar de “KiCk i” culmina en romántica armonía.
La constitución sonora de este LP parece rendirle homenaje a su portada: pesada armadura que se adhiere a la irremediable fragilidad del ser. En entregas anteriores, Arca ya nos había mostrado sus garras con ejecuciones de alto nivel, tanto en su impecable producción como en sus desgarradoras letras – jamás, sin embargo, de manera tan personal como lo planteado en este álbum. Y es una buena noticia que “KiCk i” no caiga en el lamentable cliché autobiográfico, pues logra apoderarse de su historia para conducir una efervescente narrativa: se lee en su sonido y en sus letras, y no en cursilerias que rompan el encanto.
En un vistazo Arca parece sumergirse en un difícil caos, el cual se abre lentamente para mostrarnos más de ella misma: la fiesta se encausa, celebrando su historia en un festival digital. “KiCk i“, una rupturista orquesta que canta a la vida; cálida distopía que abraza el porvenir.