«Es descomunal, con exuberantes temas de baile y toda una nueva gama sonora», advierte Beck Hansen, mundialmente conocido como ‘Beck‘. El objetivo: su próximo álbum, uno que ya desde 2015 dio sus primeros pasos, debiendo postergarse por asuntos de producción. La fecha: desconocida, pero al menos hoy existe una mediana firmeza; será en la primavera norteamericana, entre los meses de abril y junio.
Así lo reveló el compositor, adelantando que estamos ante piezas ‘sencillas, edificantes y galvanizadoras. A donde el espíritu te mueve, ese tipo de sentimientos que son los más difíciles’. Una clara evolución en cuanto al folk acústico en sintonía al rock que venía puliendo desde comienzos del nuevo milenio.
«Este nuevo disco lo he centrado en ese sentimiento. En el más fácil de fracasar. O salir por un lado poco sincero o por otro lado bastante trillado. ¿Sabe?, existe esa línea fina entre lo trivial y tan sólo la verdad. Y esa fina línea entre generar una gran conmoción y un montón de movimiento, y la verdadera alegría no adulterada», cuenta a T Magazine del New York Times.
«Es mucho más fácil salir y estar muy deprimido. Hay un montón de cosas que te obligan en la cultura a lo miserable, y sólo hay unos pocos que producirán verdadera felicidad. Como en la comedia, en el sentido de que es difícil porque sólo ciertas cosas van a hacerte reír. Creo que está más cerca de nuestra naturaleza infantil, que la cultura, por muchas razones, desalentará o aplastará. A no ser que madures fuera de ella de otras maneras», agrega, como bien consigna PyD.
El camaleónico músico tardó más de tres años en producir este registro; y es que tras alzar el Grammy a mejor disco del año, entró en una crisis de identidad, una que sólo su productor Greg Kurstin (Sia, Adele), ayudó a solucionarla, y su grata experiencia en vivo junto a Julian Casablancas y compañía en el festival británico Hyde Park, donde eligió la orientación sonora de su trabajo: energía y alegría.
«Era una noche de verano y la gente tiene sus manos en alto. Fue una cosa en común, de celebración. Yo quería trasladar eso al estudio, ese tipo de energía o alegría. La cosa que hace que te despiertes un poco. Hay un sustrato para una gran cantidad de las canciones. Canciones dentro de otras canciones, estribillos que se convierten en puentes. No está lejos de la forma en que hice mi primer par de discos», explica a Rolling Stone.
Recordemos que recientemente Beck se sumó a la fiebre del vinilo reeditando toda su obra —exceptuando Morning Phase— en este formato. Odelay, Sea Change, Guero, Mellow Gold, Mutations, Midnight Vultures, The Information y Modern Guilt están ya disponibles.
En la obra del artista de origen norteamericano, encontramos melodías sinceras y desnudas en código folk, así como trabajos de heterogénea disposición sonora, lírica en base al flujo de conciencia, riqueza en texturas al desarrollar collages que mixturan el rock, el pop, el folk, el blues, el country, la psicodelia, el funk, el easy listening, el noise, el rap o el jazz, por decir unos cuantos estilos que alea de manera sorprendente, como explica AC.
A mediados de los años 80 comenzó a actuar en locales de la ciudad californiana y a grabar sus primeras producciones caseras, como el demo The Banjo Story. En Nueva York, se había impulsado el movimiento anti-folk, una serie de artistas que intenta reavivar esta música tradicional, esencialmente acústica, con actitudes punk. Beck, como muchos otros, entre otros, Jeff Lewis, Adam Green, Ben Kweller o Regina Spektor, se apuntó a esta corriente.
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