Kiley Reid debutó el 2019 con un libro que se ha visto en todas partes del internet. “Los Mejores Años”, o “Such a Fun Age” su título original, pone en la mesa temas que en pandemia han resurgido con potencia, y no por ello menos importantes de seguir tratando en la literatura contemporánea. La escritura de este libro es ligera a primera vista, ventosa y fácil de leer que puede llevar un tiempo apreciar las profundidades a las que nos lleva la autora en esta novela ágil en forma. Con micro y macro agresiones que denotan una sociedad racista intrínsecamente, Kiley Reid nos lleva al Estados Unidos del 2015 para denotar su pluma urgente y voraz.
Han habido muchas comparaciones con el libro “The Help” de Kathryn Stockett, y es compleja esa comparación pero no muy alejada de las reales problemáticas que sí aborda el libro de Reid. Hay que tener cuidado, porque incluso ahora, diez años después “The Help” pareciera ser una forma de que blancos se sintieran mejor acerca de la forma en que actuaron durante la segregación de Jim Crow, y bueno, de la forma en que se sigue dando esta segregación en micro y macro agresiones como hemos visto en el transcurso de BLM con mayor intensidad.
Lo interesante de este libro, “Such a Fun Age” es cómo la autora Kiley Reid, mujer afroamericana de California, comparte su perspectiva de problemáticas que la asechan a ella como individuo y en su colectivo. Es así que este libro se establece en 2015 y no en la década de 1960, por lo que las circunstancias son diferentes pero, alarmantemente, no tan diferentes como debiera ser. Experimentamos situaciones de abuso que aún podemos identificar hoy en día, y eso lo que hace que esta novela sea urgente en su ejecución y temática.
“Los Mejores Años” a grandes rasgos se trata de dos mujeres: Emira Tucker y Alix Chamberlain. Emira es una joven niñera (más bien canguro como especifican en la versión y traducción al español de España que revisamos hoy) afroamericana que cuida a la hija mayor de los Chamberlain, Briar, y actualmente está haciendo malabarismos con dos trabajos mientras lucha por pagar el arriendo, mantener su atención médica y descubrir qué quiere hacer con su vida. Alix Chamberlain es una especie de influencer -blanca- y una celebridad menor de las redes sociales que lucha contra las dudas y las inseguridades que aquejan a una dueña de casa y madre joven.
Cuando Emira es detenida por un guardia de seguridad en un supermercado y acusada de secuestrar a Briar, el libro toma como eje esta problemática. El momento es captado por un individuo con su celular y, aunque Emira no quiere presentar una denuncia por esta violenta acusación, tanto Alix como el espectador que lo filmó quieren ayudar y hacer justicia para Emira, pero controlando la narrativa que sólo le pertenece a nuestra personaje principal.
Con este paneo general de la línea argumental de este libro, podemos afirmar con certeza, y sin spoilers, que nos encontramos frente a una novela contemporánea muy atractiva y con muchos matices. Aunque es claramente una crítica de los “salvadores blancos” o “white saviors”, Reid tiene cuidado de no dejar que los personajes caigan en estereotipos unidimensionales a los que generalmente estamos acostumbrados como lectores. Ella usa estos personajes completamente desarrollados para explorar la forma en que personas blancas bien intencionadas a menudo se sobrepasan y, de hecho, logran hacer la vida de aquellos afectados por el racismo más difícil.
“Proteger” y “ayudar” como medio de control en la literatura contemporánea no es una novedad en sí misma, pero Kiley Reid nos muestra la forma en que los liberales blancos usan estas palabras para apoderarse de situaciones y narrativas. Lo más interesante de la manera en que la autora aborda esto es a través de su forma de escribir: accesible y fácil a primera vista, una lectura que tanto adolescentes entre 13 y 14 pueden disfrutar así como quienes están más cerca de sus 30 o 40. Y eso es una cualidad efervescente en este caso, las direcciones que toma este libro y cómo nos podemos sentir cercan@s como lectores a Emira y a la vez cuestionarnos nuestras propias acciones día a día respecto del racismo cotidiano que podemos ejercer o denunciar también.
Mientras cada día la inmigración es un tema inminente en nuestro país, es importante e necesario que escuchemos a quienes nos rodean, a quienes no comparten nuestros contextos o pasados, quienes se ven afectados por el racismo hoy. Debemos escuchar y dejar que las voces de aquellos se levanten por sobre las de nosotr@s, y que voces literarias como la de Kiey Reid permanezcan.