Pequeños hombres hechos con castañas son descubiertos en las escenas del crimen de varios asesinatos en la capital de Dinamarca. Una niña de 12 años que lleva un año desaparecida y se presume muerta, tiene un vínculo con estos pequeños muñecos que, tradicionalmente de confección infantil, ahora se enfrentan a un significado al menos siniestro como huella del asesino. Dos detectives para encontrar a “el hombre de castañas”, un asesino en serie que ha estado eludiendo a la policía durante años. Armar el rompecabezas siempre supone un peligro inminente en una novela de policías, ya que el asesino está un paso por delante de cada uno de los que ensamblan este puzzle.
Aquella es la premisa de “El Caso Hartung“ o “The Chestnut Man” en inglés, la novela debut del creador de la serie “The Killing”, Søren Sveistrup. Lanzada en 2018, esta novela policial nos encamina por una trama clásica con el giro cinematográfico del nordic-noir que esta obra representa. Con antecedentes de efectivos thriller y al mismo tiempo best-sellers como la saga Milennium de Stieg Larsson, la novela se percibe como más cinematográfica que cualquiera; sentimos el arrastre y referencias que plantea como posible guión y estructura de una serie. Y aquello se debe a dos factores. El primero tiene que ver que el autor es precisamente guionista – la ya mencionada serie “The Killing”, o “Forbrydelsen” su título original – y adjudicado de ser quien le dio un giro y (derechamente) cambió el concepto de los thrillers nórdicos; y, segundo, porque esta novela ya presenta su adaptación a Netflix de la mano de su autor.
“El Caso Hartung” tiene elementos característicos de The Killing, es en parte un procedimiento policial clásico, en parte thriller psicológico, que incorpora políticos a la vez que nos brinda realismo social en sus representaciones y percepciones de la vida en su diversa gama de personajes que habitan la historia. Es oscuro, desolador y brutal con un asesino en serie desenfrenado en la actualidad. Naia Thulin es uno de los personajes principales y detective en la brigada de homicidios dirigida por Nylander, además de ser madre soltera de su hija Le. Mark Hess, por otro lado, ha sido expulsado de Europol después de varios problemas y aterriza en la brigada, sin querer estar allí, con toda la intención de ser reintegrado a Europol lo antes posible. Está asociado con Thulin, quien rápidamente lo juzga como un hombre que será de poca utilidad, con reputación de no ser un gran detective.
Los detectives se encuentran en una escena de asesinato brutal donde una madre de 37 años, Laura Kjaer, ha sido asesinada y quien además cuenta con una mano amputada, y en la escena queda un pequeño hombre hecho de castañas, una manualidad tradicional danesa. Rosa Hartung, todavía en duelo, regresa a su puesto de política y ministra de Asuntos Sociales en el gobierno tras la desaparición de su hija de 12 años, Kristine, hace un año. Linus Bekker confesó y está recluido en un centro psiquiátrico por su asesinato, aunque su memoria del acto era pobre, pero la evidencia sugiere que la condena es segura. Rosa se sumerge en una nueva confusión cuando las huellas dactilares del hombre castaño en la escena del crimen se identifican como las de Kristine. A medida que ocurren más asesinatos con un modus operandi similar de madres con hijos con las castañas características y las huellas dactilares de Kristine, la policía lucha por encontrar pistas mientras este presunto asesino pareciera desvanecerse.
Sveistrup en este libro nos ofrece una convincente novela policíaca con una asociación fascinante entre Thulin y Hess, con un pasado traumatizado e, inicialmente, poco interés en el caso. Uno de los aspectos más destacados de la novela es el desarrollo de sus personajes y su relación desde tan pobres inicios. Hess se convierte en un hombre obsesionado hasta el punto de desmoronarse, decidido a llegar al fondo de los atroces asesinatos que se están cometiendo y aquello es precisamente lo fascinante de la novela. En cierto sentido nos convertimos en Hess, quien con sed de resolver crímenes nos asegura una posible resolución del puzzle.
Este es un thriller policial que no defraudará a quienes se obsesionan por los Scandi-Noir, un género definido por su oscuridad y asesinatos desgarradores, ya sea en formato escrito o audiovisual. Y digamos que Sveistrup es maestro en ambas plataformas artísticas. El autor logra hacer un brillante debut que desafía lo escalofriante sin llegar al gore, con una lectura compulsiva y apasionante, que no deja atrás el desarrollo de personajes y una evolución acorde al ritmo de lectura.
Es una lectura adictiva, sí, pero desafía las propias convenciones de los thriller nórdicos conocidos, aunque plantea elementos que ya hemos visto en “The Killing” y la comparación no puede ser descartada. Podríamos pensar también en series como “True Detective”, más distintivamente su primera y tercera temporada, en donde encontramos ciertos hilos conectores entre la aclamada serie y la novela. Hay ciertos elementos de la naturaleza y lo siniestro de aquello que juegan un papel esencial en estas dos obras. Se sienten conectadas y no es casualidad.
Como buen thriller, el plot es lo que lleva la carga pesada en la lectura, adivinar los detalles, siempre estar jugando con el autor, ser el lector más ágil. Pero no es en plot twists en donde se queda el autor danés, más bien una experiencia lectora que desafía sus propias reglas y no deja en desmedro su calidad literaria. “El Caso Hartung” se consolida como el debut potente de quien todavía sigue siendo el desafiante del noir nórdico.