Camila Moreno vuelve a los escenarios con una energía recargada, y se nota. Después de los breves meses de pausa en sus presentaciones en vivo a causa de su embarazo ocurrido hace poco, esta incursión en Fauna Primavera marca su retorno como una artista renacida y con recién construida visión de mundo.
Segundos antes de show, el escenario Heineken permanecía con un mínimo de fanáticos que hacían su espera mientras el show de La Femme culminaba. De ese mismo show emigraría gran parte del público que se disponían para ser parte del culto Camila Moreno.
Justo en el horario, los secuaces de Camila hacen su ingreso en el escenario y sin mediar silencios comienzan con los primeros acordes y golpes a la batería, dando el puntapié a “Libres y Estúpidos”. Ahora es el turno del cerebro detrás de Mala Madre, pieza clave del panorama musical de año pasado en nuestro país, que se para frente al micrófono con un vestido blanco con finales floreados.
“¿Cómo está este día apocalíptico?”, interactúa con el público una Moreno, después de “Bailas en los Polos”, apelando a las altas temperaturas y un clima extraño que esta hora invade el Espacio Centenario. Ahora es turno de “No Parar de Cerrar”, otra pieza clave de su disco del año pasado que no flaquea y le da más energía al show que recién empieza.
Después de revisitar “Raptado” de su también excelente Panal, vuelve a meter mano a su disco más reciente con “Piedad”, para dotar a la presentación un aura más íntima que se extendería por un par de canciones más avanzado el show.
Cuando sus show se vio interrumpido por una falla técnica que involucró que las pistas traseras y una con sus voz se colaran en la mezcla, salvó, entre risas, diciendo: “parece que Camila Moreno está tocando en el otro escenario también”, esa frase sentó la tónica de sus intervenciones al momento de abordar la confusión con el audio, que más tarde volvería a repetirse un par de veces.
Extraordinaria fue la performance de “Te quise”, aisló a Camila a un costado del escenario para aliarse solamente con su piano, mientras el resto de la banda esperaba ansiosa hacer lo suyo en la segunda parte de la canción. Interesante fue el detalle de la intervención del uno de sus músicos, que rasgó en pedazos una hoja en blanco frente al micrófono, en un acto poético que sirvió como apoyo para el verso “Las cosas se fueron rompiendo; pedazos de tu cuerpo en mí”.
Lo que siguió ahora fue un paseo por toda los últimos tres trabajos, “Tu mamá te mató”, “Incendié”, “Millones”, en versiones extendidas y evolucionadas, reflejos del progreso de su carrera en materia instrumental y la confianza que tiene con sus músicos. Fue evidente el disfrute de Camila Moreno y su banda arriba del escenario Heineken, no sólo en las sonrisas y la complicidad que irradiaba entre ellos, sino también en su capacidad para enfrentar las dificultades técnicas con humor y paciencia.
La presentación del resto de la banda sirvió como antesala de “Máquinas sin Dios”, la última de su repertorio, que culminó con un ritual involucrando a todos arriba del escenario dibujando con sus brazos una coreografía casi chamánica y un grito de guerra de la mejor Camila Moreno que existe.