Franz Ferdinand es de esos pocos grupos que han tenido más presentaciones en tierra nacional que álbumes de larga duración. Con dos shows en solitario, dos participaciones en festivales y una presentación de apertura, el ahora quinteto escocés ha cosechado con los años una relación progresiva con el país. Cosa que coronaron la noche pasada con un espectacular concierto en el Teatro Caupolicán.
A eso de las nueve de la noche cinco figuras se asomaron por el piso del escenario. Cinco adultos británicos con instrumentos sobre sus dedos y pasión en sus uñas. Al frente de sus pies un público expectante y explosivo. Sin más preámbulos las armonías disco-electrónicas de “Glimpse of Love” se asomaron impactando de golpe con los ánimos de los hambrientos auditores. El carismático perfil del líder Alex Kapranos impregnaba cada nota que pasaba por sus cuerdas vocales. Y con dulces pasos de baile se movía cual rey sobre su pueblo.
Muchos fanáticos pueden encontrarse en un punto medio respecto a la última producción de la banda: “Always Ascending”. No obstante, al poner los acordes en vivo brindan de personalidad cada melodía que tengan en la yema de sus dedos. Cortes como “Finally” encontraron versiones demoledoras sobre la escena. Y junto a ello es que la participación de Dino Bardot y Julian Corrie se ganaron su lugar ante un público que la última vez que había visto al grupo había sido con otra formación. Muchos de los reparos que se pueden encontrar en la quinta producción del grupo se ven balanceadas ante el fulminante sonido de la banda en conjunto y el dulce carisma de sus integrantes.
No pasó mucho tiempo antes que cortes clásicos como “No You Girls” y “Do You Want To” empezaran a aparecer. Siendo temas que radican en el núcleo de la memoria de cualquiera que haya estado dispuesto a pagar una entrada por los escoceses, confirmaron su lugar en la historia de la banda con tremendas interpretaciones de parte de sus compositores. La participación del público fue un punto clave en establecer una relación tan sentimental que elevara los deseos del grupo a dar una presentación aún más potente. Cada vez que Kapranos pedía algo, recibía una retribución inmediata. Cual maestro viendo a sus discípulos aprender.
Un gran trozo de la torta se lo llevaron los temas del nuevo LP. Sin embargo, la banda dejó lugar en su setlist para canciones como “Shopping for Blood”. Este tema en particular tiene una conexión especial entre la banda y el país. Y por lo mismo, en cada presentación que han hecho en solitario se han dado el lujo de tocarla, aún cuando no radique dentro de sus canciones más populares. El que no sea un corte común en sus presentaciones solo sazona más lo deliciosa que es la relación de la banda con este segmento de tierra.
Al lado derecho se posicionó el bajista Bob Hardy con un tímido aunque sólido trabajo sobre su instrumento de cuatro cuerdas. En cortes de estilo más cercano al disco mostró un verdadero manejo de su habilidad. Con hipnóticas líneas siendo desplegadas desde sus dedos hasta los parlantes. Atrás Paul Thompson guardó un bajo perfil, no siendo esto en desmedro para nada de su capacidad como interprete. Los magníficos pulsos fueron clave en seguir un ritmo que fuera tan bailable como agresivo.
Cortes áltamente populares y adictivos no faltaron. La emblemática “Take Me Out” se vio casi cerrado el primer bloque junto a una psicodélica interpretación de “Ulysses”. El íntimo contexto que el Caupolicán ofrece intensifica momentos que en otros escenarios se prestarían solo para estribillos coreables. Cuando los primeros acordes del corte que puso el nombre de Franz Ferdinand sobre el mapa empezó a sonar, el piso tembló junto a la histeria del momento. Con los años el quinteto no ha hecho más que pulir sus presentaciones y casi pareciera que estamos frente a la mejor versión de lo que la banda es capaz de hacer.
Ya cerrando la presentación Kapranos complació a sus seguidores e introdujo un tema que -según admitió- no se encontraba en la lista: “Outsiders”. Con esto calentó los motores para un desenlace que solo pudo estar a altura de un show de este calibre. “This Fire” se extendió por ciclos mientras el líder cantaba “I’m gonna burn the city”. Y junto a los últimos demoledores sonidos de las guitarras que se encontraban sobre la escena, se despidieron de este país nuevamente. Solo para dejarnos deseando más y más.
A este punto de la historia es sencillo entrever que Franz Ferdinand no se encuentran en la cúspide que estaban cuando sus hits dominaban las listas de éxitos. Sin embargo, si la popularidad no ha florecido, sí ha sido su excelsa figura artística. Con un líder tan carismático moviendo los hilos de la presentación, es realmente difícil pensar que uno pudiera romper el hechizo que parecían haber puesto sobre nuestras mentes.
En falta de un escenario más grande, la banda encontró una instancia emocionalmente personal para dejar la marca de un cálido abrazo en nuestras espaldas. Los escoceses no solo están siempre mejorando, están ascendiendo a ser una de las mejores agrupaciones en dar una presentación en vivo. El legado de un grupo tan artístico como bailable. Un archiduque con toda la historia tras su espalda.
Setlist:
- Glimpse of Love
- Lazy Boys
- No You Girls
- Do You Want To
- Walk Away
- Paper Cages
- The Dark of the Matinée
- Lucid Dreams
- Feel the Love Go
- Love Illumination
- Finally
- Shopping for Blood
- Michael
- Take Me Out
- Ulysses
- Slow Don’t Kill Me Slow
- Always Ascending
- Outsiders
- The Fallen
- This Fire