Por Salvador J. Leiva
DZ Deathrays, dúo australiano de dance-punk y garage rock que estuvo presente en el pasado Festival En Órbita vuelve a la carga con un nuevo disco después de cuatro años de espera. El par, conformado por Shane Parsons en voz y guitarra más Simon Ridley en batería que se hicieron famosos por filmar un videoclip donde beben Jägermeister hasta vomitar publican su tercer disco a la fecha, que lleva por nombre ‘Bloody Lovely’.
En esta nueva aventura sónica de los de Brisbane podemos encontrar crudeza e inmediatez a la par, como cualquier dúo compuesto de una guitarra y una batería, pero con un guiño más heavy a lo que comúnmente se denomina garage rock. Un ejemplo claro al sonido del dúo podrían ser sus compatriotas The Vines, que en su debut del 2002 llamado ‘Highly Evolved’ demostraron más de una notable canción pesada que pudo haber influenciado a los mismos Dz Deathrays.
En términos de canción nos encontramos con una aceitada máquina de riffs en la inicial ‘Shred for Summer’ y ‘Guillotine’ encontrada a la mitad de la placa; una potencia instrumental desorbitante en ‘Total Meltdown’ y también una similitud bastante notoria en el riff principal de la canción ‘Feeling Good, Feeling Great’ con ‘World Wide Suicide’, canción de más ni menos que Pearl Jam, registrada en su disco homónimo del año 2006.
El factor de la melodía vocal interpretando lo mismo que la guitarra logra maravillas en ‘Like People’ y en menor medida ‘Over It’, logrando además uno de los coros más recordables de la placa en la primera. ‘High’ viene siendo quizá la canción más accesible del largaduración, realizando la misma fórmula guitarra + voz = melodía en un sobresaliente coro. Mención aparte a la breve ‘Bad Influence’ que se queda como la canción más pesada del disco.
‘Back and Forth’ vuelve a recargar los oídos con severos riffs más voces raspadas e incluso gritadas, mientras que ‘Afterglow’ destaca por los notables efectos de pedal que Parsons despliega a través de la canción. El cierre con ‘Witchcraft Pt. II’ tiene un cameo melódico a la canción ‘Sabotage’ de los extintos Beastie Boys que suena un tanto extraño, pero a la vez evocador.
Entretención punk, crudeza y distorsión directa al hueso: Los oceánicos Shane Parsons y Simon Ridley hacen un disco que podría gustarte si estás en búsqueda de música nueva y enérgica que pueda sacudir tu cabeza. La juventud de DZ Deathrays siempre es un punto a favor: siendo éste su tercer álbum, pareciera que todo lo que hemos escuchado es sólo la punta del iceberg. A esperar entonces que más nos tienen para ofrecer a futuro éstos garage-rockers de Australia.