Dicen que los británicos son puntales, ni antes ni después de la hora pactada hay que llegar, se llega en punto a la hora de reunión, pero quizás eso se olvidó la noche del 20 de marzo, en donde la cita estaba pactada a las 21:00 horas, pero el arribo se hizo un cuarto de hora después. Lo anterior fue lo de menos en realidad, el griterío previo a la entrada de Damon Albarn y compañía al escenario comenzó a acrecentarse a medida que las luces se dejaban caer sobre el que alguna vez se hizo famoso junto a Blur.
“M1A1” se encargó de moverle la cabeza a cada uno de los 15 mil asistentes que se hicieron presente en el Movistar Arena, le siguió de manera sistemática “Last Living Souls”, entre la monotonía envolvente que nos entrega en la lírica, se puede apreciar a un Albarn lleno de energía, energía que pronto explotaría con constantes golpes a su pecho y animando de la manera más rítmica que él tiene al público.
La banda virtual comenzó a presentarse de apoco frente a la fanaticada, canción por canción, protagonista por protagonista: 2-D, Nuddle, Murdoc y Russel se hicieron presentes en la pantalla grande, simple y suficiente que encubría a todos los músicos sobre el escenario. Alguno podría decir que se le puede sacar más provecho a una banda virtual como Gorillaz, pero la verdad es que, para un recinto como el Movistar, la ornamentación fue la adecuada. “Tomorrow Comes Today” y “Every Planet We Reach is Dead” hicieron el flashback entre el álbum debut de Gorillaz y su seguidor – Gorillaz (2001) y Demon Days (2005) –, y también le dieron el pase para tocar algo del Humanz (2017).
El reciente disco de Gorillaz – y no el último, ya que se viene otro próximamente este año – es el disco que dividió a la crítica especializada y también a los fanáticos, pero esto tampoco pareció importar en la noche del martes, cuando “Saturnz Barz” se apoderó del ritmo de los que ahí presenciaban el primer show de Gorillaz en Chile.
La noche estuvo cargada de ritmo, en gran parte del show parecía que el recinto se transformaba en una pista de baile, pista que quedaba pequeña frente a tantos cuerpos encauzados en las melodías que Damon y compañía interpretaban. Lo bueno del británico es que no trabaja solo, la colaboración es más que importante en sus trabajos, ejemplo claro es el mismo Humanz que tantas contribuciones tiene. Los chicos de De La Soul – Pos, Dave y Maseo – fueron parte insigne de la noche para cantar canciones emblemáticas como “Feel Good”; Pauline Black por su lado se dio el protagonismo en “Charger” y dio el guiño a Peven Everett para que hiciera bailar en “Strobelite”, tal cual como lo hacen los virtuales de Gorillaz en el vídeo oficial. Little Simz aportó su cuota con “Garage Palace”, Bootie Brown lo hizo en “Dirty Harry”. Antes de estas últimas canciones, hubo espacio para conversar o mejor dicho escuchar a Albarn sobre lo que sigue con Gorillaz: el nuevo álbum.
“Vamos a tocar una nueva canción. No debería decirlo, pero si no le dicen a nadie… se viene un nuevo álbum pronto, yo no he dicho nada” eso fue lo que señaló Albarn antes de tocar una “Hollywood”, la nueva canción.
La jornada estuvo cargada de un griterío ensordecedor y descontrolado, con los virtuales no solo las canciones son lo que la gente espera, también se espera verlos a ellos en las pantallas, a cada uno de ellos siendo parte del show. Tanto las nuevas canciones – que no fueron más de las que se cuentan con los dedos de una mano – como las menos recientes fueron excusa para que los fanáticos gritaran de la manera más eufórica que podían, y es que Gorillaz tiene una batería de canciones pegajosas y que entran fácil al oído y también a los pies.
Ya van unos 20 años desde que Jamie Hewlett y Damon Albarn crearon este ficticio mundo de Gorillaz en donde los estilos musicales se mezclaron con condimentos variados, desde el hip-hop, el brit-pop, el punk, el soul y uno que otro sub género de distintos colores. El resultado es un abanico de canciones que escasas veces se nota por donde se inclinan en cuanto a sonidos se trata, pero que tiene la contextura perfecta para ser degustadas por la audiencia.
“Kids With Guns”, “Clint Eastwood”, “Don’t Get Lost in Heaven” y “Demon Days” se dejaron caer al final del show que ya estaba sobrepasando la hora y media. Y con esta batería de éxitos la experiencia se sentía más que placentera.
Cinco discos de estudio con Gorillaz, un concierto en solitario, dos conciertos con Blur y dos visitas a San Pedro de Atacama son el recuento del lazo que Damon Albarn tiene con Chile. Ahora la interrogante es si que se extenderá este lazó con una segunda visita luego de lanzar el siguiente disco.