Las tétricas melodías de un piano y una voz a lo Carlos Pinto son el puntapié para la carrera hacia el ovusol. Sí, hablo del sublime de Chancho en Piedra: “La dieta del Lagarto”, proyecto que este 25 de agosto celebrará en el Teatro Caupolicán sus nostálgicos 20 años desde su debut.
Un disco definido por su propio guitarrista- Felipe Ilabaca– como un trabajo “equilibrado de todas esas energías que teníamos. Un poquito de experimentación, psicodélica, funk, soul, rock, hardcore. Con ese disco nos fuimos posesionando en el medio”, dijo a La Segunda.
Desde la consolidación de la que habla el guitarrista, pasando por la carátula del disco y su peculiar nombre. Todo fue novedad ese año 97 cuando Ibeas y compañía revolucionaron el funk nacional. Un trabajo con un estilo mucho más marcado que el primero, ese donde podíamos escuchar más notas rockeras pero poco de soul, quizás por lo mismo –y hasta hoy- es considerado por prácticamente toda la comunidad marrana como uno de los mejores discos de la banda. Sin embargo, Ilabaca es autocrítico y no piensa lo mismo: “Encuentro que lo que le sobra de frescura, le falta de técnica de producción de sonido. Eso lo logramos en discos que vinieron después. No es la obra máxima de los Chanchos”, señaló en la misma entrevista.
Las temáticas del chileno y la sociedad siempre han sido un componente importante en la música de Chancho en Piedra, y con La Dieta del Lagarto no hubo excepción. Tratar de entender por qué se cohíbe el ano en casa ajena; terminar el debate de cómo son mejores los huevos, si revueltos o a la copa; lidiar con huasónicos que se creen superiores o la fuerte crítica al maltrato de toros en “Cacho” son parte del repertorio de este respetado disco.
Siempre con el toque de humor, Chancho en Piedra hizo de este trabajo uno inolvidable no tan sólo por su track list, sino que también porque era un juego de mesa. Sí, al abrirlo te encontrabas con un tablero de papel donde las espermatofichas competían por llegar primero al ovusol, el gran desafío del 97´. “Tiene todos los conceptos que no sólo aplicamos en los álbumes sino que en los shows. Eso fue uno de los grandes aportes de este disco. Darnos cuenta de que la obra podía tener un concepto más grande que las canciones sueltas”, dijo Eduardo Ibeas al diario La Segunda.
En su carátula, los cuatro integrantes de la banda aparecen vestidos de espermatozoides, lo que, para esos años, era toda una jugada. Finalmente el concepto detrás de este disfraz, como señala el vocalista, era proponer y engendrar un estilo y arte único para Chancho en Piedra, el cual, desde entonces, fue mutando pero manteniendo siempre su columna vertebral. Y así como la crítica, la ironía y el humor han estado presentes desde el “Peor es Mascar Lauchas”, la marcada identidad chilena ha sido parte del desarrollo de los cuatro líderes del funk nacional. Al igual que su primer disco, su segundo trabajo también llevó como nombre un popular dicho: “La dieta del lagarto, comer poco y tirar…” ya saben.
Las colaboraciones no se quedan atrás. El icónico Florcita Motuda, conocido amigo de la agrupación, fue parte de la recordada grabación de 1997. Su participación en la gloriosa canción “Edén” lo marca quizás hasta hoy, así como marcó también el propio video clip. Un conjunto de almas en pena que, al morir, van en busca de las fiestas eternas y un cielo funk. Actuación chistosa y efectos especiales dignos de los noventa lograron que “Edén”, hasta hoy y en la tocada que sea, “deje la patá”.
Marranitos y marranitas, una vez más el Caupolicán será sede para que Chancho en Piedra tenga la suerte de seguir festejando. Los 20 años de La Dieta del Lagarto será, sin duda, la mejor celebración de que pasamos agosto.
Por Carola Hidalgo.