Escrito por Támara Corvalán
El hiatus de Bombay Bicycle Club en 2016 que parecía no hallar su fin, terminó luego de tres años, siendo “Everything Else Has Gone Wrong” el resultado, un disco que deja en claro que la banda sigue siendo la misma de siempre y que estos años de inactividad como grupo no provocaron un cambio en el sonido calmado que los caracteriza, pues el indie rock se ve plasmado en los 41 minutos que dura el álbum y lo positivo es que no deja la sensación de que falta algo en la composición.
“Everything Else Has Gone Wrong” no está cargado de sonidos hindús y exóticos como su antecesor, tampoco del folk de “Flaws” (2010) o del juvenil y fresco indie de su disco debut o la nostalgia de “A Different Kind Of Fix” (2011). Más bien, posee una pizca de todos sus discos anteriores y lo convierte en una mezcla más concreta. Tiene su lado nuevo, pero que al escucharlo suena familiar. Cada pieza posee su singularidad y, a pesar de que no sea monótono, la atmósfera que lo envuelve es la misma, por lo que cae en la lógica de que si una canción es de tu agrado, disfrutarás de todo el disco.
“Get Up” es el tema que abre el disco, una animada pieza que te incita a levantarte, como dice el título y deja la sensación de querer oír lo que sigue después de este interesante y corto comienzo. Lo siguiente es igual de alegre, pero con la presencia de guitarras energéticas y, si el primer tema no fue convincente para quedarte a escuchar el disco, “Is It Real” puede ser lo suficiente atrapante para lograrlo. La tercera canción se titula al igual que el álbum y posee una fórmula conocida de la banda: repetir incansablemente frases, lo que se puede encontrar en “Feel” de su penúltimo disco. En el caso de esta pieza ocurre en el coro, recordando que “Everything Else Has Gone Wrong” una y otra vez, y después llega el mensaje esperanzador de “I found my peace again” y “my second wind” repetido hasta el final de la tonada.
“I Can Hardly Speak” tiene un tono similar a “Favourite Day” de su tercer álbum, pero con un riff más potente y un sonido mucho más fresco y nuevo, que hará que se convierta de una de las favoritas de muchos. Y si de favoritas se habla, “Good Day” es una de ellas, ya que trae devuelta esos alegres temas indie del 2010, pero con una letra triste que nos dice que el autor solo quiere tener un buen día, al igual que la mayoría de las personas. “Eat, Sleep, Wake (Nothing But You)” es otra de esas canciones que repite las mismas frases, pero que con la excelente instrumentalización hace que sea adictiva y esté en repetición un buen rato.
“I Worry About You” incomoda un poco por esos sonidos que parecen sollozos, a la vez que simpatiza por sus “tararara”. “People People” y “Do You Feel Loved” traen el modo romántico al disco, el primer tema con la compañía femenina de Liz Lawrence, a pesar de que es inevitable extrañar la presencia de Lucy Rose, quien colaboró anteriormente. Luego “Let You Go” comienza con una voz distorsionada, pero resulta ser armoniosa y cautivante. Y, finalmente, el cierre va con “Racing Strips”, una canción perfecta para un final mientras suena esos violines de fondo y las voces adicionales. Termina envolviendo en un ambiente esperanzador con la frase “This light’ll keep me going” que se repite una y otra vez hasta finalizar con el instrumental.
Después de 11 temas, el disco logra traer de vuelta a Bombay Bicycle Club, sin desviarse de la música que venían realizando hasta el hiatus y tampoco se vuelve aburrido, evitando que haya que saltarse algunas canciones. Lo curioso es que el álbum no posee interludios largos, por lo que es rápido de escuchar y se puede repetir fácilmente. Al final se convierte en un reencuentro para quienes extrañaban oír nuevo material de la banda y, a pesar de que todo lo demás ha salido mal, el disco no encaja en esa retórica.