Hablar de éxito comercial en el rock de los últimos 20 años, es algo complicado. Tal hito se remite a un número de artistas no mayor al de las cuerdas de una docerola. Pero dentro de los nombres que podemos destacar, está el de Kings of Leon. En 2008, los “Sureños de Tennessee” se inmiscuyeron en las olas del mainstream con su cuarto álbum “Only by the Night” (2008), logrando un reconocimiento masivo gracias a canciones como Sex On Fire, Use Somebody o Be Somebody.
Luego de 13 años, los mal llamados “Strokes del Sur”, vuelven a rescatar el alma de sus primeros trabajos con su último LP: “When You See Yourself” (2021). La placa funciona como un nuevo camino de redención hacia el sonido que los vio nacer, y que les dio el sustento para llenar estadios alrededor del mundo.
En esta nueva producción la banda decidió asociarse al productor Markus Dravs, quien ha trabajado en proyectos junto a Arcade Fire, Börjk, Coldplay y Florence & the Machine. De este modo, generaron un ritmo de trabajo que les permitió tener todas las canciones listas en 2019. Sin embargo, la llegada de la era Covid obligó a postergar los planes de lanzamiento, haciendo que When You See Yourself se transforme en su primer album en cinco años, desde el estreno de su predecesor “Walls” (2016).
Sea como sea, las cosas lograron calzar de buena forma ya que al igual que varios artistas que grabaron antes de la pandemia, el cuarteto se da el tiempo de hacer una segunda lectura de sus letras. “Es extraño cuando las repasas”, comentó el líder de KOL, Caleb Followill, a The Guardian. “Pareciera como que las canciones fueron escritas en cuarentena. Hay mucho contenido profético ahí”.
¿Gancho comercial, cliché, respuesta tipo? Vaya a saber uno, mejor escuchemos el disco.
Estamos frente a un disco auténtico, transparente de sentimientos y con varias sorpresas en el camino. Los arpegeos iniciales, repetitivos y en ascenso de “When You See Yourself, Are You Fare Away” marcan la base sonora para el resto de canciones, donde las tensiones se mantienen a base de loops que luego se quiebran para dar espacios de liberación y epifanía. El sintetizador predomina, generando espacios dignos de ambientación pseudo-dreamy. Por otro lado, incluso con una predominancia de reverb para las guitarras en temas como “The Bandit”, se logra una escapada hacia el rock más clásico de Kings of Leon. Lo mismo pasa con la penúltima del álbum, “Echoing”, llena de guitarras crudas, como si de un revival rockero de los 00`s se tratara.
Una cosa hay que aclarar, y es que este álbum logra su mayor apreciación cuando se escucha con cierta intimidad. Si no nos crees, ponte en los oídos “A Wave”, y cuéntanos cómo te va. Caleidoscópica, atrapante, desnuda y despojada de caretas: “The taste, as bitter as before / We could waste all the best of times ‘til we know / That lights and shapes they only fade / In the hold that washes all away”.
El disco también logra paisajes únicos, auras personales en notas de tiempo breves, además de fraseos extensos interpretados en la frágil y emocional voz de Caleb, como en el himno “100,000 People”, la única canción que no avergüenza al hombre detrás del micrófono principal.
Oh, fire’s gonna rage if people don’t change
Time in Disguise avanza entre una armonía de sintetizador dreampop y una guitarra susurrante con ánimos de rock&pop. Mientras que Supermarket, mueve su bajo sin apuros pero con la presión necesaria para escuchar los movimientos a través del mástil. Ambas son pavimento para un camino de coros pop que se logran sellar dentro de la frase “Oh, fire’s gonna rage if people don’t change / A story so old, sill so original”, perteneciente al track Claire & Eddie, una canción con mirada country hacia los problemas sociales de Estados Unidos y que además, bien pudo haber sido escrita por Alex Turner o Noel Gallagher. Sin duda, es una canción que debió darle el epitafio al disco.
When You See Yourself, está lejos de proyectar la explosiva energía sus clásicos himnos, y mucho más aun de la experimentación. Aunque la verdad, Kings of Leon nunca ha sido de esas bandas. La familia Followill es más de crecimientos personales reflejados en líricas y capas sonoras que invitan a la escucha activa y reflexiva. Una actividad personal que ellos masifican y, paradójicamente, la llevan al masivo suelo de las arenas, los estadios y los festivales.
Si no estuviésemos en cuarentena mundial, el octavo de los sureños de Estados Unidos, sería una excelente excusa para salir de tour por el mundo.
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