Hablar de una banda como Corrosion Of Conformity es hablar de un grupo con mala suerte, una carrera musical asaltada por todo tipo de anécdotas y numerosos cambios de formación. Haber facturado trabajos con el mismísimo James Hetfield o girado con pilares de la escena thrash metal como Megadeth, Slayer o Metallica, no le ha servido de nada pero sí que es cierto que como proyecto musical, inmortal para muchos, la etiqueta “banda de culto” le viene como anillo al dedo.
Hoy venimos a hablar de otro de esos tesoros mejor escondidos de una década como la de los 90. Doce años después de su fundación y siendo durante la década de los 80 como uno de los pioneros de un género tan característico como fue el crossover thrash, sería con un trabajo como “Deliverance” por lo que pasaría a ser recordado como uno de los más grandes de la formación de Carolina del Norte y siendo el más vendido de toda su discografía gracias a sencillo como “Clean My Wounds” o “Albatros”.
El cuarto álbum de estudio vendría con la inclusión de Pepper Keenan como nuevo cantante, guitarrista y principal compositor de este álbum. La sensación que trajo este disco para la banda deja un estilo mucho más lento y explosivo dentro del sonido de Corrosion of Conformity con respecto a su anterior “Blind”. Al mayor uso de efectos vocales se suma una producción mucho más notable que permite percibir la distorsión de le banda de una manera más transparente.
Mientras buena parte de su discografía anterior se basaba en géneros mucho más extremo y acelerados es con “Deliverance” dónde empieza a ver un punto de inflexión dentro de la ilustre formación. No hay dudas de que un trabajo como este se convierte en la ruta turística perfecta para degustar los sonidos de los últimos años del pasado siglo. Muchos de los himnos más recordados de dicha década se encuentran aquí.
Las cosas más curiosas y a la vez desastrosas se han cebado con CoC, sus tres discos anteriores estuvo caracterizado por llevarlo con tres cantantes diferentes. Aquí llegaría el turno de Pepper Keenan el cuál hace suyo una de los mayores atractivos del álbum.
Los norteamericanos dejan sus sonidos más hardcore o thrash de los 80 para depositarlos por un estilo más sabbathiano, añadiendo algunos guiños al blues y al rock más duro. La influencia a una banda como Thin Lizzy se ve perfectamente en canciones como “Clean My Wounds” o toques de los Skynyrd en “Albatross” y “Shelter”. Son los mismos componentes de esta formación los que en su día dijeron que una de las mayores influencias que tenía “Deliverance” fijaba sus retinas en clásicos como Grand Funk Railroad, sirviéndoles de gran inspiración para este trabajo.
Magnífico arranque con “Heaven’s Not Overflowing” y esa colección de riffs contagiosos con un Pepper Keenan que hacía su entrada estelar en medio de un estilo provechoso para la banda como fue el hardcore fusionado con un estilo más sureño y el perfecto solo que se marcan en este inicio. “Albatross” suena a Sabbath, fue uno de los singles del disco y trae esos coros memorables llenos de letras profundas y la posterior entrega total de la banda.
Simplemente con escuchar ese riff que trae el primer verso, los acompañamientos o la armonía de sus guitarras, solo podemos hablar de la justificación de CoC al fijar sus ojos a la hora de componer “Clean My Wounds” a los mencionados irlandeses capitaneados por Phil Lynott. “Without Wings” o “Mano De Mono” dejan la resonancia acústica más bella y recordada por otros que muy pronto tendremos por aquí, Master Of Reality.
Uno de los momentos más cargados del disco llega con “Broken Man” quién por momento recuerde mucho al universo de Alice In Chains y ese aroma demoledor que trae consigo. Con “Señor Limpio” nos dejan guiños al tempranero stoner más funk que empezaba por aquellos tiempos a tener su momento de explosión inicial. “Seven Days” trae uno de los puntos más culminantes de “Deliverance”, la eufonía de sus guitarras hace que se te erice la piel transformándola en uno de los temas más finos en toda la discografía de CoC.
Cuando escuches un tema como “My Grain” solo puedes pensar que este hecho por una banda como CoC, su diversificación de géneros hace mantener a los norteamericanos más sueltos que nunca y se manejan como pez en el agua bajo esas mezclas stoner, blues, hardcore… o incluso pensar en los mejores Megadeth en esos momentos más rápidos. Con los gritos de Pepper y Mike Dean totalmente descontrolados llega la misma “Deliverance” cargada con un riff hinchable de lo más distorsionado. Algo parecido ocurre con “Shake Like You”, otro de los temas pesados del álbum dejando una versión de los Soundgarden más musculosos.
El tramo final del disco deja cortes mágicos como “Shelter”, la melancólica balada acústica que hace eterno a CoC y cerrando esta proeza con “Pearls Before Swine” y la posterior exhibición final de Mike Dean al bajo surcando en tramos de canción más pesados dentro de la gran consonancia de sus guitarras en una outro de lo más destacada con ese silbido final que deja lo que parece un hombre cavando en la tierra.
La impresión que puede despertar “Deliverance” es que se facturó en el mejor momento de carrera de CoC. Evidentemente muchos fans de la primera época de la formación estarán en total desacuerdo con estas palabras pero al igual que muchas otras bandas grandemente reconocidas pasan por algún momento de inflexión en su discografía en el que suele levantar las críticas más dispares, es con “Deliverance” lo que convierte uno de esos tantos discos que hace recordar a Corrosion Of Conformity por lo grandes que fueron, reflejándolo a la hora de componer el disco. Como un rey Midas que hace oro todo lo que toca, catorce canciones resumidas en gran variedad de géneros, una de las pocas gestas que a día de hoy se hayan conseguido, Pepper y los suyos lo lograron de una manera mágica y por trabajos como este será por lo que siempre serán idolatrados.