A Perfect Circle, el enigma de obscuridad que ha teñido con su sensibilidad los paisajes de un temprano siglo XX. Aquello que empezó como un proyecto secundario de la eminencia agresiva Tool, hoy se ha perseverado como una verdadera presencia musical. Han pasado exactamente 18 años de su debut, de los cuales 14 permanecieron sin lanzar material nuevo de estudio, pero es justo este inesperado 2018 que el círculo ha llegado a la perfección. A Perfect Circle nos ha presentado la tormenta luego del silencia, su cuarta producción de estudio titulada “Eat The Elephant“.
“Mer de Noms” es el título de su álbum debut, el álbum que abrió este siglo con un giro de obscuridad y elegancia violenta que se transformaba en cascadas de melancolía a nuestros oídos. Producida por el mismo Billy Howerdel, esta producción se grabó con los legendarios Maynard James Keenan (Tool, Puscifer), Paz Lechantin (Pixies), Troy Van Leeuwen (Queens of the Stone Age, Gone is Gone, Sweethead) y Josh Freese (The Vandals, Devo).
Con “Thirteenth Step” del 2003 y “Emotive” del 2004 completaron una trilogía en tan solo cuatro años. El “Thirteenth Step” se acercaba desde una sombría secuencia de pasajes que te hundían entre sus profundos azules musicales. Por otro lado “Emotive” fue un acercamiento diferente, el cual se componía en su mayoría de covers que se unían temáticamente como composiciones anti-guerra y tan solo dos temas de su autoría; aún así, no dejaban de desplegar impecables muestras de violenta melancolía.
20 de Abril de 2018 y el silencio discográfico que duró 14 años se disolvió en un instante. La configuración de los músicos a través de estos 18 años ha ido mutando hacia una elegante mezcla de elementos infalibles, a Keenan y Howerdel se le añaden las eminencias Matt McJunkins (The Beta Machine, Puscifer), Jeff Friedl (The Beta Machine, Puscifer) y James Iha (The Smashing Pumpkins). Grabado desde el 2016 hasta este 2018, “Eat the Elephant” completa 57 minutos y 7 segundos producidos por Maynard, Billy y Dave Sardy, configurando entonces un trance de 12 temas. La elección del sello BMG fue una táctica que les permitía el completo control artístico del álbum, el cual además cuenta con una portada fotomontaje que nos destella más preguntas sobre la significación de aquellos elementos frontales.
“Eat The Elephant” es el tema que le da nombre al álbum y además inicia esta densa y politizada travesía. Con una inesperada suavidad el primer tema comienza con lentitud, el comienzo de un álbum que pensamos no llegaría. Maynard nos inunda con una melodía al menos abrasadora y penetrante, de una sensibilidad extrema y de una sutileza potente, una introducción a la suavidad y desesperación que se venía. La belleza con la que Keenan se desliza en sus pasajes vocales no se ha escapado, destellando una ligereza y consciencia desprendida de violencia musical, solo una añoranza voraz.
Con una unión soñada se despliega “Disilussioned“, el tercer single de este nuevo acontecimiento. En este contexto melancólico la composición agarra más fuerza y se eleva con más pesar, más avidez y mucha más coherencia. Destellando reflejos de desconexión humana, este contenido lírico abre las puertas para los comentarios de una sociedad inmediata y poco presente, desilusionada. Aquel tema entonces, relumbra con la esencia que esperamos de APC, contrastes de luz y oscuridad, suavidad versus la violencia instrumental que se funden con elegancia y delicadeza.
“We’ve become disillusioned
So we dive like crows towards anything glittering”
Al igual que en la composición anterior, en “The Contrarian” podemos escuchar la voz de Carina Round (Puscifer, Carina Round, Tears for Fears) en las voces secundarias, enriqueciendo las armonías desplegadas por MJK, ya que ambos se complementan con mucha gracia. Este tercer tema nos entrega ciertos toques del “Thirteenth Step”, nos entrega armonías siniestras y desoladoras, más oscuridad que luz.
La sucesión es “So Long, And Thanks For All The Fish” en major key, una anomalía musical que desde la semana pasada ya planteaba controversias. Esta composición eleva muchas referencias, desde Bowie a Leia, desde Ashes Divide hasta Cranberries. La cercanía que posee con el material de Ashes Divide no es coincidencia, ya que originalmente se planteaba con aquellos propósitos, pero MJK pensó que la gente lo odiaría por hacer algo tan arriesgado con Blilly, logrando sacudir los territorios progresivos y autoritarios.
“TalkTalk” continúa. Un claro comentario a las ideologías separatistas y las palabras que o enriquecen nuestras acciones. Destella como una canción mucho más violenta que las que la acompañan y que además fue la primera premisa que poseíamos de esta cuarta entrega. Con aquella agresividad política logran sostener un tema impecable, desesperado y provocador que juega con los densos ambientes en los que nos vemos sumergidos. Nuevamente con armonías perfectas y placenteras enfocan el enojo de las falsas promesas y palabras sin valor ni empatía real, un verdadero manifiesto del siglo XXI.
“Don’t be the problem, be the solution”
“By and Down The River” plantea una singular entrada vocal, algo así como la robotizada melodía de “Simultaneous” de Puscifer. Con guitarras que se derriten en nostalgia, bajo y batería alcanzan un sensual encuentro, aquella sensualidad siniestra que el quinteto ha tomado como esencia. La trilogía encargada de cerrar el álbum es una eminencia que rescata muchos elementos que se habían potenciado en Puscifer, tomando también en cuenta que tres miembros de APC están en dicha banda. “Hourglass” entra robotizado y agitado, fragmentado y esquizoide, encontrando el frenetismo con pasajes suaves y abrasadores que se funden como una salida refrescante en este acontecimiento siniestro.
“Feathers” es el “Orestes” de este Eat The Elephant. Sin más remedios se aproximan con una sensibilidad que arde, armonías Keenan-Howerdel que nos devuelven al Mer de Noms, pero en un giro suave y fortalecedor. “Feathers” nos habla de todos aquellos pesares que se acumulan en en nuestro cuerpo como piedras que arrastramos sin dejar salir, la pregunta en esta composición es si liberamos aquellos pesares en forma de palabras se convertirán en plumas que ya no pesen en nuestra existencia. Billy Howerdel se destaca en esta entrega, logra evidenciar en su voz la potencia que conlleva y logra formar dúo de estremecedoras voces.
Es “Get The Lead Out” el tema que cierra el círculo perfecto. Un tema extremadamente experimental para A Perfect Circle, con rastros de Depeche Mode y rastros de Puscifer, rastros sutiles que finalizan deforma poco convencional este acontecimiento, otra forma de sensualidad que funde referencias muy actuales. Quizás no el cierre agresivo que pensamos darían, pero de cierta manera funciona con delicadeza.
14 años de solo actuaciones en vivo con un line up que se iba puliendo cada vez más, A Perfect Circle han despegado una sensibilidad extrema. La vuelta a un formato de estudio que se ansiaba, para añadir a la siniestra colección de infalibles entregas. este álbum no pretende ser un segundo Mer de Noms, no es una salida agresiva musicalmente,más bien un comentario sobre un mundo desconectado y poco presente. 12 temas que penetran en nuestra consciencia de una forma inesperada, nostálgica y dulce. Extremadamente dulce.
Con versos que justifican su demora, aquellas composiciones intentan buscar una voz entre el denso espectro presente hoy, intentan mantenerse relevantes e intentan devolver esperanzas perdidas, esperanzas que se mantienen vivas gracias a acciones como estas. Eat The Elephant es una siniestra introspección, es potente y es delirante al mismo tiempo en que te baña en su suavidad mordaz. Nos entrega calidez y vehemencia que arden en cada centímetro de nuestros cuerpos al ser agitados en esta entrega.
La desesperación se junta con la sensibilidad para hacer de este álbum una travesía politizada y de fervor sagaz. Son 12 composiciones que conforman una vuelta a la conciencia, infestada de comentarios ágiles y contradicciones humanas. A Perfect Circle ha retornado con la madurez que jamás dudamos, con una vehemencia que continúa ardiendo en nuestra consciencia. Con esta entrega podemos bañarnos de melancolía y poder, un poder que nos obliga a enfrentarnos a las corrientes que intentan sobrellevar nuestros pesares. A Perfect Circle continúa indagando en los enigmas humanos y logra nuevamente penetrar con nuestras sensibilidades a la perfección.
Aún así, este es el primer regreso de Maynard de su escondite musical, ya que Tool completará esta seguidilla de reencuentros..