En diez años más, posiblemente exista otra Dua Lipa en la Industria del Pop, y no en la Industria como género musical, sino la del contenido netamente popular que sacia oídos ardientes de modas explosivas y socialmente aceptables para el común denominador del espectro dominante. En ese entonces, posiblemente se estará mirando con nostalgia y sobrevaloración el segundo álbum de la británica, y es que como disco, este podría ser una joya, tiene varios aciertos grandiosos que escapan de las canciones ambientales de tienda comercial, pero la infinidad de referencias es increíble, las fórmulas de los productores se comienzan a repetir y caen en un sobreuso de ritmos, samples y armonías que son el as bajo la manga que siempre va a funcionar, en otras palabras: la vieja confiable.
Future Nostalgia es, quizás, el nombre más acertado para el álbum, es una mezcla entre pasado y presente con miras al futuro, de hecho, el primer single homónimo del disco es una muestra de aquello, mira hacia atrás para rescatar una vibra electro funk muy de finales de los 70 y la convierte – a ratos – en un dance – pop increíblemente sublime. Once tracks que completan 37 minutos de música, tiempo que para la y el acérrimo será el más corto de su vida porque los pies exigirán más.
La primera canción vendría siendo algo así como un himno feminista y de empoderamiento, que luego repetirá pasajes en siguientes tracks: “No matter what you do, I’m gonna get it without ya, I know you ain’t used to a female alpha”. Y, musicalmente hablando, este inicio es una clase de cómo rescatar géneros e insertarlos en el mainstream de la nueva década. Sin embargo y lamentablemente, es (y de seguro será) una de las canciones más subvaloradas del disco, y es que en realidad el público de Dua quiere otra cosa, quiere pop hecho y derecho. Y eso entrega con “Don’t Start Now”, que si bien tiene un bajo predominante muy a lo Random Memories de Daft Punk, el cuerpo principal es el pop puro que recuerda al debut homónimo de Lipa.
“Cool” sigue la misma tónica de la canción que le precede, armonizada principalmente en un synthpop que te da guiños a un ambiente futurista. Le da el pase a “Physical” que inicia bajo la misma dirección pero esta vez con tonos graves. Los sintetizadores acá son clave, porque son sonidos de los 80 que reflejan un futuro que, en ese entonces, era lejano: “está inspirado en los años 80, es bastante flashdance, es divertido, puedes bailarlo. Definitivamente es una de mis canciones con más energía” señaló Dua Lipa sobre su segundo single promocional y que en el vídeo se puede apreciar cierta animación que recuerda a las apuestas caricaturescas de vídeos como el Take On Me de a-ha o Hold the Line de Major Lazer.
La tónica de la canción homónima parecía esfumada luego de las siguientes tres canciones, pero “Levitating” y “Pretty Please” te llevan de nuevo a esa nostalgia funk – disco house, son algo así como esas majestuosas rolas que te hacen llevar el tempo con las palmas mientras estás en una pista de baile meneándote con pantalones pata de elefantes de cualquier color holográficos. Pero ¿de dónde se saca tanto funky en estos tiempos? Niles Rodgers posiblemente sea la respuesta. Colaboró en el estudio junto a Dua Lipa, y para los que no lo conocen, Rodgers es productor, compositor y desde hace un tiempo viene destacando más por ser arreglista, de hecho fue el encargado de darle un toque al último álbum de Daft Punk, y ha creado clásicos junto a Diana Ross, Bowie, Madonna, Peter Gabriel o Duran Duran, por nombrar algunos.
“Hallucinate” se para en una realidad alternativa a estas últimas dos canciones o, mejor dicho, se para en el terreno pop, en donde la lírica adquiere una monotonía de un par de sílabas para armar coros pegajosos. Por otro lado, la intro de “Love Again” marca otra distinción a lo largo del álbum: las cuerdas puristas parecieran entrar al juego para ser protagonista, intro de violines, cortes de guitarra acústica, y de vuelta a arreglos de violines que acompañan cada descanso de Lipa y que son piedra angular para hablar del sentimiento más comercial del mundo: el amor. Y es que pareciera que está enamorada, por lo menos eso pareciera seguir expresando en “Break my heart”, canción que si no es un plagio a Need you Tonight de INXS, deberían ser royalties para ellos (y así fue, en los créditos figura INXS), porque el sample de bajo utilizado es exactamente el mismo, y como la canción lanzada en 1987 es un arma de ritmo, la de Lipa también lo es (ley de la vieja confiable).
“Good in Bed” y “Boys Will be Boys” son otros puntos apartes en el álbum. La primera vendría siendo un himno de estadio extremadamente pegajoso que tiene mucho de Amy Winehouse en un tempo más rápido o, más acertado, una Lilly Allen, una canción con tintes de infancia en el piano y que te cuentan la historia de una relación que solo se mantiene gracias al buen sexo. Mientras que la segunda, es un regreso al pop, alejado de las grandes joyas del disco, escaso interés genera la musicalización más que la Orquesta que se plantea para derribar el sexismo en el que vivimos y que Lipa expresa en la letra: “I know that there will be a man / around to save the day / and that was sarcasm / in case you needed it mansplained / I should’ve stuck to ballet”. Esta es una canción que se plantea a través de la mente de una mujer, que teme ser lastimada por un hombre cuando camina sola por la calle. Dua Lipa creó esta canción para empoderar a las mujeres y hacerles saber que no están solas en sus luchas diarias. Un golpe al patriarcado en código pop.
En conclusión, tiene exquisiteces del nivel de los grandes, de seguro mucho se hablará de este álbum, pero siendo reflexivos, será el disco más sobrevalorado del año, porque si bien está armado con increíbles canciones que tienen todo el concepto de Future Nostalgia detrás, hay otros que no tienen cabida. Un sexto de las canciones rescatan los sonidos del pasado y los convierten en un dance – pop del presente y futuro (¡y de verdad que son majestuosas!) , pero el resto se pudo quedar en el primer álbum de Lipa o bien siendo un EP. Y esto ocurre porque lamentablemente el pop es una Industria que poco o nada permite la creatividad, y de hecho, acá los verdaderos artistas son los productores, no los intérpretes, en esta Industria las o los artistas son caras visibles de un giro comercial que no siempre tiene que ver con la música, sino más bien con la moda, la televisión, los comerciales o las revistas.
Si nos vamos a los hechos, de las seis canciones que se liberaron formalmente antes de la salida del disco, se pueden contar 14 productores diferentes, de los cuales cada uno participó en distintas canciones (usualmente haciendo equipos de dos a tres productores por canción), por lo mismo la incongruencia en canciones que no calzan con el resto. Y por cierto que cuando se logren ver los créditos del resto de canciones, veremos que serán más de 14, es decir, más de una decena de personas que te está “ayudando” a guiar tu “trabajo”. Y esto no quiere decir que el disco no sea bueno, tampoco se le quita crédito al trabajo de Lipa, que por cierto, poco se conoce de su labor más que dar un concepto en las letras. Repito, cierto es que tiene sus canciones joyas (sin contar las letras claro, que no son más que párrafos maqueteados en la clásica: introducción, pre coro y coro, una y otra vez hasta acabar), pero escasea de valor creativo y al final del día de música. Y es que las fórmulas de los productores se comienzan a repetir y caen en un sobreuso de ritmos, samples y armonías que son el as bajo la manga que siempre va a funcionar. Sin embargo, sin la reflexión, es un disco para pasar el tiempo, tal cual como lo quería Dua. Cumplió su función.
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