Alice Glass aparecía entre una reinante oscuridad con una botella de Jack Daniels en la mano izquierda. Virtió su contenido en boca y los beats comenzaron a sonar como si de un viaje interestelar se tratase. Al otro lado del escenario estaba Ethan Kath que en silencio construía con una perfección de arquitecto los paisajes sonoros de un show sumamente disímil: problemas en sonido, expresados en la voz de su vocalista, empeñaron una presentación casi perfecta. Así fue el último show de Crystal Castles en Chile, esto en el marco del festival Lollapalooza 2013. A más de tres años de dicho suceso, el actual panorama del conjunto asoma como una anarquía en reconstrucción.
La citada cantante tuvo varios roces creativos con su par de los sintetizadores, ocasionando su salida inmeadiata. ¿Disolución? En lo absoluto; Ethan, de origen canadiense, reclutó a Edith Frances para el proyecto. Incluso participó en dos temas de la próxima producción del conjunto: Frail y Deicide. Una reconstrucción sonora y de imagen que tendrá su prueba de fuego en los próximos meses cuando ambos presenten la nueva formación de Crystal Castiles, una que llegará a nuestro continente.
Esta semana los creadores de Vanished confirmaron su retorno a suelo nacional. Él se materializará el próximo 28 de mayo en el Teatro la Cúpula junto a Omar Souleyman. Entradas a la venta por sistema PuntoTicket con los siguientes valores: $22.000 preventa limitada (500 tickets); y $25.000 general.
En la ocasión el conjunto aprovechará de mostrar parte de su cuarta producción; la primera desde la salida de Alice Glass. Estará disponible a fines del presente semestre y contó con la mezcla de Lexxx. Cabe destacar que Edith Frances mostró una estética similar a la de Alice Glass.
Derecho a réplica
Curiosamente en la misma semana que Crystal Castles confirmó una decena de fechas alrededor del mundo, la renunciada cantante canadiense rompió el silencio y se refirió a su salida en conversación con Dazed: «En la mayor parte de mi carrera tuve conflictos. Me gustaba ir al escenario y mostrar esa parte enfadada y agresiva de mí misma. Era una expresión de mi frustración y desesperación. Para mí fue una manera de comunicar lo que estaba pasando sin tener que explicar nada fuera del escenario, porque yo no quería ser vista como alguien vulnerable. Era una manera de contenerme cuando en mi vida personal sentía que mis sentimientos no estaban siendo respetados. Fue profundamente miserable».
«Me sentí como si estuviera mintiendo a mis fans a pesar de que mi manera de hablar era la expresión más honesta que tenía a mi disposición en ese momento. Ahora me siento como si estuviera finalmente aprendiendo a usar mi voz», concluyó.
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