En la web existen artículos que sin duda alguna merecen ser rescatados, re-publicados, dados a conocer por el enorme interés que provocan sin importar de donde provengan ni en que año fueron puestos en linea. Acá un ejemplo; entrevista con Tom Hansen cortesía Andrea Valentini vía Noisey Mexico. ¿Quién es Tom? Aquí su historia contada de manera exquisita por él y la buena de Andrea:
Seattle, años ochenta. Estamos en la cuna de una escena musical que va a explotar en tan sólo unos años para convertirse en un fenómeno global: el grunge. Aquí, entre conciertos y días lluviosos, pasa sus días Tom Hansen, quien toca en algunas bandas de punk con poca fortuna (Fartz, Refuzors…) y en general la pasa bastante bien. Tom es un tipo que suele meterse en problemas. Fue adoptado cuando era chico (sus padres biológicos son una leyenda menor del arte americano, el pintor Jack Stangle, y una de sus muchas parejas sexuales – los rumores dicen que era una prostituta) y en un momento fue skater semi-profesional. La familia que lo adoptó es amorosa y cuadrada, pero nunca pudieron ponerlo en línea —y la muerte de su padre adoptivo en un accidente de trabajo no ayudó. La entrada al maravilloso mundo del consumo de heroína y la adicción es casi automática y, para mantener los requerimientos diarios de adicción, rápidamente se convierte en un negocio.
Así es como Tom, en la víspera de la explosión del grunge, ya es una especie de estrella de rock en el mundo del narcotráfico en Seattle. En poco tiempo, se convierte en el dealer de las estrellas o las futuras estrellas. Él conoce a todos o a la mayoría de los que están en la escena musical, habiendo convivido con ellos bastante en años y momentos menos glamurosos. Y todo el mundo sabe acerca de él, su fiabilidad y profesionalidad como dealer. En pocas palabras, es el mejor. En su cartera de clientes hay nombres de la talla de Mark Lanegan, Kurt Cobain, Layne Staley… la élite del grunge que está por venir. Una “carrera” que Hansen resumió así en su libro: “Si tomas doce años de vender quince bolsas de heroína al día, serían unos 65,700 delitos criminales por tráfico de drogas, y ese es un estimado bajo. Generé unos cuantos miles de dólares trabajando normalmente, un centenar de dólares como patinador profesional y $85 dólares a lo largo de mis 12 años como artista. Pero mis bolsillos obtuvieron millones de dólares por haber vendido heroína”. Sin embargo, como suele pasar con estas historias, todo se fue al inodoro: su salud se empieza a ir rápidamente al carajo, la policía empieza a sospechar de él, y su cuerpo le deja de responder. Todo termina con un refugio y un largo período de rehabilitación, donde Tom se queda en un estado entre la vida y la muerte; también está el riesgo tangible de que le amputen una extremidad inferior, masacrada por años de inyecciones poco cuidadosas, venas perforadas y condiciones higiénicas absurdas.
Y sin embargo, sale adelante. Sin amputaciones. Empieza a escribir, se inscribe a la universidad y se convierte en… un escritor. Su libro debut es American Junkie, una de las historias más lúcidas y feroces escritas sobre el mundo de la heroína — y que además tiene como complemento el mundo de la música como entorno. En resumen, Tom no es Stephen King, vive solo con un gato en un sótano de Seattle sin calefacción, pero consiguió la redención —a su manera. Tiene muchas historias que contar. Señoras y señores, aquí está Tom Hansen, un antihéroe de nuestros tiempos.
Primero que nada, American Junkie se encuentra completamente agotado (en Amazon lo venden a 100 dólares o más). Me parece un poco extraño, considerando que es un libro reciente y que está bastante bueno, y creo que podría interesarle a una gran cantidad de lectores distintos (fans de la música, fans de los libros sobre drogas, fans de las autobiografías o la no ficción). ¿A qué crees que se dea esto?
Bueno, es una historia larga, y me podría tomar varias páginas escribir sobre ello, porque existen varias razones, pero la principal es que mi editorial pasada quebró; se le acabaron las copias de American Junkie, y como administraron pésimamente su negocio, no pudieron volver a imprimir más copias, pese a que la demanda del público seguía ahí. En cuanto a los distintos tipos de lectores, tienes toda la razón. Sí tiene un interés bastante amplio, y eso fue hecho adrede. Yo quería que el libro pudiera conectar con una gran cantidad de lectores, especialmente gente que nunca se ha drogado, o no ha experimentado una vida en el abismo, en donde uno está completamente comprometido con la heroína y vender drogas. ¿Qué chiste tiene escribir un libro sobre un junkie que sólo lo entiendan otros junkies? Eso me parece muy limitado, y yo quería alcanzar a más personas.
¿Los derechos del libro siguen en manos de la editorial original?
No. Yo soy dueño de los derechos otra vez. Cuando a la editorial se le acabaron las copias, hace como un año, mi manager y yo comenzamos el proceso de obtener los derechos de vuelta, para que pudiéramos volverlo a publicar. Como me debían miles de dólares en regalías, y por lo tanto cayeron en incumplimiento de contrato, fue algo bastante sencillo de hacer. Hemos estado hablando con una nueva editorial sobre volver a editar American Junkie, y espero tener buenas noticias al respecto próximamente.
¿Cuánto tiempo te tomó escribir American Junkie?
Me tomó en total como seis años escribirlo. Lo escribí cuando estaba en la universidad, y como fue mi primer libro hubo mucha prueba y error, tuve que desechar muchas cosas. Escribí capítulos o escenas por algunos años, y una vez que decidí que había una historia y que escogí la estructura de flashbacks, además de cómo comenzaba y cómo terminaba, fue bastante sencillo terminarlo.
Creo que el libro podría adaptarse fácilmente para la pantalla grande, para hacer una película en la onda de The Basketball Diaries, Go, Requiem For A Dream y Drugstore Cowboy. ¿Es eso una posibilidad? ¿Has tenido pláticas al respecto?
Vendí los derechos de la película para cine en el 2012 a Inception Films. Los tipos principales de ahí, Michael Carney y Alex Foard, escribieron un guión increíble, y por eso los escogí. Acaban de terminar de escribir, dirigir y producir Same Kind Of Different As Me para Paramount, y están en el proceso de conseguir financiamiento y tratar de amarrar a un buen actor para que participe en el proyecto. Esperanos que pase algo pronto. Pero con las películas he aprendido que no pasa nada, hasta que algo pasa, y entonces todo pasa bastante rápido. Las películas tienen miles de partes en movimiento, y se tienen que alinear muchas cosas para que puedan crearse. Pero soy optimista. Michael y Alex son grandes tipos, tienen un guión increíble y una gran visión de cómo adaptar el libro a la pantalla grande.
Volví a leer el libro hace poco, unos años después de la primera vez, y pensé que quizá la relación con la escena musical de Seattle lo afectó más de lo que lo benefició. ¿Qué opinas de eso? ¿Crees que la gente estaba buscando chismes y mugre sobre las estrellas del grunge, y en vez de eso obtuvieron un libro crudo, pesado y esclarecedor sobre el mundo de las drogas?
Quizá lo afectó un poco, pero tampoco creo que tanto. He sabido de lectores que empezaron a leerlo sin tener ni idea de qué trataba, y que probablemente pensaron que iba a revelar secretos de ese mundo, y les gustó. Una vez más, busqué que fuera atractivo para todo tipo de personas. He recibido cartas de personas que fueron parte de esa escena, de gente que nunca se ha drogado en su vida, y algunas de las mejores respuestas que he recibido son de parte de médicos profesionales, doctores y enfermeras, que me agradecen por ayudarles a entender mejor a los adictos a la heroína.
Pasemos a los chismes: en American Junkie hablas sobre algunas personas que eventualmente se convirtieron en personajes bastante famosos, pero que en ese entonces tú les vendías droga. ¿Sigues en contacto con algunos de ellos? ¿Cómo fue su reacción sobre el libro —si es que hubo alguna?
Sí. Sigo siendo muy amigo de Mark Lanegan. Le encantó el libro, y fue lo suficientemente amable como para regalarme una cita para promoverlo. Tuve mucho cuidado al escribir sobre esos tipos. Dejé que Mark viera la parte del libro que hablaba sobre él, y la aprobó y estuvo de acuerdo en que era un retrato bastante acertado. Sobre aquellos que no sobrevivieron, Layne Staley y Kurt Cobain, traté de ser también muy cuidadoso y respetuoso. Nunca quise que el libro tratara de revelar “mugre” sobre alguien. Podría haber escrito mucho más sobre gente famosa que conocía en ese entonces, pero no hubiera ayudado en nada al propósito del libro. Por eso no me detuve tanto en esas partes: porque la historia es sobre mí, mi identidad en ese entonces, el junkie y el dealer. La única razón por la que incluí el capítulo sobre Kurt fue para mostrar la increíble diferencia entre él, alguien a quien todo el mundo cree que conoce, y yo, la persona más invisible del mundo.
¿Sigues en contacto con otras personas de la escena musical de Seattle —que hayan sido tus clientes o simplemente otros músicos que conocías de ese entonces?
Claro, soy amigo de Mark Lanegan, Mark Arm de Mudhoney, Duff McKagan. Todos tipos geniales, que hacen cosas increíbles. Me llevo mucho con los tipos que estuvieron en mis bandas de punk. La mayoría de ellos son personas que sobrevivieron a sus demonios y ahora están haciendo cosas interesantes. No tengo mucho en común con aquellos que nunca hicieron nada malo o auto-destructivo.
This Is What We Do, tu segundo libro, es una novela noir, algo completamente distinto a tu debut literario. ¿Quiénes fueron los maestros y autores del noir/pulp/thriller que te influenciaron y que admiras?
Jim Thompson es el Rey. A Hell of a Woman y The Killer Inside Me son piezas maestras no sólo del crimen, pero de la literatura en general. Generalmente no leo mucho de ese género. Podrías decir que This Is What We Do es una mezcla entre Thompson y mis otros favoritos, Graham Greene, Paul Bowles. Bowles en particular fue una influencia. Sus dos novelas más conocidas, The Sheltering Sky y Let It Come Down, son sobre americanos en países extranjeros, que se hayan incapaces de comprender sus entornos y por lo mismo se meten en varios problemas.
Escogiste a Francia como sede de la novela. ¿Alguna vez has estado allí? ¿Por qué Francia?
Sí, pasé un tiempo en París en 2005. Me encantó. Algo que nadie parece haber notado sobre This Is What We Do es que el protagonista, Nethery, básicamente sigue los pasos de Henry Miller en el inicio de la novela. Esos cafés y barrios alrededor de la Place Clichy son donde Miller estaba en la era de Trópico de Cáncer. Pero en general escogí Francia porque era un ambiente extraño para mi protagonista, y porque yo ya había estado allí.
¿Qué piensas de esa novela a dos años de haberla publicado? ¿Estás sarisfecho por cómo quedó? ¿Le cambiarías algo?
En general estoy satisfecho. Estaba bajo presión de la editorial por publicarla. Me hubiera gustado poder dejarla reposar un año o dos más antes de sacarla al mundo. Eso siempre me funciona, terminar un libro y luego dejarlo un rato, después regresar a él y darle los toques finales.
Sé que estás trabajando en un libro nuevo. ¿Me puedes contar algo sobre él?
Tengo una extraña compulsión de hacer algo completamente diferente cada vez. Me encanta cuando un libro me sorprende, así que yo quiero hacer lo mismo, y sorprender a los lectores que esperen más de lo que ya he hecho en el pasado. No puedo revelar el título aún, pero va a ser salvaje, y si existiera un género para este tipo de libro se llamaría Realismo Mágico Punk Rock. Estoy intentando crear algo divertido esta vez. Esta novela está basada en Seattle en 1991, y mis influencias en esta ocasión son mis experiencias personales con la heroína y el vender droga, además de la película Repo Man, así como mis Westerns favoritos, como Once Upon A Time In The West, The Wild Bunch, y Butch Cassidy and The Sundance Kid.
¿Ya sabes por dónde se va a publiar? ¿Ya lo terminaste, o sigues trabajando en él?
Aún no tengo una editorial definida. Va bastante lento hasta ahora. Va a pasar un rato antes de que esté listo. Soy un gran creyente en el hecho de que el mundo no necesita sólo más libros, sino más buenos libros. Así que me voy a tomar lo que me tenga que tomar para que este libro quede como quiero.
¿Tienes una rutina de escritura, o simplemente escribes cuando te llega la inspiración?
No compro esa idea a la que la mayoría de los escritores están suscritos, de que tienes que escribir diario, o necesitan escribir como necesitan respirar, etc. Patrañas. Cada vez que me he forzado a escribir, he deshechado todo lo que he escrito. Yo escribo cuando me siento con ganas de hacerlo. Pueden ser cinco minutos a la media noche, o de 10AM a 6PM. Pero incluso si no escribo nada un día, la idea del libro está viva en mi mente. Una vez que decido la idea sobre el libro, o sobre mezclar géneros que me interesen, o a un personaje en una situación interesante, me quedo como poseído. Hasta que termino el libro. No tengo un proceso exacto para crear un libro. American Junkie fue una serie de piezas que armé después de que decidí dónde empezar y dónde terminar. This Is What We Do fue diferente. Todo lo que tenía ahí cuando empecé a escribir era una idea para poner a un personaje en un entorno extraño, y entonces quise borrar su pasado y ver a dónde iba eso. Existe una idea prevalente hoy en día en el mundo de la ficción de que todo tiene que tener sentido, que el pasado de un personaje dicta su comportamiento futuro. Con Nethery quise vaciarlo de todo eso, historia, experiencias al crecer, y hacer que fuera un recipiente vacío, y el resto del libro es descubrir qué llenaba ese vacío dentro de él.
¿Sigues escuchando música hoy en día? ¿Qué es lo que más te gusta?
Me gustan los 70, probablemente porque es cuando crecí. Me gusta casi todo de ese entonces, Zeppelin, Alice Cooper, KC and The Sunshine Band, jaja. Todo. En ese entonces la música era más espontánea, estaba viva con esta energía increíble. La música hoy en día está demasiado producida, y le quitan toda la vida, el corazón y el alma.
¿Sigues tocando la guitarra? Vi una foto tuya con una Gibson Jr preciosa…
No, estropeé mis manos por todo mi consumo de drogas, ya no puedo tocar. Mis dedos no funcionan bien, me rompí algunos tendones cuando me inyectaba heroína, además de las infecciones, etc. Esa Les Paul Jr. la vendí hace mucho, aunque me gustaban mucho las guitarras. Ya no tengo ninguna, pero mis favoritas fueron una Les Paul Jr. sunburst de 1957 y una Les Paul gold top de 30º aniversario. Tuve ambas por mucho tiempo, probablemente porque nunca las pude romper.