Una melodía con trompetas y saxos, de aquellas clásicas de programas de infomerciales los recibía. John lucía una chaqueta de estilo militar, Yoko un pronunciado escote y extravagantes vestimentas. A pocos minutos de conversar con Dick Cavett, aquél secreto que había permanecido en el más completo hermetismo en Abbey Road se revelaba. Con una mirada cabizabaja, el músico que por esos días promocionaba Imagine, explicaba el fin de los Beatles. No se debía a su pareja que en todo momento lucía amenazante ante el conservadurismo occidental, ni mucho menos su irrupción en el estudio: todo derivaba en los deseos por crecer, desapegarse de las filiales globales que les exigían facturar material cada cierta cantidad de meses. “Ahora, escribo cuando quiero”, exclamaba el británico antes de echarse en la silla y contemplar con romanticismo a Ono. The Beatles dejaba de ser The Beatles, y la marca Harrison, McCartney y Starr se hacía sentir. Un sentimiento que bien podría estar compartiendo Arctic Monkeys en estos momentos.
En plena víspera de Navidad las redes sociales no perdonaron. Un segundo de libre tránsito de Alex Turner y compañía en las calles de su natal Sheffield desató una ola de especulación. Se habló por días de la inminente gestación de su nuevo material, a punto tal que un reportero de BBC confirmó la información. Algarabía y festejos entre sus seguidores, pero: ¿da para eso?
La metáfora narrada inicialmente cobra sentido al revisar las recientes palabras de Turner cuando promocionaba el segundo material de The Last Shadow Puppets, proyecto que comparte con Miles Kane. Básicamente dejó a entrever que se sentía más libre creativamente hablando en este dúo antes que su banda madre; la posibilidad de explotar nuevos sonidos y probar líricas le hacían sentir una profunda comodidad. «Al meterme en este segundo disco recordé los Puppets eran un vehículo para mí para probar nuevas cosas por primera vez. Antes de ese disco, cada canción que había escrito se basaba en escenarios muy reales», explicó.
Otro factor que no hay que dejar al azar: prácticamente todo los integrantes de Arctic Monkeys fueron padres, cambiando por ende su rutina diaria; atrás quedó vagar por calles londinenses en busca de una sustancia ilegal junto a una agradable compañía, ahora las horas se reducen y la cercanía a casa juega un rol fundamental. Un enfoque del cual Turner no es parte. Si bien ha admitido públicamente sentirse entusiasmado con su relación con la modelo Taylor Bagley, extender su legado no está dentro de sus planes.
Los grandes festivales encienden sus alarmas ante su eventual retorno, pero es algo que ya poco les llama la atención. AM los tuvo girando por cinco continentes, en un total de 150 presentaciones. Un mundo que para aquellos adolescentes de larga cabellera y graso cutis no representa misterio. “Hemos estado girando con este disco por un año ya. La verdad es que no hay muchos lugares más donde ir. Cuando estos shows estén listos, será tiempo de partir”, contaba Turner a La Tercera antes de cerrar este periplo, precisamente en Sudamérica. “Estoy algo triste, la verdad”, sentenciaba.
De momento, no existen indicios de qué orientación sonora podría tomar la banda en su sexto largaduración. No olvidemos que uno de sus principales rasgos es ir cambiando la atmósfera disco a disco: desde un rock saltarín, pasando por oscuros acordes, hasta la seducción en lenguaje lírico, podemos encontrar en su repertorio. Además, nombres como Josh Homme o el mismo Miles Kane podrían sumarse en producción.
Desde el ártico a la pantalla grande
A la pregunta de qué bandas tiene en mente para trabajar audiovisualmente, el cineasta Matt Whitecross respondió: “¡Dios, hay tantas! La gente sigue muriendo este año, es el año del infierno. En cuanto a la gente que crecí admirando, me encantan bandas como The Smiths. Me encantan los Arctic Monkeys… Me encanta Tom Waits. Leonard Cohen fue una figura enorme para mí de chaval… Joni Mitchell, también”.
Agrega que le resultaría en extremo dificultoso reunir a The Smiths para colaborar en un eventual documental; ya le significó una misión en extremo dificultosa con los hermanos Gallagher, más aún lo será con Morrissey y Johnny Marr: “El problema es – un poco como con Oasis- que haya tanto material, que sus vidas sean tan ricas, ¿en qué momento específico de su vida te centras para hablar?. Creo que puedes hacer 10, 20 películas sobre Joni Mitchell y del mismo modo con Prince o Bowie o Leonard Cohen, ¿por dónde empiezas, dónde terminas? Tienes que intentarlo y pensarlo, a menos que estés haciendo una mini-serie, ¿cómo puedes contar esa historia de la manera más cinematográfica?”, afirma, como bien puntualiza PYD.
“Creo que podría ser una pelea que me podría matar. Pero estoy leyendo el libro de Johnny Marr en este momento y parece que se encontraron al menos una vez, y nadie asesinó a nadie más, así que nunca se puede saber. Si están preparados para hacer una película, entonces sí. Algo así, conocemos al mánager de Johnny, él es un buen amigo nuestro, así que tal vez trataré de hablar por teléfono con él un día y ver qué pasa”, sentencia.
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