En pleno nacimiento de los años 90, dos amigos de la infancia que provenían del otro lado de la cordillera decidieron formar una banda, luego de haberlo intentado con un proyecto más amateur pero igual de apasionado (“Pechugo”). Los toques de soul y funk, mezclados con el rock y hip hop absolutamente latinos, lo marcaron Dante Spinnetta (hijo de “El Flaco”) y Emmanuel Horvilleur, más conocidos como Illya Kuryaki & The Valderramas.
Así, dieron inicio a lo que sería una carrera de éxitos, rodeados de giras y canciones que llegarían a ser parte del inconsciente colectivo hasta hoy. Porque todos recordamos “Abarajáme”, una de las primeras canciones de la banda que se hizo realmente popular y que, hasta hoy, cantamos (y bailamos). El tema fue parte del tercer álbum de la banda, “Chaco” (1995), un éxito desde el comienzo. Luego de no haber superado las expectativas del disco anterior (“Horno para calentar los mares”), “Chaco” vendió cerca de 250 mil copias. 12 años después la revista RollingStones de Argentina lo ubicaría en el puesto 38 de los 100 mejores álbumes del rock argentino.
Los primeros discos de IKAV han sorprendido no tan solo por su letra: una verdadera crítica al turbio sistema policial, la injusticia y sobre todo corrupción de ese entonces (y quizás inspirados en lo que fue el primer periodo presidencial de Carlos Menem, hasta 1995). También han cautivado por sus entretenidos videos clips, muchos de ellos ambientados en la cultura oriental. Tomemos como ejemplo “Abarajáme”: una historia situada en Hong Kong, con símbolos y actuaciones (como las peleas) completamente orientales y con extraños atuendos que marcarían definitivamente la tónica de la banda para sus próximos proyectos audiovisuales.
Creyéndose unos verdaderos Bruce Lee de la época, su estéticase vio influenciada por películas de karate y la moda de los años 70: pantalones pata elefante brillantes, ajustados, harto animal print, petos y sudaderas que acompañaban la melodía funk de muchas de sus canciones. Así, en “Expedición al KlamaHama”, por ejemplo, (de su cuarto disco “Versus”), los amigos bailan su cruda letra con patadas y movimientos de brazos simulando ser karatecas. Esa coreografía, la seguiríamos viendo en varios trabajos posteriores.
Dante y Emmanuel forjaron un matrimonio musical, que se conoció en los años ochenta, rodeados del mundo rockero gracias a sus padres y del cual lograron sobrevivir a los excesos. Un matrimonio que tuvo ocho hijos, el último de ellos nacido este año (“L.H.O.N”). Como muchos de los contratos nupciales, tuvieron problemas y en 2001 se separaron, sin dejar de contar con las colaboraciones, del uno para el otro, en lo que serían sus siguientes años como músicos solistas. Aún así, y sin querer queriendo, los amigos de antaño nunca abandonaron su adoración a las artes marciales, el que se vio reflejado en cada clase de kung fu que daban en los videos clips.
Lo mismo con su devoción por la silueta femenina. La carátula de su disco “Leche” (1999) es el torso desnudo y sudoroso de una mujer y, siguiendo la misma tónica, el disco “Chances” (2012) los muestra sentados entre 11 mujeres semidesnudas. Y, en la mayoría de sus videos clips (por no decir todos) la mujer siempre está presente (con o sin ropa).
Illya Kuryaki & The Valderramas son los futbolistas del funk latino. Porque IllyaKuryaki es un personaje de la serie argentina “Los agentes de C.i.p.o.l”, pero ¿“Valderramas”? Esa melena onda disco, con poder latino, brillante, con grandeza, que se movía con cada pase del jugador colombiano Carlos Valderrama es la mejor representación del funk. Dante y Emmanuel quisieron rescatarla.
Los trasandinos han hecho un excelente partido desde los años 90. Sus pases han ido desde el rock hasta el hip hop, sin dejar nunca de entrenar bajo la estrategia del funk, su eterno DT. Sonidos bailables, críticos, mezcla de sintetizadores y harta percusión han hecho que IKAV hagan un tremendo partido, a pesar de haber pasado a la B en su separación. Sin embargo, hoy vuelven con todo y podremos disfrutar de un tremendo juego el 7 de julio en el Teatro Cariola. Una fiesta que será igual de buena y magistral como un gol de media cancha.
Por Carola Hidalgo.