“Cuando el infierno este lleno, los muertos caminarán sobre la tierra”, citándonos a los versos de las pelis del ilustre George A. Romero, me veo obligado a resumir el nuevo álbum de Cough en una palabra, el hilo musical de la herrumbre que quedaría entre nosotros rodeados de un tumulto de sedientos de carne humana bajo una tierra desolada propia del mismo infierno.
Seis años han tenido que pasar para ver la continuación del impetuoso “Ritual Abuse”, el debut de los norteamericanos Cough que sacudió a los medios y prensa del género durante el año 2010, catalogándolos como uno de los estrenos más bestias de aquel curso. No será para menos porque desde Richmond, unos buenos amigos suyos como son Windhand, quiénes recientemente vimos el año pasado su último “Grief’s Infernal Flower”, los nombró porque tienen su parte de culpabilidad en este trabajo. Su bajista, Parker Chandler, es el frontman de estos Cough, que a diferencia de llevar más tiempo desde su nacimiento que sus vecinos colegas, su discografía en cambio, no ha sido tan abundante.
Más largo que el anterior larga duración, “Still They Pray” es el segundo trabajo de estudio de los norteamericanos, tercero si contamos su primer EP “Sigillum Luciferi” y dónde notamos a un Parker Chandler a las voces, letal. En su nuevo trabajo desaparecen por momentos aquellas voces agónicas que ponían los pelos como escarpia en la propia “Ritual Abuse” o “A Year In Suffering”, pilares de hormigón que gritaban con fuerza y contundencia uno de los fuertes de la mala bestia cosechada en 2010. Si, Cough se ha convertido en otra banda discípula de los más recordados Electric Wizard. ¿Es esto un punto negativo? En absoluto, porque podría darles una larga lista interminable de todas las que se parecen a los eternos Sabbath, empezando por los mencionados señores de Dorset.
Cough es de ese tipo de bandas que se toman su tiempo para sacar un trabajo de estudio, “Still They Pray” es una buena prueba de ello. Valen todos y cada uno de los meses que han transcurrido en estos 6 años para disfrutar del trabajo más pesado que hemos disfrutado en lo que llevamos de este 2016. Un disco oscuro en toda regla, con toda la carga aplastante que puede adoptar un demonio de mil formas en el transcurso del mismo y creo que aquí es dónde radica un gran salto hacia adelante en la labor de Cough, ya que traen un derroche de dinamismo y un constante perfecta que hacen que cada amena escucha de su “Still They Pray”, se convierta en la obligatoria excusa para poner el disco en bucle.
“Still They Pray” siempre ha estado en buenas manos, no solo por los músicos que lo fabricaron sino Garreth Morris, guitarrista deWindhand, que se encargó de grabar una parte de un disco que ha sido producido por Jus Oborn, frontman de Electric Wizard. Marcando estas pautas y viendo las fichas con las que nos disponemos a afrontar esta nueva partida, es impensable intuir de que algo salga mal y como se sospechaba, han parido una verdadera maravilla.
Las sólidas estructuras se disipan desde “Haunter Of The Dark” y a partir de aquí, llegan verdaderas moliendas como “Let It Bleed”, un viaje hasta lo más profundo de tu mente, la magnífica línea de bajo que aporta Chandler en la psicodélica “Shadow Of The Torturer” o el éxtasis definitivo que plasma “The Wounding Hours”, uno de sus primeros adelantos.
La angustia y melancolía van cogidas de la mano, todo se hace lento y enigmático, todo te abduce y te atrapa como el mejor de los imanes y Cough pueden estar bien orgullosos de haber lanzado su obra maestra hasta la fecha. En lo que algunos trabajos de este palo acaban resultando por momento pesados, aquí brilla por su ausencia. El cuarteto de Virginia ha fabricado oro macizo como los riffs que contienen, una obsesión total con cada escucha que le das, magia melancólica y destructiva para este nuevo capítulo de Cough al que mejor que nunca le viene esa frase hecha de que “nunca es tarde si la dicha es buena”.